ZAPATITOS DE CHAROL, NI PARA EL AGUA NI PARA EL SOL
Después de un artículo publicado en un medio de comunicación en el que se informaba o, mejor dicho, especulaba que el Papa Benedicto XVI vestía de Prada, en concreto sobre sus zapatos rojos, todo se vino abajo cuando se desveló la verdad —aquello de que la realidad no te estropee un buen titular—. Los mocasines rojos pontificios son hechos por un artesano de Novara que se llama Adriano Stefanelli, quien confecciona el calzado de Benedicto XVI desde que fue elegido Papa y quien se los arregla —e incluso parece que también le ha hecho un par— es Antonio Arellano, un zapatero peruano que en 1998 abandonó su tierra para establecerse en Roma en busca de un futuro mejor. Cuando todavía era el cardenal Joseph Ratzinger, comenzó a utilizar los servicios de Arellano y luego, ya como Benedicto XVI, siguió haciéndolo.
El hecho de que el Papa use una marca concreta de ropa, zapatos, gafas… es una campaña de marketing brutal, pero una cosa es que la utilice y otra, muy distinta, que la publicite. Dudo mucho que, a fecha de hoy, un Papa se prestase a servir como soporte publicitario y también que alguna marca se atreviese a utilizar su imagen para una campaña publicitaria.
Si volvemos a los zapatitos de charol que, aunque ya he dicho que son de cuero, me permito la licencia de llamarlos así porque por su brillantez me los recuerdan, el rojo simplemente hace referencia al color del calzado de los Reyes de Roma. En la Roma monárquica, los distintivos de los reyes eran 12 lictores portando las fasces (30 varas varadas unidas con una cinta de cuero rojo formando un cilindro que sujeta un hacha en su interior), el derecho a sentarse en la silla curul —a modo de trono—, la toga púrpura, el calzado rojo y la diadema plateada. Por otra parte, durante la República, estaba el Pontifex Maximus, la máxima autoridad religiosa que, como ya he dicho antes, con la llegada del emperador Augusto se asoció a la dignidad imperial. El cristianismo fue legalizado por el emperador Constantino I el Grande en el siglo IV y, posteriormente, cuando se convirtió en la religión oficial del estado, el Papa pasó a denominarse Pontifex Maximus, recuperando la figura de la máxima autoridad religiosa y aprobando el uso del calzado rojo. Otros muchos Papas utilizaron ese mismo color para su calzado antes que Benedicto XVI… otra cosa es la intensidad del rojo.