Se levantó
temprano, quería recoger un poco la casa, que aunque no la había
usado mucho, le hacía falta un pequeño
retoque.
Revisó las comidas que tenía en el
congelador para ver que tenía, para cuando llegaran Silvia y Hugo
con el peque. Vio que había bastantes raciones para 4 de varios
platos, ¡genial!, así no se tenían que complicarse cuando se
quedarán en casa.
Se fue a comprar algunas cosas para
los desayunos, aperitivos, para hacer ensaladas y algo de
fruta.
Como siempre que salía de compras,
acabó comprando flores y los dulces que tanto le
gustaban.
Cuando terminó de organizarlo todo, se
puso un bikini y se bajó con una toalla a la playa. Necesitaba
tomar un poco el sol, su aspecto, entre las noches sin dormir y los
kilos que había adelgazado por no comer bien, no era muy
bueno.
Nada más llegar, se metió en el agua,
estaba bastante fresca, le vino genial, la despejó. Estaba
buenísima, trasparente y calmada, no pudo evitar acordarse del día
que había pasado con Pablo, desde entonces había preferido no
bajar.
Salió, y se tumbó a tomar el sol, era
un placer, no hacía demasiado calor y se estaba muy a gusto, cuando
se dio cuenta hasta se había dormido.
Se incorporó y al mirar al mar, vio a
Pablo y Óscar con las tablas, el corazón le dio un vuelco. ¿Por qué
le afectaba tanto?
Él parecía no haberla visto, pero de
repente Óscar le saludó con la mano, y llegó remando hasta donde
ella estaba, se bajó en la orilla para saludarla. Pablo aunque
había visto a su amigo acercarse, ni se inmutó . Se quedó
esperándolo dentro.
- No tardes o me largo sin ti,
Casanova.
Óscar le sacó el dedo a modo de
contestación.
Zoe, fue a levantarse para darle dos
besos, le temblaban las piernas, pero aparentó que todo estaba
bien.
- Te he echado de menos princesa, ¿tan
mal te he tratado que no quieres ni verme?
- Que va, tú siempre me has tratado
bien, no pudo evitar mirar hacia donde estaba Pablo, lo único es
que he estado un poco liada.
- Pues deslíate y pasa a ver alguna
vez a los amigos, que te echamos de menos, y también miró hacia
donde estaba su amigo.
- Te prometo que un día de estos me
paso, de verdad.
- Pues te esperare impaciente, siempre
da gusto tener a una belleza cerca.
- No tienes remedio, se
rió.
- Creo que me voy antes de que el
capullo aquel se vaya sin mí.
Se volvieron a dar dos besos y se
alejó con la tabla hacia donde estaba Pablo. Este no se volvió a
mirarla.
Tenían que estar a punto de llegar sus
amigos, así que cogió la toalla y volvió a su casa, se bañó en la
piscina y se preparó. Al poco estaban allí.
De golpe, aunque solo eran tres
parecía que había entrado una marabunta.
Empezaron a sacar cosas del coche,
parecía que se iban a quedar a vivir.
Bolsas del bebé, de ropa, de comida,
de accesorios para darle de comer, para bañarlo, la silleta, el
carrito por si se dormía en la calle, la cuna de viaje, un
colchoncito para la cuna, sombrilla para sí llevaban al bebé a la
playa, una piscinita hinchable, porque el agua del mar estaba aun
muy fría,.....
Estaba agotada solo de ver lo que
habían tenido que mover para 3 días.
- Esto lo hacéis, para quitarme
cualquier idea lejana que se me pueda pasar por la cabeza de tener
hijos.
- Jaja, que exagerada eres, no es para
tanto, esto ya lo haces sin darte cuenta.
- Pues, yo me voy a dar cuenta. Anda,
vamos a vuestra habitación a dejar todos estos
chismes.
- Lo de la playa lo dejamos aquí
mismo, y la comida, al pasar, déjala en la cocina, Hugo. No te
importa ¿verdad?
- Claro que no, faltaba más, si a este
pequeñajo lo quiero más que....y empezó a hacerle pedorretas y
darle besos, mientras lo sacaba del autoplay para llevarlo arriba y
Yago no paraba de reírse.
*************************
Ese viernes se levantó como venía
haciendo últimamente bastante temprano, se puso el bañador y se fue
en busca de Óscar.
Ya llevaban unos días quedando para
desayunar y luego salir un rato con las
tablas.
- Hoy, hay cambió de desayuno, el
especial de la casa, es mi preferido y el de
Zoe.
Pablo puso cara de
asco.
- No pongas esa cara que aun no sabes
lo que es, o ¿es por Zoe la cara?, se hizo el tonto. Además, si no
recuerdo mal estos dulces también te encantaban a
ti.
- Ja ja ja, dijo con desgana, si
piensas joderme este día tan estupendo, lo estas
consiguiendo.
- Solo te estaba dando pie por sí
querías hablar de lo que te preocupa con un
amigo.
- Creo que paso, no me preocupa nada,
y lo que quiero es disfrutar de mi desayuno "especial" o
“estrella”, ¿no?, ¿así es cómo lo llamas?, e irme al
agua.
- Perdone usted, si le importunado,
pero si no huyes de nada, ¿por qué no hemos vuelto a ir por
la zona aquella?, señaló a su izquierda, hasta el final del paseo,
era, sino recuerdo mal, la que más te
gustaba.
- Porque me apetecía cambiar, y
tampoco ha surgido.
- Pues hoy, como a ti te da igual, a
mí, me apetece más volver a aquella parte.
- Perfecto, como tú
quieras.
Se tomaron el desayuno, que por
cierto, le encantaba y salieron a pasar un rato en el
agua.
Desde lejos, a Pablo, ya le
pareció que la que estaba tumbada era Zoe, pero no le dijo nada a
su amigo e intentó alejarse, yendo más hacia dentro en esa
parte.
Sin darse cuenta, no le quitaba ojo,
ella estaba tumbada inmóvil, pero así todo le provocaba. Su cuerpo
se activaba, era hasta doloroso verla tan cerca y tan lejos a la
vez.
Óscar desde el principio la había
visto, y se había dado cuenta, que su amigo, no solo la había
visto, sino que también la había analizado, pero se hizo el
loco.
Pablo todo era
separarse de la costa, y a él le parecía genial, con esa excusa,
estarían más tiempo en esa zona, y quizás así él encontrara la
oportunidad de saludar a Zoe.
Se percató que algo pasaba cuando vio
a Pablo apartando la vista rápidamente de ella y ahí fue cuando vio
su momento.
Ella se había incorporado y la saludó
con la mano, por lo visto, también los tenía controlados, entonces
se fue a acercar y avisó a Pablo.
- Vienes, está ahí Zoe, voy a
saludarla.
- No, ve tú, no tengo ganas de salir a
la orilla.
Conforme su amigo se iba acercando,
intentó pasar de mirarla, y se puso a prestar la atención en el
horizonte y las vistas. Se volvió y avisó a
Óscar.
- No tardes o me largo sin ti,
Casanova.
Y siguió haciendo como si le diera
igual, pero veía como se reían y se volvían
mirándolo.
- ¿De qué coño estarán hablando esos
dos?
Se despidieron, con dos besos, que le
hubiera encantado que fueran a él al que se los daba, y mientras
Óscar volvía, vio como ella se marchaba para su
casa.
- Se le notaba más delgada y no había
pasado ni una semana desde la última vez que la vio. Desechó esas
ideas que le pasaban por su cabeza. Definitivamente, no es problema
mío.
Cuando volvió a casa ya se habían
levantado las dos bellas durmientes.
Parecía que se levantaban con las
pilas cargadas, ya estaban planeando y viendo que iban a hacer ese
día, no podían desperdiciar ni un minuto, que ya quedaban menos
vacaciones.
- Habíamos pensado esta noche ir a
cenar a algún lado y Olivia dice que a ella le apetece volver al
chiringuito, que desde el otro día no ha vuelto a ver a Óscar y
antes de irse le gustaría verlo, dijo Claudia poniendo como excusa
a Olivia. Mientras está la atravesaba con la
mirada.
- Ir vosotras, yo lo tengo muy visto,
desayuno y paso un rato todas las mañanas con
él.
- Entonces sin problema, vamos a otro
sitio, dijo Olivia aliviada, al mismo tiempo que recibía una patada
de su prima. Aunque me hacía ilusión que fuéramos los tres,
rectificó.
- De acuerdo, sin problema, me gusta
mucho el sitio, se está muy bien, por vosotras voy donde haga
falta, hasta a ver al plasta de mi amigo.
Claudia sonrió, Olivia no
tanto.
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El día, estaba siendo, totalmente
distinto a los que ella estaba acostumbrada, después de comer, fue
el único momento de paz que hubo en la casa. Mientras el pequeño
dormía la siesta, Hugo se fue con él a descansar y se quedaron las
dos amigas tomándose otro café.
- La verdad, cuando uno está aquí, se
entiende mejor que no quieras salir mucho, aquí parece que no
existe el tiempo, es un verdadero placer.
- Aquí tengo todo lo que necesito y
deseo.
- Bueno, todo, todo. ¿Has vuelto a ver
a Pablo?, igual está aquí este puente ¿no?
- Si lo he visto, más de lo que
hubiera debido y menos de lo que hubiera deseado, y se
rió.
- ¿Cómo?, y... ¿cuándo pensabas
contármelo? Eres una antipática, creía que éramos
amigas.
- Si no hemos tenido ni un momento,
este es el primero que estamos tranquilas.
- Sabes nenita, existen unos
aparatejos que sirven para comunicarse cosas importantes, como
esas, dijo como ofendida.
- Era un poco largo de contar y lioso
para que fuera por teléfono, además, he estado un poco hecha polvo
con el tema y no quería darte la tabarra.
- Creo que justo para eso están las
buenas amigas, si lo llego a saber cojo y me vengo para aquí algún
día.
- Ya lo sé, por esa razón no te quería
molestar, tú tienes tú vida y a Yago, y no te la iba a desmantelar
por una época que tuviera a la baja.
- Pues sabes que me enfada, tú lo
habrías hecho también por mí.
Siendo sinceras, quizás sí debería
haberla llamado, pero no le apetecía mucho airear sus debilidades,
creía que se le pasaría, pensó.
- Bueno, esta vez te lo paso, si me
pones al día sobre todo, pero que sea la última vez. Aunque sabía
que lo hacía por su amiga, se encontraba como si estuviera
traicionándola, sin poderle decir que ya lo sabía casi
todo.
Zoe le contó lo que ya sabía y luego
le añadió, como se había sentido, y lo que luego más fríamente
había pensado.
Silvia la escuchaba. Como le había
dicho a las otras chicas, nunca la había visto tan pillada por
ningún tipo y tan afectada. Quizás, Claudia, con su teoría
descabellada, tenía hasta razón, a lo mejor eran almas
gemelas.
- Sé que es absurdo, una tontería, no
lo conozco tanto tiempo como para que me afecte de esta forma, pero
no sé lo que me pasa con él. Quizás solo ha sido un
calentamiento.
- ¿Por qué no habláis de todo
esto?
- Primero, porque cada vez que hemos
tratado de algún tema así, no ha acabado bien, y segundo, que le
digo, "no salgas corriendo, como yo haría hasta que me escuches. Me
gustas mucho, más que mucho, aunque no lo entiendo". Ya
pensaría del todo, que soy una pirada, que encima quiero
engancharlo, algo que está claro que yo también pensaría, si él me
lo dijera.
- No tienes que ser tan brusca, eso se
dice de otra forma y dentro de un contexto.
- No creo que volvamos a hablar en
nuestra vida, y he llegado a la conclusión, que sería lo
mejor.
- Pero... eso es una tontería, tú
misma has reconocido que te gusta mucho.
- Por eso, ahí está el problema, es
justo lo que no quiero, volverme a complicar la
vida.
Siguieron un buen rato charlando,
Silvia le preguntaba de todo, hasta cosas bastante íntimas, para
ver cómo reaccionaba su amiga. Cada momento que pasaba estaba más
segura, que aunque no entendía como alguien, en tampoco tiempo,
había roto la coraza de Zoe, Pablo lo había conseguido, no solo le
había hecho una fisura, la había hecho añicos muy pequeños.
Esperaba que no pudiera volverla a
reconstruir.
Bajaron los dos dormilones y ya se
entretuvieron con el pequeño y sus necesidades.
Querían bajar un
rato a la playa, antes de que se fuera el sol de la tarde, antes de
que la arena se enfriara.
- Si os parece bien a los dos, esta
noche, me apetecería salir, ir a cenar y a tomar algo, dijo
Silvia.
- Pero y el peque, no tenemos con
quien dejarlo, contestó su amiga.
- Por eso he pensado en ir a alguna
terraza al aire libre que no esté muy lejos, le doy el bibe antes
de salir y ya en el carrito se nos duerme de
camino.
- Parece que mi mujer hoy tiene cuerpo
de fiesta, cuando está así, no te puedes negar, le busca a todo
soluciones.
- No hará fresco para él en la
terraza, seguía Zoe buscando excusas.
- Le pongo la sabanita y la toquilla y
él va encantado y la capucha del cochecito si hace falta. Pero...,
si no te apetece, tranquila, entiendo que no es la forma que tu
sueles salir. Utilizó, un arma rastrera, pero sabía que
efectiva.
- No digas tonterías, no es por eso,
es porque Yago estuviera bien. Yo no tengo problema, me encanta
salir también en ese plan.
- Ya te he advertido, que si a ella le
apetecía salir, no te cansaras, ibas a salir, se rió
Hugo.
- Que tonto que eres, eso no es
verdad, se quejó su mujer.