MÁLAGA
Cualquier escenario para hacerte unas fotos con compañeros siempre es apropiado, como lo fue ese día en el Ave dirección a Málaga en el que íbamos para hacer un directo del programa. Lo curioso es que a pesar de que estábamos Fernando Alemán, el Langui y yo solos en el vagón apareció en la foto una mano levantada al fondo que quería salir y que finalmente consiguió… Todavía no sabemos cómo.
Estando en Málaga ya instalados, pensé que por qué no aprovechar y hacer una encuesta divertida en la calle para el programa. Fue fenomenal, pero cansado de andar me senté a descansar un rato en un banco. Una señora muy mayor que pasaba por allí, se paró, se acercó a mí y me dio un euro.
—Toma, hijo, cómprate un bocadillo —me dijo.
Al verme con el micro en la mano se pensaría que estaba actuando y pasando la gorra, no sé. Se lo conté al Langui cuando llegué al hotel y me preguntó:
—¿Y al final, qué?
—¿Al final qué de qué? —le contesté.
—Que al final de qué te compraste el bocadillo…
¡En fin!