IV
—¡Duing! ¡Duing! ¡Duing! —continuó emitiendo el controlador mental.
—Bueno. ¿Pero es que White se ha vuelto tonto? —pensó jocosamente—. ¡White! —llamó por el micro. White no respondió—. Deja eso —le insistió—. ¡Está prohibido!...
White cerraba más su tenacilla azul...
...Intentó quebrar la planta. Pero no consiguió hacerlo porque una tremenda descarga energética, emitida por el presunto vegetal, le hizo gritar de pánico; le arrojó al suelo, convulsionado, prisionero de extrañas reacciones. Y luego las flores, como droseras cuando atrapan, cerraron sus corolas, se contrajeron y largos tallos carnosos reptando hundiéronse bajo el polvo, igual que culebras escapando. El dimensionauta quedó respirando agitadamente; fija la mirada en el cristal de la escafandra, incapacitado, en una grotesca posición yacente...