LOS MÁS REZAN CON LOS MISMOS LABIOS QUE USAN PARA MENTIR
Supongo que la mentira es el más piadoso de todos de los pecados, incluso hay mentiras piadosas, pero de ahí a mentirle al Papa en su propia cara… sólo podría hacerlo un imprudente o alguien con mucha determinación.
Armand-Jean du Plessis era hijo del Gran Preboste de Francia al servicio de la Corona, pero cuando sólo tenía cinco años su padre murió luchando. Como compensación, Enrique III, Rey de Francia, cedió a la familia el obispado de Luçon, puesto que ocupó su tío. La familia decidió que ArmandJean, aunque sin ninguna vocación por las armas, ingresase en la Academia Militar. Por aquella época, y supongo que por compartir la ropa con algún compañero que no por acostarse con una señorita, tuvo que ser tratado de gonorrea. Tras la muerte del último obispo, un tío abuelo, se propuso a Alphonse, hermano mayor de Armand-Jean, pero se negó a ocupar aquel cargo por considerarlo opulento y ocioso… se retiró a un convento de cartujos. No podían permitirse perder aquel puesto, y mucho menos las rentas que generaba, así que se propuso a Armand-Jean. El problema es que no contaba con la edad mínima para ocupar el puesto. Aun así, en 1606, Enrique IV lo nombró obispo de Luçon y le ordenó viajar a Roma para que el Papa Paulo V le concediese una dispensa.
Viajó a Roma y se presentó al Papa. Éste, le preguntó:
¿Tienes la edad requerida para ser obispo?
Armand-Jean le contestó que sí. Ya consagrado le pidió al Papa que le otorgará la absolución por mentirle.
—¿Qué mentira? —le preguntó el Sumo Pontífice.
—Físicamente no tengo la edad suficiente, pero espiritualmente tengo edad para ser obispo y más.
El Papa se sintió engañado, pero ya lo había consagrado y decidió absolverlo. Cuando el joven se marchó, comentó a los cardenales que allí estaban:
Este joven será un gran mafioso (más o menos).
Y qué razón tenía… Armand-Jean du Plessis no fue otro que Richelieu, Cardenal y Primer Ministro de Francia.