III
...Hallar una flor en un lugar como aquél, o algo que se le pareciera, representaba para el espíritu un golpe de vitalidad... White la miró con fijeza, en realidad experimentaba un vivo deseo de mirarla con fijeza...
—Preciosa. Muy bonita...
Aunque las ordenanzas lo prohibían con artículos tajantes y duros de expresión, se hizo el propósito de arrancar una y llevársela a su dulce Marisa que había quedado llorosa muy lejos, esperando con Luisito en brazos, como una antigua costera diciendo adiós al intrépido pescador aventurero, de siempre incierto futuro.
Las flores eran similares a grandes girasoles de tronco grueso y escamoso con pétalos de arteciopelada alcachofa. Su atractivo era casi mágico, ineludible. Por todo, el fatigado andante, maravillado, alargó su brazo armado de tenazas y sujetó el cáliz de una... para quebrarla...