CAPÍTULO 22
Estaba confundida por culpa del beso, no sabía a que había venido,
no entendía el arranque que él había tenido, pero a ella le había trastocado de nuevo su mundo, no podía dejar que le influyera así.
No había podido descansar en toda la noche a pesar del cansancio.
Cada vez que comenzaba a cederle el sueño, veía los ojos de Gonzalo devorándola, y su cuerpo se volvía en contra de ella provocándole el deseo de volverlo a tener cerca.
Sabia que no lo tenía superado, en Londres creía verlo en todos lados y guardaba la secreta esperanza de que él fuera a buscarla, como un caballero andante, a rescatarla de la soledad en que se encontraba a pesar de tener ya muchos amigos.
Necesitaba olvidarse de él, dejarlo de querer, pero ni la distancia, ni el cambio de vida la estaba ayudando.
Cada vez que pensaba en que probablemente en esos momentos estuviera metido en la cama con esa petarda que parecía una barbi, le entraba ganas de vomitar y unos celos que le oprimían el pecho.
Se levanto muy temprano, ya cansada de estar en la cama, se puso ropa de deporte, desayuno, y volvió a cerrar su casa hasta que volviera de nuevo a España.
Cogió el coche y se fue camino de la costa, allí correría un poco por la playa, pasearía y aclararía sus ideas antes de irse a casa de Zoe.
❤❤❤
Después de dejar a Olga no sabia que hacer, volvió a casa de Claudia, necesitaba verla y hablar con ella, pero una vez en su puerta no tuvo el coraje de llamar.
Era absurdo, se estaba volviendo a precipitar, ya lo había estropeado antes, por su necesidad de tenerla en sus brazos le había puesto sobre aviso.
Quizás, como ella había dicho, era mejor esperar a la próxima vez que volviese, y así el poder organizar sus ideas y actuar de forma coherente y que ella no lo rechazara.
Tenía terror a llegar tarde, no debería haber pasado tanto tiempo antes de decidir que ya no quería esconderse más por sus miedos a fracasar en una relación y ahora, podía haber pasado su tren.
Para tranquilizarse, pensaba en la forma en la que ella había respondido a su beso, esa pasión y ese deseo no se podía fingir, ella seguía sintiendo lo mismo.
Pero, ahí estaba Sergio, alguien que parecía más que un simple amigo y por el que ella sentía algo muy especial. Lo primero era saber que había entre ellos y en consecuencia actuar.
Llego de nuevo a su chalet, ya con la mente mas despejada. Llamaría a Sergio y quedaría con él antes de hablar con Claudia.
Con ese propósito para el día siguiente se acostó. No podía dormir, se imaginaba con ella en su cama, a su lado, besándola y haciéndole el amor. Todo su cuerpo se estremecía, estaba contento porque la había visto y pensaba poner solución a su situación, por una vez en su vida, tenía claro a quien quería y que iba a luchar por ella.
Espero a que fuera una hora prudente para llamar a su amigo Jorge, no tenía el teléfono de Sergio y quería solucionar ese tema cuanto antes.
Jorge le dio el teléfono de su hermano y Gonzalo quedo con él en verse a tomar una cerveza antes de comer en una tapería del centro.
Llego pronto y se sentó en una mesa que había en una esquina. Estaba un poco apartada del resto, donde podrían hablar con más intimidad.
No sabía muy bien como platearle sus dudas, en caso de que no hubiera nada entre ellos, no habría problema, pero si por el contrario, tenían una relación, podía quedar como un idiota.
Al poco entro Sergio buscándolo con la mirada, él levanto la mano para indicarle donde estaba y este se dirigió hacia la mesa.
- Hola, buenos días, lo que menos esperaba hoy era tomarme el aperitivo contigo, dijo sonriendo, y que conste que no me molesta, solo me sorprende.
- Hola, la verdad, es que es un poco raro, pero quería hablar de un tema que prefiero tratar en persona, no por teléfono.
- Por supuesto, sin problema, pido, y ya me dices.
Pidieron unas cervezas con unas tapas para picar y después de que se las trajeran, como estaban los dos en silencio Sergio quiso ponérselo un poco más fácil.
- Soy todo oídos, cuando quieras.
- Esto es un poco delicado, y quizás me este metiendo donde no me importa, y quizás no quieras contestarme, que lo entendería, pero me gustaría saber qué tipo de relación hay entre Claudia y tú.
Sergio soltó una carcajada.
- ¿Ese es el tema delicado? Te puedo contestar sin problemas. Somos amigos, muy buenos amigos, pero solo eso, si es lo que te interesa saber. No hay roce, ni atracción de otro tipo, eso quisiéramos nosotros, seria todo mucho más fácil, y se volvió a reír.
- Pues, que quieres que te diga, yo me alegro, aunque por culpa de ello tengáis la vida mas complicada, le sonrió.
- Aunque, por lo que se, a ti, eso te debería dar igual, según ella, pasas.
- No me da igual, nunca he pasado, solo lo he intentado, y ya estoy harto de huir y esconderme, pero primero quería saber vuestra relación, no iba a meterme en medio de una pareja.
- Has sido demasiado considerado, yo en tú caso, si quisiera a una chica que estuviera con otro, pero que yo supiera que me quiere a mí, te aseguro que me metía hasta donde hiciera falta.
- El problema es que se os ve tan bien, con tanta complicidad, que dudaba si seguía queriéndome, dijo mientras agachaba un poco la cabeza y se pasaba las manos por el pelo despeinándoselo.
- Las apariencias desde luego engañan, nunca entendí que vio Claudia en ti para estar tan enamorada. Yo siempre te he visto un poco, bueno, bastante chulo, te daba igual a quien metieras en tu cama, y ahora te veo aquí, nervioso, y hablándome de amor. Si me lo cuentan no me lo creo, le sonrió.
Soltando una carcajada, le respondió.
- Mira quien fue a hablar, un don Juan millonario, que se le relaciona con todas las mujeres entre 20 y 40 años de buen ver del mundo entero, y resulta que convive, se va de viaje, ... con una chica guapísima, y son amigos. Si no lo veo no lo creo, le sonrió, ante la cara de circunstancia y cachondeo del otro.
Siguieron un buen rato más hablando, sobre todo de Claudia, hasta que se dieron cuenta de que el aperitivo, al final se había convertido en comida.
- Creo, que yo voy a pasar ya al café, o vamos a echar aquí el sábado entero, bromeó Gonzalo.
- Si, yo creo que ya he comido bastante, y hemos hablado de más. Solo te falta decirme una cosa. ¿Qué has pensado hacer?, ella no se va a creer las intenciones que llevas, le has hecho muchas veces daño, y está decidida a pasar página a toda costa.
- Me lo imagino. No se, todavía no estoy seguro, pero algo haré y pronto, y puede que te necesite, aunque sólo seas de mero informador, ¿te importa?
- No me importa siempre que vea las cosas claras y tú tengas en cuenta que si la vuelves a fastidiar, te corto las pelotas, y tan amigos, ¿Ok?
- Estoy de acuerdo, y lo entiendo.
❤❤❤
En casa de Zoe estaban emocionados por poder ver a claudia antes de lo que pensaban.
Se habían juntado para comer también sus padres y Olivia, no pararon de preguntarle sobre su vida en Londres y ella les puso al día sobre todo y les contó anécdotas sobre sus primeros días de clase.
Disfrutaron mucho de estar todos juntos de nuevo, se rieron hasta que les dolía la mandíbula y hubo alguna que otra lagrima cuando sus padres se volvieron después de la sobremesa a la cuidad.
Ya solo estaban los jóvenes, y tenían alguna que otra curiosidad más. Habían esperado a que se fueran sus padres para bombardearla.
- Vamos a ver, todo lo que has contado esta muy bien, pero los aquí presentes queremos saber sobre ciertos temas que no has mencionado, se rió Olivia, mientras asentía Zoe y ponía cara de disgusto Pablo.
- ¿Qué temas?, no hay más, dijo haciéndose la tonta.
- Seguro que ha habido algún ingles maravilloso, o un atento español, siempre pendiente de tus necesidades, o ...., comentó como si nada Zoe.
- O.... un español que ha vagado como alma en pena desde que te fuiste y ayer al verte se le ilumino la cara y te secuestro en el talle, puntualizó Pablo.
- Jaja, pues no, en cuestión de amores cero. Los ingleses como amigos bien, pero solo eso, el español atento al que os referís, genial, como un hermano mayor y el alma en pena, estaría así por otras razón, por mi os aseguro que no.
- Déjame decirte, que Gonzalo esta así por ti, y yo su mejor amigo desde hace desmadrado, nunca lo he visto de esa forma, y menos por una mujer.
- Veis lo que queréis, si le hubiera interesado, yo no estaría en Londres, y el prefirió que me fuera, yo creo, que para él fue hasta un alivio.
- Pues, será por eso, que hoy he tenido que despedir a Olga, porque pasa de ti.
- ¿Cómo?, ¿qué has hecho?, le miro con sorpresa Claudia.
- La muy impertinente, me ha llamado esta mañana, para preguntarme quien era la "zorra" que ayer le presente, palabras textuales. Que por su culpa, Gonzalo había pasado de ella, no había aceptado su "invitación" de una copa en su casa, y la había poco menos que tirado del coche, cuando ella estaba segura que de esa noche no pasaba.
- ¿Y la has despedido por el eso?, la miro Pablo alucinado.
- Si la hubieras oído, tú también la habrías despedido, además, que confianza me da una persona que espera liarse con un tío para tener su vida solucionada, y como dijo, en lugar de atender a las niñadas ricas, ser ella la atendida, que asco, ufff.
- Me parece muy fuerte que todavía queden mujeres que caigan tan bajo, Zoe dijo con una mueca de disgusto. Con alguien así, yo tampoco podría trabajar.
- A mi lo que me parece fuerte es que Gonzalo pasara de esa chica que esta babeando por él desde que se conocieron, y todo sea dicho esta que rompe, esta más loco por ti de lo que yo creía, hermanita.
- No sabéis de lo que estáis hablando, la rechazaría por cualquier otra cosa, se habrían liado antes y algo no le gustaría o cualquier cosa. Lo nuestro, vuelvo a repetiros, nunca ha existido, y nunca va a existir, y antes era solo por parte de él, ahora os lo puedo asegurar, por la parte que me toca a mí también.