La respuesta a esas dos preguntas la encontré en otro anuncio parecido al anterior, publicado también en La Vanguardia casi un año más tarde, el 2 de abril de 1941. Es el segundo pequeño milagro. «En la oficina del Detall de la Comandancia Militar de Marina —dice el anuncio—, se interesa la inmediata presentación de los inscriptos marítimos pertenecientes al reemplazo de 1941 que se citan a continuación, para poder hacerles entrega de sus respectivas cartillas navales»; y a continuación se indican cuatro nombres, el penúltimo de los cuales es —también lo han adivinado— Enrique Marco Batlle. ¿Qué significa esto otro? Significa que, aunque Marco tenía las mejores razones para no presentarse a las autoridades militares, después del primer ultimátum que cité lo había hecho, y que las autoridades militares no habían inquirido por su pasado de anarquista y suboficial republicano o habían inquirido por él pero no lo habían descubierto o lo habían descubierto y no le habían dado importancia, porque la realidad es que Marco no fue víctima de ninguno de los castigos reservados a los republicanos y que su proceso de reclutamiento siguió el cauce previsto por la ley para cualquier ciudadano español. Como tal, y por su edad, a Marco le correspondía ser llamado a filas y empezar a cumplir el servicio militar a lo largo de 1941, y este segundo aviso de La Vanguardia —este segundo ultimátum— prueba que, una vez regularizada su situación, en abril de ese año hacía ya tiempo que las autoridades militares enviaban requerimientos a su domicilio exigiéndole que se presentase en la Comandancia Militar de Marina para recoger la cartilla naval, el carnet del soldado que de manera inminente iba a ingresar en la Marina; también prueba que hasta aquel momento Marco no se había presentado a las autoridades y había obligado, por segunda vez, a la publicación de aquel último recurso antes de declararlo prófugo.

Eso es lo que se desprende, insisto, de los dos ultimátums publicados en La Vanguardia: que, tras regularizar su situación militar en el verano de 1940, en abril de 1941 Marco estaba siendo requerido para que recogiese la documentación que le acreditaba como marinero in pectore, paso previo para incorporarse a filas; o si se prefiere: que Marco era un quinto remolón, pero no incumplidor.