38

—Manolo, me cago en diez, ¿qué quieres? ¿Acabarte el bar tú solo?

—Hola, Vicente. Estoy digiriendo las penas.

—Venga, hombre, que nunca hay para tanto. Oye, ¿tú sabes dónde puedo encontrar a Gerardo Vives? Su móvil no da ni señal. Así llevo toda la...

—Muerto.

—¿El móvil? Coño, ¿y no se puede comprar otro o qué?

—Gerardo Vives ha muerto.

—¡¿Qué me dices?!

—Hace dos horas.

—Pero no puede ser...

—De un ataque al corazón.

—Cojones, el maldito corazón. Si hay algo que no soporto es una muerte repentina de alguien que no se lo merece. Lo siento, Manolo. Sé que eras su amigo, no solo su abogado. ¡Vaya trago! Su esposa debe de estar destrozada...

—Literalmente.

—Claro, claro, no es para menos.

—Muerta.

—¡¿Qué?! Pero..., pero si hablé con ella hace nada, dos o tres días, y estaba estupenda... ¿Qué ha pasado?

—Un accidente de tráfico. No ha sido la única. Todavía es confuso, pero dicen que las señales de carriles reversibles de la autovía han fallado, y es como si ella y unos cuantos más circulasen en sentido contrario. Ha muerto de camino al hospital. Han llamado a Gerardo y, al parecer, la impresión ha sido demasiado fuerte. No lo ha soportado. Por eso estoy bebiendo.

—Pero me cago en la leche, ¿qué se han muerto, los dos esta tarde?

—Ella antes de las tres, y él poco después.

—Pero tenían hijos, ¿no?

—Dos, Ignacio y Begoña. Todavía no los han localizado. Por eso lo sé yo. En el despacho de Gerardo, la secretaria, al no encontrar a nadie más, ha decidido llamarme.

—Sí que lo siento.

—Una desgracia. Doble. ¿Quieres tomar algo?

—Pon, Manolo, pon. Total, para lo asqueroso de esta vida...

—Hostia, Vicente, ¿no has oído como una explosión?

—¿Una explosión? Pues no. Solo faltaría eso, coño. Que estaban dando por la radio no sé qué de una intoxicación de unos niños que estaban de excursión...

—¿Tampoco ahora, Vicente? ¿No has notado nada?

—Nada, hombre, nada. Las paredes del círculo, que son muy gruesas. Pero no me hagas caso, que cada vez noto menos cosas y hasta pierdo la memoria. Ya no sé a quién conozco y a quién no. ¿Tú has oído hablar de un tal López?

Fin