…se Liberó una Sensación que no Regresó.

...la figura perfecta. Qué irónico.

Abrió los ojos y se sintió como un náufrago. Poco a poco distinguió las formas y pensamientos, el dónde se hallaba, el motivo. El mar en calma tomó forma de lugar estable dentro de una habitación.

Náuseas y un fuerte sabor en la boca. La jeringa contra el suelo era lo último que recordaba.

Cerró los ojos. Lo primero que quiso probar fue intentar emanar el poder. No sucedió nada. Se centró en la mano, pero apenas obedeció al estar escayolada. Siguió esforzándose pero hasta los ojos le pesaron. No sucedió nada, no logró siquiera sentir otro poder. Quizás por fin había dejado de ser una rareza y su vida podía comenzar a ser normal.

Repasó lo acontecido y recordó que la droga alien también servía con sangre mezclada, pero no cualquier sangre: había acertado una vez más en sus suposiciones de genio en la materia. Se tocó la frente, entre aliviada y saturada. Ojalá sí fuese capaz de inventar la aspirina definitiva contra el dolor de cabeza.

Volvió a abrir los ojos y recordó la luz. Analizó y comprendió la habitación de hospital. Notó molestia en su frente y comprendió que era su pelo. Analizó y creyó que había crecido, que el flequillo le tapaba más frente, pero seguía igual. Notó lo mismo en las uñas, al punto de querer cortárselas cuanto antes, aunque se apretó los dedos contra la palma y comprobó que las uñas estaban cortas. Tendría que acostumbrarse.

Movió el cuello. Primero a un lado y luego a otro. Un lado. Otro. En una de esas veces algo ajeno reaccionó e identificó a alguien a su lado, pero su rostro estaba censurado. Se esforzó y logró reconocer a su hermano. Junto a él se concibió el de su hermana.

Recordó lo sucedido.

Elis apartó la mirada. Sus hermanos se alegraron de verla despierta. La pequeña no dijo nada, y esperaron con paciencia a que se decidiera a hablar. Al final lo hizo. Parecieron aliviados al comprobar quién había regresado.

Ella también.

Tras escuchar uno de los sarcasmos de su hermana pequeña, Polo rió por lo bajo. Era una risa de alegría. Elis no vio la gracia, aunque supuso que en aquellos días debió de estar demasiado cambiada.

Hipergirl. Menuda locura tan...

Lejana.

—Papá se va a alegrar mucho de verte —aseguró el hermano.

—Imagino.

Elis se percató y paró. Giró la cabeza con lentitud.

—¿Y mamá?

Polo miró a Holy y tardó en contestar. Sus ojos se movieron nerviosos. Holy por su parte evadió la mirada. Torció el labio.

—Se ha marchado con tu tía Andras para meditar —dijo Polo—. Tardará en volver...

—¿Qué significa...? —Elis se mostró alarmada dentro de su limitado rango de expresiones—. Polo, sé claro, ¿vale?

—Que descansará por un tiempo...

—¡No estoy para las tonterías que se le dicen a los críos!

—¡Es verdad, joder! —Polo apartó la mirada y quedó asqueado—. Está muy enfadada. Al límite.

—Al límite.

A la pequeña le sobrevinieron recuerdos lejanos al escuchar la palabra. Poco a poco fue re-definiéndose y concluyendo motivos.

—Ya hablaré con ella. Que me castigue para siempre si lo desea.

—Te quedas corta.

—Lo sé —se miraron y sonrieron. Sin embargo los ojos quedaron tristes y consecuentes.

—¿Y dónde está papá? —preguntó Elis con calma.

—Con mamá. Se ha ido a llevarla —dijo Holy y suspiró.

La pequeña miró la luz del techo. Le dolían los ojos. Se sintió como si acabara de despertar de un coma, con la rectitud y poca flexibilidad que presenta un cuerpo tumbado tantas horas; tantos días.

—¿Creéis que...? —quiso indagar Elis pero se interrumpió—. No sé, vosotros entendéis mejor del tema.

Polo y Holy se miraron. Fue Polo el que animó:

—Creo que papá se ha obsesionado demasiado en mantener la rara relación con una alien. Ya sabes, algo así de especial es... —se puso nervioso—. En fin...

—Lo siento.

—No te sientas culpable, Elis...

—Me refiero a lo de tu muñeca.

Polo miró su mano donde quedaba un vendaje.

—¿Esto? Bueno, la verdad que te mantienes en forma, enana.

—Así vamos a juego —alzó Elis su mano cubierta—. Sabes que si te pego es con cariño —sonrió sin emoción.

—¿Os peleasteis y no me llamasteis? —dijo Holy apoyándose en los hombros de Polo.

—Calla, celosa —dijo Polo arqueando una ceja.

Rieron y continuaron charlando de banalidades. Sin embargo en el ambiente quedó algo inconcluso del que nadie quiso hablar.

Tras un rato Elis pidió descansar y la dejaron sola. No durmió, continuó avanzando en los recuerdos con esfuerzo. Poco a poco fue dominando las muletas mentales. El siguiente paso sería recuperarse en lo físico.

Luego —esperando que fuera un por último— tocaría la primera parte del plan.