ABOMINACIÓN DIVINA
La libertad con la que trabajamos en el programa no es del agrado de todo el mundo. Y no solo hablo de los políticos. Javier siempre nos ha dejado muy claro que en el programa no nos casamos con nadie, y que desde el respeto, podemos opinar de todo.
Entre los centenares de correos electrónicos que nos llegan cada día, un soñador de Ecuador nos advirtió que había una mujer predicadora en su país que nos estaba criticando duramente. Yo pensaba que sería una zumbada, hasta que me mandó un vídeo que me dejó boquiabierto.
Era una señora de mediana edad, vestida con una túnica, que recitaba homilías delante de unas cuarenta mil personas. Era lo más parecido a un macroconcierto. Esta mujer predicadora era soñadora, nos escuchaba desde Ecuador a través del podcast, y empezó a criticar varios aspectos del programa.
Le molestaba que Alejandra y yo habláramos abiertamente de nuestra homosexualidad —llegó a decir que éramos «abominación»—, que Tamara Falcó utilizara en vano la palabra de Dios y que Michelle González fuera tan materialista. En esto último, estoy de acuerdo con la mujer predicadora. Michelle, la voz más bonita de la radio española, tiene muchas cualidades, pero siempre piensa en hacer negocio.
De hecho, la mujer predicadora y Michelle se lanzaron duras acusaciones en antena, y a mí me empezaron a llegar mensajes muy desagradables de sus fans de Ecuador. Ojalá algún día venga a España y podamos entrevistarla. Respeto a todas las personas, pero no todas las opiniones, así que me encantaría conversar con ella y hacerle ver que teniendo el poder que tiene, debería controlar sus palabras.