LA CRUZADA DE LOS POBRES
Urbano II recibió la visita de un embajador del emperador bizantino Alejo I Comneno pidiéndole ayuda para derrotar a los turcos. El Papa, que vio la oportunidad de unir bajo un mismo estandarte a toda la cristiandad, no sólo prestaría ayuda al emperador sino que una vez recuperado el territorio perdido por los bizantinos, dirigiría —mejor dicho, ordenaría dirigir— sus ejércitos a Tierra Santa para recuperar Jerusalén. Así que, en el Concilio de Clermont (1095), Urbano II hizo un llamamiento a toda cristiandad para luchar contra los infieles bajo el estandarte de la cruz (cruzada) al grito de…
Dios lo quiere.
En esto de mandar a la gente a la guerra, los clérigos no se lo pensaban mucho. Un inciso… En pleno enfrentamiento de Enrique IV de Castilla contra los nobles, el rey estaba en la disyuntiva de atacar o negociar. Lope de Barrientos, obispo de Cuenca y Canciller mayor de Castilla, le aconsejó efusivamente que atacase. El rey le dijo…
Los que no habéis de pelear ni poner las manos en las armas sois muy pródigos en las vidas ajenas. Bien parece que no son vuestros hijos los que han de entrar en pelea ni a vos costaron mucho de criar.
Y volviendo a las cruzadas… Paralelamente a esta primera cruzada oficial, Cruzada de los Príncipes, un ermitaño y un indigente, Pedro y Walter respectivamente, decidieron convocar la suya propia. Estos iluminados de turno, apelando al fervor religioso y a la credulidad de las pobres gentes, recorrieron ciudades, pueblos y campos convocando a campesinos, artesanos, pobres y cualquiera que quisiese unirse a ellos para recuperar Tierra Santa. Lograron convocar a un contingente de 50 000 almas. Con las únicas armas que les podían proporcionar sus diferentes oficios, sin ninguna infraestructura para el abastecimiento y a pie, partieron hacia Tierra Santa. En el mejor de los casos recibían alimentos al paso por los pueblos y, en el peor, lo tomaban en el nombre de Dios. En ocasiones, como en Hungría, tuvieron que enfrentarse a ellos cuando comenzaron a asesinar judíos. Después de una angustiosa marcha —para ellos y para los habitantes de los lugares que atravesaban— y con los efectivos y fuerzas mermadas, consiguieron llegar a Constantinopla donde Alejo I les proporcionaría transporte marítimo. No quisieron seguir los consejos del emperador para esperar a las tropas de la cruzada oficial y… cuando llegaron a Nicea fueron masacrados por los turcos y sólo algunos, entre los que se encontraba Pedro el Ermitaño, consiguieron regresar. Cuando llegaron los cruzados de verdad se embarcó con ellos y pudo ver cómo conquistaban Jerusalén en 1099. Los iluminados de turno siempre han sido muy peligrosos…