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Esa misma noche, un hombre se ocultaba en las sombras. Iba cargando con un gran paquete envuelto en una gran sábana echado sobre los hombros. A pesar de lo sospechoso de sus actos, las pocas personas que se encontraban en la calle a las cinco de la mañana no vieron nada de extraño en ver a un hombre solitario cargar una gran bolsa en mitad de la calle Alfonso XII, en dirección a la Puerta de Alcalá. A su derecha, se mostraba majestuoso, pero a su vez misterioso y sumido en la oscuridad, el parque del buen Retiro.
Cuando el hombre se encontró en la Plaza de la Independencia, cesó en sus pasos y contempló maravillado la obra de arte realizada por Francesco Sabatini, Francisco Gutiérrez, Arribas y Roberto Michel. La puerta de Alcalá, una obra de arte de estilo Neoclásico. Una de las cinco antiguas puertas reales que daban acceso a la cuidad de Madrid. En la actualidad, es una puerta monumental que se encuentra junto a la fuente de Cibeles y las puertas del Parque del buen Retiro. Es una obra similar a los arcos de triunfo romanos. Es el primero construido en Europa tras la caída del Imperio romano. Este arco de triunfo se divide en tres cuerpos, siendo el central más alto que sus dos laterales. Y a su vez, se reparte en cinco vanos: tres con arco de medio punto y dos laterales con arcos adintelados.
Jerónimo se introdujo en la bóveda de cañón central y soltó el cuerpo sin vida de Daniel Benítez envuelto en sábanas. Después, abrió el gran trozo de tela y comenzó a sacar de él el cadáver de otro búho que tenía preparado. Restregó los dedos con la sangre del animal y escribió: «Cave Cave Dus Videt».
Finalmente se alejó del lugar saliendo por la parte este y observó satisfecho el fuste del sátiro donde las sombras se prolongaban de manera fantasmagórica. El hombre pensó que más que la cabeza de un ser mitológico, parecía la del mismísimo diablo.