La identidad de una cultura en cuanto sistema dinámico

La identidad cultural de una esfera dada, teniendo en cuenta su naturaleza sustancial-procesual, no podrá ser entendida de otro modo que como un sistema dinámico «autosostenido» en un entorno del que podrán formar parte otras esferas o sistemas dinámicos, otras culturas. Lo que significa que una cultura, en cuanto reclama una identidad propia, ha de ajustarse a las condiciones universales de los sistemas morfodinámicos, dado que la energía consumida en el proceso ha de tomarse forzosamente del entorno; un entorno que, en el desarrollo histórico de la humanidad, llega a ser el planeta íntegro. La importancia crítica de este planteamiento la ciframos, sin embargo, en la luz reductora que él arroja sobre ciertas concepciones antropológicas de la cultura de índole materialista (tanto del materialismo histórico como del materialismo cultural) o funcionalista. En efecto, podremos concluir que estas concepciones de la cultura -y en particular las que implican una distinción en las culturas entre una capa básica y una capa superestructura!- lejos de penetrar en la raíz de la morfología específica de las culturas (de la unidad de las categorías culturales tales como arte, religión, política, etc) lo que nos ofrecen viene a ser una concepción genérica (termodinámica, por ejemplo) no por ello menos esencial pero sí distorsionada por su pretensión de presentarse como una teoría de la morfología específica de la cultura. De hecho estas teorías se reducen a ser una clasificación de una enumeración empírica de las categorías, agrupadas en dos clases: básicas y superestructurales.

En todo caso, la distinción entre base y superestructura incorpora oscuramente la distinción entre un entorno termodinámico y las morfologías alimentadas por él, llamadas «superestructurales», atendiendo a su dependencia existencial y energética de la capa básica. La distorsión llega hasta el extremo de hacer aparecer a las superestructuras como «emanadas» de la capa básica, siendo así que ésta pide ser considerada ya como parte interna de la morfología de la cultura de referencia, aun cuando sea parte interna «interfacial» con el entorno termodinámico. Es una capa basal a través de la cual el sistema capta energía del entorno, pero la capta a través del «análisis» que el sistema haya podido hacer de ese entorno desde sus propias categorías (por tanto, desde su misma superestructura). Por ello, la capa basal tiene más de raíz que de mero soporte (Aufbau, de Marx) de una construcción ulterior; la raíz de un árbol, en efecto, no es tanto aquello en lo que el árbol se apoya, ni tampoco aquello de lo que se origina, sino aquello que la semilla «envía hacia las profundidades» a fin de poder extraer de ellas, según su estructura, los principios vitales que, por otro lado, también extrae del aire por las hojas. Una cultura, en cuanto sistema morfodinámico que mantiene su independencia y autonomía frente a otros sistemas morfodinámicos que lo contienen a su vez como parte de su entorno habrá de desarrollar también una «membrana» o capa cortical capaz de resistir las agresiones de un entorno en el que figuran otros sistemas dinámicos. En cierto modo, por tanto, el entorno envuelve a la esfera tanto por su capa basal como por su capa cortical, aunque de distinta manera (una diversidad que podría representarse, en alguna medida, mediante la diferenciación de un medio exterior y un medio interno análoga a la que Claude Bernard atribuyó a ios organismos superiores). El «cuerpo» de la esfera cultural sería en cierto modo una capa conjuntiva a través de la cual podrían tener lugar las conexiones «autosostenidas» entre la capa basal y la capa cortical. En cualquier caso, la identidad cultural de una esfera, cualquiera que fuera su parámetro, sólo podría alcanzar una efectividad sustancial-procesual cuando sus capas basales, conjuntivas y corticales, suficientemente diferenciadas, estuvieran autososteniéndose en equilibrio morfodinámico durante un intervalo indefinido.

Es fundamental tener en cuenta, sin embargo, que tanto la morfología de la capa basai como la de la capa cortical y la de la conjuntiva han de considerarse como constitutivas de la identidad cultural de referencia. No entraremos aquí en el análisis de la funcionalidad atribuible a las diferentes partes atributivas de una cultura en términos de sus tres capas. En el caso de que una cultura asuma la forma de una sociedad política, es decir, en el caso en el cual la identidad cultural de un pueblo asuma la forma política de un Estado, la capa basai incluirá toda la industria extractora, así como el sistema de comercio exterior; la capa cortical incluirá principalmente la estructura militar y diplomática y «todo lo demás» podría ser asignado al cuerpo conjuntivo. 61 Además, según la importancia o peso relativo que cada capa sustancial pueda alcanzar en el sostenimiento de la identidad cultural de una esfera dada (de acuerdo con su volumen, entorno, etc) podrían distinguirse tres tipos primarios de identidades culturales, a saber, las identidades culturales de signo preferentemente basai (centradas en torno a la producción extractiva, como es propio de culturas primitivas pero también de culturas imperialistas en ciertas fases de su curso), las identidades culturales de signo cortical (culturas militaristas, pueblos depredadores, «pueblos jinetes») y las identidades culturales de signo conjuntivo, signo que les asignaremos no porque ellas hayan podido eliminar las capas cortical y basai, sino porque éstas pueden funcionar en un nivel de desarrollo comparativamente menor al que alcanzan las otras capas del cuerpo de la esfera.

El mito de la cultura
titlepage.xhtml
sec_0001.xhtml
sec_0002.xhtml
sec_0003.xhtml
sec_0004.xhtml
sec_0005.xhtml
sec_0006.xhtml
sec_0007.xhtml
sec_0008.xhtml
sec_0009.xhtml
sec_0010.xhtml
sec_0011.xhtml
sec_0012.xhtml
sec_0013.xhtml
sec_0014.xhtml
sec_0015.xhtml
sec_0016.xhtml
sec_0017.xhtml
sec_0018.xhtml
sec_0019.xhtml
sec_0020.xhtml
sec_0021.xhtml
sec_0022.xhtml
sec_0023.xhtml
sec_0024.xhtml
sec_0025.xhtml
sec_0026.xhtml
sec_0027.xhtml
sec_0028.xhtml
sec_0029.xhtml
sec_0030.xhtml
sec_0031.xhtml
sec_0032.xhtml
sec_0033.xhtml
sec_0034.xhtml
sec_0035.xhtml
sec_0036.xhtml
sec_0037.xhtml
sec_0038.xhtml
sec_0039.xhtml
sec_0040.xhtml
sec_0041.xhtml
sec_0042.xhtml
sec_0043.xhtml
sec_0044.xhtml
sec_0045.xhtml
sec_0046.xhtml
sec_0047.xhtml
sec_0048.xhtml
sec_0049.xhtml
sec_0050.xhtml
sec_0051.xhtml
sec_0052.xhtml
sec_0053.xhtml
sec_0054.xhtml
sec_0055.xhtml
sec_0056.xhtml
sec_0057.xhtml
sec_0058.xhtml
sec_0059.xhtml
sec_0060.xhtml
sec_0061.xhtml
sec_0062.xhtml
sec_0063.xhtml
sec_0064.xhtml
sec_0065.xhtml
sec_0066.xhtml
sec_0067.xhtml
sec_0068.xhtml
sec_0069.xhtml
sec_0070.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_000.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_001.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_002.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_003.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_004.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_005.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_006.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_007.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_008.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_009.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_010.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_011.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_012.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_013.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_014.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_015.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_016.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_017.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_018.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_019.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_020.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_021.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_022.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_023.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_024.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_025.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_026.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_027.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_028.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_029.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_030.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_031.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_032.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_033.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_034.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_035.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_036.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_037.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_038.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_039.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_040.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_041.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_042.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_043.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_044.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_045.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_046.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_047.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_048.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_049.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_050.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_051.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_052.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_053.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_054.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_055.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_056.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_057.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_058.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_059.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_060.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_061.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_062.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_063.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_064.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_065.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_066.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_067.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_068.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_069.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_070.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_071.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_072.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_073.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_074.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_075.xhtml