27 Oh! ¡de qué extraño modo soy tratado en materia de amores, puesto que no me atrevo a pintar la verdad de mis deseos, ni a quejarme a ti de tu propio rigor, ni a pedir lo que tanto he deseado!
Mis ojos, de hoy más, me servirán de lengua para explicarme con más seguridad. Oye, si puedes, con los ojos, lo que con los ojos te digo.
Donosa invención, si se pudiera aprender a hablar con los ojos y con ellos oír la palabra que no nos atrevemos a pronunciar.