4.

Pero se echa aquí de menos el cielo de Italia; el sol está bajo y blanco; aquellas aldeas sembradas con tal profusión, no son esos pueblos de la Romania que protegen las obras maestras de las artes ocultas debajo de ellos; con solo arañar la tierra, esta labor hace brotar como una espiga de trigo, alguna maravilla del cincel antiguo.

Sentí al estar en Donawerth el haber llegado demasiado tarde para gozar de una espesa perspectiva del Danubio. El lunes 21 igual aspecto presentaba el paisaje; pero el suelo no es tan bueno y los aldeanos parecen más pobres. Empiézanse a ver montes de pinos y colinas. La selva Hercyniana llegaba hasta aquí, y los árboles, cuya singular descripción nos dejó Plinio, fueron destruidos por generaciones sepultadas ahora por seculares encinas.

Cuando Trajano echó un puente sobre el Danubio, la Italia oyó por la vez primera el nombre tan fatal al mundo antiguo, el nombre de los godos. Abriose el camino a hordas de salvajes que marcharon al saqueo de Roma. Los hunos y su Atila construyeron sus palacios de madera enfrente del Coliseo, a orillas del río rival del Rin, y como el enemigo del Tíber. Las hordas de Alarico atravesaron el Danubio en 376 para derribar el imperio griego civilizado, por el mismo sitio que le pasaron los rusos en 1828 con el designio de derribar el imperio bárbaro asentado sobre los restos de la Grecia. ¿Habría adivinado Trajano que llegaría un día en que se estableciese una civilización de nueva especie allende los Alpes, en los confines del río que él había casi descubierto? El Danubio, que nace en la selva, va a morir en el mar Negro. ¿En dónde se halla su principal manantial? en el patio de un barón alemán, el cual emplea la náyade en lavar su ropa blanca. Habiendo tratado un geógrafo de negar el hecho le puso pleito el noble propietario alemán; habiéndose resuelto por sentencia del tribunal que el manantial del Danubio se hallaba en el palacio del referido barón, y no podía estar en otra parte. ¡Cuántos siglos han sido necesarios para llegar desde los errores de Ptolomeo a esta importante verdad! Tácito hace descender el Danubio del monte Abnoba, montis Abnoke. Pero los barones hermonduros, cheruscos, marcomanos y quados, que son las autoridades en que se apoya el historiador romano, no eran tan entendidos como nuestro barón alemán. Eudorono sabía tanto cuando le hacia yo viajar en las embocaduras del Ister, adonde el Euxino, según Racine, debía llevar a Mitridatos en dos días. «Habiendo pasado el Ister junto a su embocadura, descubrí un sepulcro de piedra, sobre el cual crecía un laurel. Arranqué la yerba que cubría algunas letras latinas, y pronto pude leer este primer verso de las elegías de un infortunado poeta.

«Mon livre, vousirez a Rome, et vousirez a Rome ans moi

Memorias de ultratumba Tomo V
titlepage.xhtml
sec_0001.xhtml
sec_0002_split_000.xhtml
sec_0002_split_001.xhtml
sec_0002_split_002.xhtml
sec_0002_split_003.xhtml
sec_0002_split_004.xhtml
sec_0003.xhtml
sec_0004.xhtml
sec_0005.xhtml
sec_0006.xhtml
sec_0007_split_000.xhtml
sec_0007_split_001.xhtml
sec_0007_split_002.xhtml
sec_0007_split_003.xhtml
sec_0007_split_004.xhtml
sec_0007_split_005.xhtml
sec_0007_split_006.xhtml
sec_0007_split_007.xhtml
sec_0007_split_008.xhtml
sec_0008_split_000.xhtml
sec_0008_split_001.xhtml
sec_0008_split_002.xhtml
sec_0009.xhtml
sec_0010_split_000.xhtml
sec_0010_split_001.xhtml
sec_0011.xhtml
sec_0012.xhtml
sec_0013.xhtml
sec_0014.xhtml
sec_0015_split_000.xhtml
sec_0015_split_001.xhtml
sec_0016.xhtml
sec_0017.xhtml
sec_0018.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_000.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_001.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_002.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_003.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_004.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_005.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_006.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_007.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_008.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_009.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_010.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_011.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_012.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_013.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_014.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_015.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_016.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_017.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_018.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_019.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_020.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_021.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_022.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_023.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_024.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_025.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_026.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_027.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_028.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_029.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_030.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_031.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_032.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_033.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_034.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_035.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_036.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_037.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_038.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_039.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_040.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_041.xhtml