EL PAQUETE DE LANGUI
Mi primer directo fue en Málaga. Creo que nunca he estado tan nervioso. Entré en el programa como productor, y tenía que controlar los billetes del equipo, la sala del directo, las escaletas para todos, un mago para animar durante las pausas, las comidas con los directores, etc. Todo salió genial, pero después de las tres horas de directo, pensaba que lo peor ya había pasado, y solo tenía ganas de ir a un bar y bebérmelo entero.
Ese día conocí a José Manuel Montilla, Langui, y me chocó mucho su manera de andar. Había hablado con él mil veces a través de la línea de RDSI, pero verle en directo me impactó muchísimo. Le había descubierto viendo El truco del manco, y ahora era mi compañero de curro. #GraciasLyC.
Yo ya me había puesto la chaqueta cuando se me acercó el Langui, y me dijo:
—¿Sorinas, me acompañas al baño?
Mucha fuerza no tengo, pero le agarré del brazo, cruzamos un pasillo eterno y llegamos al baño. Le dije que le esperaba en el bar y el maldito me soltó:
—Oye, ¿pero tú crees que puedo bajarme yo solo la bragueta?
Pensé: «¡Qué pobre!».
Acción-reacción. Me puse a su lado, acerqué mi mano a su paquete, y me gritó:
—¡Déjate, maricón, que era broma!
Mira que soy descarado, pero creo que es la mayor cobra que me han hecho jamás. No se puede ser buena persona. Desde ese día, siempre que coincido con el Langui le propongo ir al baño a hacer petting, pero él nunca ha querido —a ver, no es mi tipo, pero cuando se deja perilla tiene un pase. Y encima es de los más fogosos del equipo—. #¿Braguetazo?