Si un musulmán está combatiendo o se encuentra en zona pagana, no tiene obligación de mostrar una apariencia distinta de la de quienes le rodean. En estas circunstancias, el musulmán puede preferir o ser obligado a parecerse a ellos, a condición de que su actitud suponga un bien religioso, como predicarlos, enterarse de secretos y transmitirlos a musulmanes, evitar un daño o algún otro fin de provecho.
Ahmad ibn Taymiya (1263-1328),
famoso jurista árabe