EL FUNERAL ALEMÁN

Los alemanes sacan las entrañas de los cadáveres de sus caballeros de alto rango, si mueren en el extranjero, y dejan el resto del cuerpo hervir mucho tiempo en las calderas. La carne, los tendones y los cartílagos los separan de los huesos. Lo huesos los lavan en vino perfumado y espolvorean con especias, y luego los llevan de vuelta a casa.

Así explica el historiador italiano Boncompagno da Signa en el siglo XIII en qué consistía el funeral alemán (Mos Teutonicus). Esta práctica era habitual entre los cruzados cuando morían en Tierra Santa. Dada la imposibilidad de poder llevar el cuerpo incorrupto al lugar de origen del caballero, le extraían el corazón y lo enterraban en algún lugar sagrado, luego descuartizaban el resto del cuerpo y lo ponían a hervir durante varias horas para quedarse únicamente con los huesos. De esta forma, se podían transportar fácilmente y llevárselos a sus familiares para darles sepultura.

Hasta que la Iglesia, en este caso el Papa Bonifacio VIII, dijo hasta aquí hemos llegado. En 1300, promulgó al bula De Sepulturis prohibiendo, bajo pena de excomunión, descuartizar y hervir cuerpos para separar los huesos y la carne. Parece lógico pensar que iba encaminada a prohibir esta práctica concreta pero se interpretó como que la Iglesia prohibía la disección de cuerpos… un varapalo para el estudio anatómico. Si fue una interpretación errónea o si la Iglesia buscaba eso… vosotros mismos.

Y dándole la vuelta a la tortilla, tenemos el caso contrario… cuando se envió un corazón a Tierra Santa. Es la historia de Braveheart, sobrenombre erróneamente atribuido a William Wallace por la película de Mel Gibson.

La película, con abundantes licencias artísticas y algún tinte histórico, se basa en el poema épico The Actes and Deidis of the Illustre and Vallyeant Campioun Schir William Wallace escrito por Blind Harry alrededor de 1470 y que posteriormente se popularizó con la adaptación del poeta William Hamilton en 1722. Del William Wallace histórico sabemos que fue un plebeyo con cierta educación, que se levantó contra la ocupación inglesa y los derrotó en 1297 en la batalla del Puente de Stirling, que al año siguiente sería derrotado por Eduardo I en la batalla de Falkirk y que tras regresar de Francia fue capturado y descuartizado. Fin del Wallace histórico… y de la película. Y aquí, cuando termina la película, comienza la leyenda del verdadero Braveheart… Robert Bruce.

Después de una guerra de guerrillas contra los ingleses, y tras haberse coronado Rey de Escocia como Robert I, lideró a los escoceses para derrotar a Eduardo II en batalla de Bannockburn en 1314. La victoria de Escocia fue completa y, aunque el pleno reconocimiento de la independencia de Escocia no se logró hasta 1328 con la firma del Tratado de Edimburgo-Northampton, la posición de Robert Bruce como rey se había reforzado. Poco tiempo pudo disfrutar de tan preciado tesoro… un año más tarde fallecía. En su lecho de muerte, no se sabe si como penitencia por todos sus pecados o por no haber podido cumplir su deseo de luchar en una Cruzada, obligó a jurar a sir James Douglas que «en el momento en el que muriese, arrancase su corazón y lo llevase a Tierra Santa…». Mientras el cuerpo de Robert Bruce era enterrado en la abadía de Dunfermline —en 1818 su cuerpo fue exhumado y se descubrió que tenía las costillas serradas—, Douglas, junto a otros caballeros, partía a Tierra Santa… con el corazón metido en un recipiente de plomo y atado a una cadena. Lamentablemente, por el juramento hecho, sólo pudieron llegar hasta la península ibérica donde se unieron a las fuerzas de Alfonso XI para luchar en Teba (Málaga) contra el rey de Granada.

La superioridad de los musulmanes y el desconocimiento de sus tácticas de ataque sorprendieron a los escoceses. En un momento de la batalla, James Douglas se vio rodeado por el enemigo y, ante su inminente muerte, cogió la cadena que sujetaba el recipiente con el corazón y lo lanzó al grito de:

Adelante corazón valiente [brave heart], yo te seguiré o moriré.

El cuerpo de Douglas y el corazón de Robert fueron repatriados a Escocia para ser enterrados. El corazón de Robert fue enterrado en la abadía de Melrose. En 1921, durante las excavaciones en la abadía de Melrose, se encontró un recipiente de plomo de forma cónica pero se volvió a enterrar. En 1996, se volvió a desenterrar y la Historic Scotland dijo que «era difícil determinar si era o no el corazón de Robert Bruce». El 22 de junio de 1998 se enterró de nuevo en el mismo lugar. Dos días después, durante el aniversario de la victoria de Bruce en Bannockburn, el Secretario de Estado de Escocia descubrió una talla de un corazón entrelazado con la Cruz de San Andrés en el lugar donde se enterró el corazón, en la que se puede leer:

Un corazón noble no puede estar en paz si carece de libertad.

De lo humano y lo divino
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