EL DÍA QUE ME CASÉ CON FANI
Suena a tópico decir que somos una familia, pero es verdad. Pasamos tantas horas juntos que compartimos lo bueno y lo no tan bueno. Cuando alguien del equipo lo deja con su pareja, ahí estamos todos para insultar al ex, comer chocolate y esas cosas. Y cuando hay eventos de etiqueta, no nos perdemos ni uno.
Me marcó mucho la boda de Carlos. Era un día muy importante para él y para todos, porque era la primera boda de Levántate y Cárdenas. Fuimos el equipo entero. ¡Cada cosa estaba diseñada al milímetro! Gafas de sol para todos, zapatillas para las chicas, ibuprofenos para la resaca, etc. El caso es que en esa boda solo había dos solteros: Fani y yo.
Después de bailar reggaeton, los solterones salimos a un campo precioso que había al lado del restaurante y nos empezamos a sacar fotos. Fani iba con un vestido morado espectacular. Yo, de traje. Mucho toqueteo, algún beso tonto —exaltación de la amistad— y unas fotos estupendas. Colgué una de ellas en Facebook, y la titulé: «Gracias por este día tan especial». Pensaba que todos mis amigos entenderían que Fani era una amiga.
La sorpresa llegó al cabo de una semana. Unos amigos de mis padres me mandaron una caja de bombones, un sobre con trescientos euros y una carta que ponía: «Felicidades Xavi y Fani, esperamos que seáis muy felices, y que algún día nos presentes a tu mujer». ¡Se pensaban que me había casado! Si te pasara a ti, ¿qué harías? Yo no lo desmentí, y ese dinero nos lo petamos en una cena con el equipo. Brindamos muchas veces por los amigos de mis padres, y por los «no novios» —por cierto, ahora viven en Perú, y supongo que esperarán con ansias la foto de nuestro primer hijo—. #SeñorTenPiedad.