CARLOS MORENO
Mi lugar de trabajo es el control de sonido, un micromundo rodeado de cristal, donde la música no baja nunca de los ciento veinte decibelios y la temperatura no puede superar nunca los dieciocho grados o me derrito, como los buenos bombones. Desde aquí las cosas se ven de manera diferente a como las ve el resto. Es una posición privilegiada que me permite observarlo todo, y es el lugar idóneo para planear algunas de las bromas más sonadas que han recibido mis compañeros.