LA BATALLA QUE ENFRENTÓ A FRANCO Y PABLO VI
Durante los años de la dictadura de Franco, ocuparon el trono de San Pedro tres Papas: Pío XII, Juan XXIII y Pablo VI.
Con Pío XII, las relaciones con Franco eran de dos jóvenes enamorados que no podían vivir el uno sin el otro; de hecho, el 7 de junio de 1941 se firmó un Convenio entre la Santa Sede y el Gobierno de España, ratificado en el Concordato entre la Santa Sede y España de 27 de agosto de 1953. Con la firma del Concordato, España reconocía a la Religión Católica, Apostólica y Romana como la única de la Nación española; la libertad e independencia de la jurisdicción eclesiástica; el privilegio de fuero y exención del servicio militar para sacerdotes y seminaristas; exenciones fiscales y sustento económico de la Iglesia (sus miembros, iglesias, colegios, seminarios…); la enseñanza religiosa en los centros educativos; el restablecimiento del Tribunal de Rota para las causas matrimoniales de nulidad y sigue, y sigue, y sigue… Y a cambio de todo esto, algunas migajas y, sobre todo, la potestad para nombrar obispos (ya reconocido en el convenio de 1941).
Con Juan XXIII, siguieron los días de vino y rosas… hasta que convocó el Concilio Vaticano II. Se inició en 1962 pero Juan XXIII fallecía un año más tarde. Ese mismo año se nombró Papa a Pablo VI y éste fue el que llevó a la práctica las resoluciones emanadas de dicho concilio en lo referente a las relaciones entre los Estados y la Iglesia de mutua independencia. Y aquí se lió la cosa…
Pablo VI solicitó a Franco que renunciase voluntariamente al derecho reconocido de nombrar los obispos, pero se encontró con la negativa del dictador. En aquellos momentos, el poder de la Iglesia en cualquier ámbito de la sociedad española era total y controlar a los pastores que guiaban al rebaño era un privilegio que no iba a perder. Ante la negativa de Franco, Pablo VI ofreció una visita a España… nada iba a cambiar el parecer del dictador. Así que, estuvieron más de veinte años de morros y el Papa decidió esperar a que el Todopoderoso tuviese el detalle de llevarse a Franco antes que a él y, así, poder negociar con el siguiente. El 20 de noviembre de 1975 fallecía Franco.
El 10 de julio de 1976, el Rey de España, Juan Carlos I, envió una carta a Pablo VI en la que le comunicaba su intención de no utilizar el privilegio de nombrar los obispos dentro del conjunto de las nuevas relaciones del Estado español y la Santa Sede. Y parece que el Papa tenía prisa, porque el 28 de julio de ese mismo año se firmaba un nuevo acuerdo en el que la Santa Sede recuperaba el privilegio de nombrar a los obispos y ésta renunciaba al privilegio de fuero que daba un estatus especial a los clérigos en caso de delito.