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Pero se echa aquí de menos el cielo de Italia; el sol está bajo y blanco; aquellas aldeas sembradas con tal profusión, no son esos pueblos de la Romania que protegen las obras maestras de las artes ocultas debajo de ellos; con solo arañar la tierra, esta labor hace brotar como una espiga de trigo, alguna maravilla del cincel antiguo.
Sentí al estar en Donawerth el haber llegado demasiado tarde para gozar de una espesa perspectiva del Danubio. El lunes 21 igual aspecto presentaba el paisaje; pero el suelo no es tan bueno y los aldeanos parecen más pobres. Empiézanse a ver montes de pinos y colinas. La selva Hercyniana llegaba hasta aquí, y los árboles, cuya singular descripción nos dejó Plinio, fueron destruidos por generaciones sepultadas ahora por seculares encinas.
Cuando Trajano echó un puente sobre el Danubio, la Italia oyó por la vez primera el nombre tan fatal al mundo antiguo, el nombre de los godos. Abriose el camino a hordas de salvajes que marcharon al saqueo de Roma. Los hunos y su Atila construyeron sus palacios de madera enfrente del Coliseo, a orillas del río rival del Rin, y como el enemigo del Tíber. Las hordas de Alarico atravesaron el Danubio en 376 para derribar el imperio griego civilizado, por el mismo sitio que le pasaron los rusos en 1828 con el designio de derribar el imperio bárbaro asentado sobre los restos de la Grecia. ¿Habría adivinado Trajano que llegaría un día en que se estableciese una civilización de nueva especie allende los Alpes, en los confines del río que él había casi descubierto? El Danubio, que nace en la selva, va a morir en el mar Negro. ¿En dónde se halla su principal manantial? en el patio de un barón alemán, el cual emplea la náyade en lavar su ropa blanca. Habiendo tratado un geógrafo de negar el hecho le puso pleito el noble propietario alemán; habiéndose resuelto por sentencia del tribunal que el manantial del Danubio se hallaba en el palacio del referido barón, y no podía estar en otra parte. ¡Cuántos siglos han sido necesarios para llegar desde los errores de Ptolomeo a esta importante verdad! Tácito hace descender el Danubio del monte Abnoba, montis Abnoke. Pero los barones hermonduros, cheruscos, marcomanos y quados, que son las autoridades en que se apoya el historiador romano, no eran tan entendidos como nuestro barón alemán. Eudorono sabía tanto cuando le hacia yo viajar en las embocaduras del Ister, adonde el Euxino, según Racine, debía llevar a Mitridatos en dos días. «Habiendo pasado el Ister junto a su embocadura, descubrí un sepulcro de piedra, sobre el cual crecía un laurel. Arranqué la yerba que cubría algunas letras latinas, y pronto pude leer este primer verso de las elegías de un infortunado poeta.
«Mon livre, vousirez a Rome, et vousirez a Rome ans moi