EL PROGRAMA FANTASMA
Recuerdo que empezábamos temporada, debía de ser mitad de septiembre, y Javier recibió una llamada de la dirección de la emisora, diciendo que debíamos tener un programa de emergencia por si algún día pasaba algo. Mi cara de sorpresa cuando Javier nos contó esto tuvo que ser espectacular, porque todavía hoy me dicen:
—¡Pon cara de programa fantasma!
Y es que con la tecnología actual, ¡no tiene sentido! Te cuento: nosotros, que habitualmente emitimos desde Barcelona, conectamos con el control central de la emisora que está en Madrid. Esa conexión se realiza de tres formas distintas y es casi imposible que las tres dejen de funcionar a la vez. Si aun así eso pasara, podríamos conectar con cualquier otra emisora de las que hay en España y seguir emitiendo… Pero, bueno, nosotros que somos un equipo disciplinado, nos encerramos en un estudio un sábado por la tarde para grabar el programa fantasma. Un programa que nadie ha escuchado y que pasará a la historia porque nadie lo escuchará. Es de esos que todos recordaremos por las risas que nos pegamos, supongo que por las barbaridades que pudimos llegar a decir sabiendo que no se iba a emitir, y por la cena que nos pegamos todo el equipo después.
Una cena que se convirtió en un espectáculo algo surrealista en el momento en que Sorinas explicó que, por su condición de homosexual, nunca había tocado el pecho de una chica. Una de las amigas invitadas a la cena, toda sorprendida por la confesión de Sorinas, ofreció sus atributos para saciar su curiosidad, y ya tenemos la escena montada: Sorinas tocando teta entre plato y plato.