En nombre del amor

Yo no sabía qué era esto, pues no hubiera permitido que se llegase a lo antiguo, porque hacéis lo que puede haber en otras partes y habéis deshecho lo que era singular en el mundo.

Palabras atribuidas al emperador Carlos I en

el año 1526, a la vista de la catedral cristiana

en el interior de la mezquita de Córdoba,

cuyas obras él mismo había autorizado,
poniendo fin a las disputas entre el cabildo

municipal y el catedralicio acerca de la

conveniencia de su construcción.