56

Timmie corrió hacia ella. Corrió hacia ella por última vez, y la señorita Fellowes le estrechó entre sus brazos por última vez.

Le mantuvo abrazado durante un momento. Atrapó una silla con la punta del pie, la empujó contra la pared y la enderezó.

—No tengas miedo, Timmie.

—No tengo miedo cuando está conmigo, señorita Fellowes. ¿Ese hombre, el hombre de fuera, está enfadado conmigo?

—No. Es que no nos entiende. Timmie, ¿sabes lo que es una madre?

—¿Como la madre de Jerry?

—Bueno… Sí. Como la madre de Jerry. ¿Sabes lo que hace una madre?

—Una madre es una señora que cuida de ti, que te trata muy bien y que hace cosas buenas.

—Exacto. Eso es lo que hace una madre. ¿Alguna vez has querido tener una madre?

Timmie apartó la cabeza para mirarla a la cara. Lentamente, apoyó la mano sobre su mejilla y su pelo y la acarició, tal como ella le había acariciado mucho tiempo antes.

—¿Usted no es mi madre?

—Oh, Timmie.

—¿Está enfadada porque he dicho eso?

—No, claro que no.

—Yo sé que usted se llama señorita Fellowes, pero… pero a veces, la llamo «Madre» por dentro. Como hace Jerry con su madre, pero en voz alta. ¿Está bien que la llame así por dentro?

—Sí. Sí, está bien. No te dejaré nunca y no permitiré que nadie te haga daño. Siempre te cuidaré. Dime madre. Quiero oírlo.

—Madre —dijo Timmie, y apoyó la mejilla contra la suya.

La mujer se levantó y, sin dejar de sujetarle, se subió a la silla.

Recordó lo que Hoskins había dicho sobre los objetos que no estaban sujetos: viajaban en el tiempo con el objeto móvil. Había muchas cosas sujetas en la habitación, pero otras no. Por ejemplo, la silla sobre la que se había subido. Bien, daba igual. La silla se iría. No era importante. Otras cosas también se irían. No sabía cuáles quedarían atrapadas en el campo temporal y cuáles no. No le importaba. No era su problema.

—¡Oiga! —gritó Hoskins desde fuera de la burbuja.

La mujer sonrió. Aferró a Timmie con fuerza, extendió la mano libre y tiró del cordel que colgaba suspendido entre dos anillas.

La Estasis fue perforada y la habitación quedó vacía.