DRÁCULA, EL GRAN ALIADO DEL PAPA
Visto que, a pesar de los rezos y súplicas, el cometa no cayó sobre los turcos, el Papa Pío II reunió a los representantes de la cristiandad en el Concilio de Mantua (1459) para convocar una nueva cruzada contra los turcos que, desde la toma de Constantinopla, avanzaban por Europa. El llamamiento fue recibido con indiferencia por los líderes europeos, con la excepción de Matías Corvino, rey de Hungría, y Vlad III, príncipe de Valaquia, también conocido como Vlad Tepes, Vlad el Empalador… o Drácula. Gracias a la novela Drácula (1897) de Bram Stoker y a la película de 1992 de Francis Ford Coppola, asociamos Drácula con el príncipe de los vampiros pero el origen de este nombre viene de su padre Vlad II Dracul que fue miembro de la Orden del Dragón (Dracul) fundada para proteger el cristianismo en Europa del Este.
Realmente, tanto Corvino como Vlad tenían a los turcos a las puertas y, lógicamente, eran los más interesados en que prosperase la propuesta; así que, se aliaron. Recibieron del Papa 40 000 ducados para reunir un ejército que detuviese a los turcos. Sintiéndose fuerte, Vlad decidió no pagar el tributo exigido por el sultán Mehmed II (10 000 ducados y 500 muchachos para su ejército de jenízaros) como muestra de vasallaje. El Sultán no pudo consentir aquel desprecio y ordenó asesinarlo. Para ello, el general turco Hazma Bey solicitó reunirse con el príncipe de Valaquia para tratar los términos de un nuevo acuerdo. Vlad, sabiendo que era una trampa, aceptó la propuesta y preparó a sus hombres para tenderles una emboscada. Capturó a la delegación turca y, siguiendo un riguroso orden, los empaló dependiendo de su rango: el de grado más alto en el palo más alto y, así, sucesivamente. Desde ese momento era él quien controlaba la situación, y sin encomendarse al Papa ni a su aliado, decidió seguir adelante.
El grueso del ejército turco esperaba al otro lado del Danubio la orden de atacar cuando el príncipe hubiese sido asesinado, pero fueron sorprendidos y derrotados en medio de la noche por las tropas de Vlad. El resultado de las correrías de Vlad al otro lado del Danubio fue más de 20 000 hombres empalados en un bosque de estacas.
Y el Papa, ¿qué opinaba de este bosque? Pues supongo que tendría que decir que era una masacre pero, por otro lado, Vlad ayudó a mantener a raya a los otomanos y consideraría que el bosque de empalados era un arma psicológica contra los infieles.