22 Recibí de Perigueux el 14 de noviembre la carta siguiente: prescindiendo de mi elogio, ella justifica los hechos que he relaciónado.
Perigeaux, 10 noviembre de 1833.
«Señor Vizconde:
«No puedo resistir al deseo de manifestar todo el presar que experimenté el luues 28 de octubre cuando me anunciaron vuestra ausencia. Me presentó en vuestra casa solo por tenerel honor de rendiros mis homenages y conversar algunos momentos a quien he consagrado toda mi admiración. Precisado a volver a marchar de París, adonde quizá no debo volver mas, hubiera sido muy dulce para mí veros de nuevo. Cuando a pesar de la medianía de la fortuna de, mi familia emprondí el viaje de Praga, contaba en el número de mis esperanzas la de touer el honor de hacerme conocer de vos. Y sin embargo, señor vizconde, esa esperanza se me frustró, pues no pude varos: yo era uno de los ocho jóvenes que encontrásteis a media noche en Schlau, cerca de Praga. Llegábamos después de haber sido por espacio de cinco boras mortales, victimas de la intriga que después nos revelaron. Aquel encuentro, ensomejante lugar y a tal hora tiene algo de estraño, y no se borrará jamás de mi memoria, ni menos las imágenes de aquel a quien la Francia realista debe los mayores servicios.
«Soy con la mayor consideración etc..
«P. G. Joles Determes.»