DE ALGUNAS MUJERES

La luisianesa

PRÓXIMO a terminar mis recopilaciones, y dirigiendo la vista en mi derredor veo algunas mujeres que he olvidado involuntariamente: ángeles agrupados al pie de mi cuadro, apoyándose en el marco para mirar el fin de mi vida.

He encontrado en otro tiempo algunas mujeres diferentemente conocidas o célebres. Las mujeres han cambiado hoy de condiciones; ¿valen más o menos? es muy natural que me incline a lo pasado; pero lo pasado está envuelto en un vapor en el que los objetos toman un tinte agradable y por lo regular engañoso. Mi juventud, a la que no puedo volver, me parece mi abuela; me acuerdo apenas de ella y me alegraría verla otra vez.

Una luisianesa me llegó del Meschacebé; he creído reconocer en ella la virgen de los últimos amores. Celestina me ha escrito muchas cartas que podrían tener la fecha de la Luna de las flores; me ha mostrado además varios fragmentos de memorias compuestas por ella en las sábanas de la Alabama. Algún tiempo después, Celestina me escribió que estaba ocupada en un traje para su presentación en la corte de Felipe; yo me vestí de nuevo mi piel de oso. Celestina se ha cambiado en cocodrilo del pozo de las Floridas: el cielo le conceda paz y amores todo el tiempo que estas cosas pueden durar.

Madama Tastu.

Hay personas que interponiéndose entre nosotros y lo pasado, impiden que los recuerdos lleguen a nuestra memoria, y hay otras que se mezclan desde luego a todo lo que hemos sido. Mad. Tastu produce este último efecto. Su estilo es natural, y ha abandonado la jerigonza gaula a los que creen se rejuvenecen ocultándose en las casacas de nuestros abuelos. Favorino decía a un romano que imitaba el latín de las Doce Tablas:

«¿Quieres hablar con la madre de Evandro?»

Toda vez que acabo de mencionar la antigüedad, diré algunas palabras acerca de las mujeres de sus pueblos, descendiendo en la escala hasta nuestros días.

Las mujeres griegas han celebrado algunas veces la filosofía, pero con mayor frecuencia han seguido otra divinidad: Safo es la inmortal sibila de Gnido. Ignórase lo que hizo Corina después de haber vencido a Píndaro. Aspasia enseño a amar a Sócrates.

«Sócrates, sé dócil a mis lecciones. Llénate del entusiasmo poético, pues con su poderoso encanto lograrás atraerte el objeto que amas; con el sonido de la lira lo encadenarás, llevando hasta su corazón por medio de su oído la perfecta imagen de la pasión.»

El soplo de las musas, pasando sobre las mujeres romanas sin inspirarlas, vino a reanimar la nación de Clovis, todavía en su infancia. La lengua de oyl tuvo a María de Francia; la lengua de oc a la dama de Die, que en su castillo de Vaucluse se quejaba de un amigo cruel.

«Quisiera saber, mi gentil y hermoso amigo, por qué me eres tan cruel y tan agreste.»

Per que m'etz vos tan fers, ni tan salvatge.

La edad media trasmitió estos cantos al renacimiento. Luisa Labé decía:

Oh! si j'etois en ce beau sein ravie

De ceiui-la pour lequel vais mourant!

Memorias de ultratumba Tomo V
titlepage.xhtml
sec_0001.xhtml
sec_0002_split_000.xhtml
sec_0002_split_001.xhtml
sec_0002_split_002.xhtml
sec_0002_split_003.xhtml
sec_0002_split_004.xhtml
sec_0003.xhtml
sec_0004.xhtml
sec_0005.xhtml
sec_0006.xhtml
sec_0007_split_000.xhtml
sec_0007_split_001.xhtml
sec_0007_split_002.xhtml
sec_0007_split_003.xhtml
sec_0007_split_004.xhtml
sec_0007_split_005.xhtml
sec_0007_split_006.xhtml
sec_0007_split_007.xhtml
sec_0007_split_008.xhtml
sec_0008_split_000.xhtml
sec_0008_split_001.xhtml
sec_0008_split_002.xhtml
sec_0009.xhtml
sec_0010_split_000.xhtml
sec_0010_split_001.xhtml
sec_0011.xhtml
sec_0012.xhtml
sec_0013.xhtml
sec_0014.xhtml
sec_0015_split_000.xhtml
sec_0015_split_001.xhtml
sec_0016.xhtml
sec_0017.xhtml
sec_0018.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_000.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_001.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_002.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_003.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_004.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_005.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_006.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_007.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_008.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_009.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_010.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_011.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_012.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_013.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_014.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_015.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_016.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_017.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_018.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_019.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_020.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_021.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_022.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_023.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_024.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_025.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_026.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_027.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_028.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_029.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_030.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_031.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_032.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_033.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_034.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_035.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_036.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_037.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_038.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_039.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_040.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_041.xhtml