CAPÍTULO 5

 

 

Ese mismo lunes, por la noche, recibió Claudia, la llamada de un compañero, que había estudiado con ella en la universidad, en su día, habían llegado a ser algo más, pero al final, se habían dado cuenta que se querían mucho, que se llevaban muy bien, pero sólo como amigos, y lo dejaron.

 

Él se había trasladado al poco de acabar la carrera a otra ciudad, y aunque seguían hablando por teléfono, se había visto en contadas ocasiones.

 

Quería verla, iba a pasar un mes de vacaciones con sus padres y le apetecía primero estar unos días con ella.

 

Los dos estaban muy emocionados, tenían muchas ganas de estar juntos, habían quedado el martes. Él se iría a la playa con ella hasta el viernes. Los ratos que ella estuviera trabajando, los aprovecharía, para pasear por la playa o los montes de alrededor.

 

Al día siguiente, se levantó temprano, quería aprovechar el tiempo hasta que por la tarde apareciera Dani. Después de desayunar, se bajaría a la playa a correr un rato, y así más despejada se pondría a pintar, hasta la hora de comer.

 

Cuando estaba saliendo de la ducha después de volver de correr, comenzaron a tocar el timbre, era Zoe.

 

- Buenos días, ¿no acabarás de levantarte?, le preguntaba mientras se acercaba a darle dos besos.

 

- Hola, sonrió, pues más bien no, llevo ya algo más de dos horas, ¿y eso, tú por aquí?, te hacia pegada a un teclado.

 

- He aprovechado un descanso, para  acercarme al pueblo por unas cositas, y ya de paso me he pasado a contarte una buena noticia, de las que siempre dan gusto.

 

- Desembucha, que te estás haciendo la remolona, para ponerme de los nervios.

 

- Silvia y Hugo, han comprado la casita que tenían vista, al final han llegado a un acuerdo con el vendedor. Ya la tienen.

 

- Eso sí es una buena noticia, además, esa casa está muy bonita y da la sensación de que va a ver poco que hacerle, así se podrán instalar casi ya.

 

- Bueno, ese es otro cantar, creo que está muy bien, porque era de una pareja joven y la habían puesto con bastante gusto, y está recién reformada. Han dejado todo, los muebles, los accesorios de cocina, la ropa de cama, de baños,..., todo, todo, pero como Silvia es como es, quiere hacer unos pequeños cambios, para tener más cómoda la habitación de Yago y que las escaleras no estén peligrosas, ni la chimenea que tienen,..., y unas cuantas cosas más que me contó anoche Pablo.

Pero lo mejor, es que el viernes estará aquí de nuevo Gonzalo, ante la cara que puso Claudia, ella siguió, tienen que empezar ya, y para eso, van a estudiar este fin de semana todos los cambios, para que el lunes se ponga todo en marcha. ¿No te alegra?

 

- Claro que me alegro, me hace mucha ilusión que ellos también se vengan para aquí, ¿será para todo el año?, evadió la pregunta aún sabiendo perfectamente por donde iba su cuñada, he intentado disimular que el estómago le había dado un vuelco, creía que de alegría.

 

- No, vendrán los fines de semana y todo el verano, pero no te preguntaba por eso, eso ya sé que te alegra, me refería a que él, esté de nuevo, este fin de semana aquí.

 

- Me alegro por ellos, es su trabajo, pero si te refieres por Gonzalo, a mi eso me afecta poco, yo también tengo que trabajar el fin de semana.

Va a venir un amigo a pasar esta semana, y seguro, que por mucho que quiera me retraso, y puso una cara picara, dando a entender que se lo iba a pasar genial.

Ella sabía que por esos derroteros no iban a ir los tiros con Dani, y ninguno de los dos quería, pero le interesaba que su cuñada llevara ese rumor a su hermano y con un poco de suerte llegara a oídos de Gonzalo. Había que aprovechar cualquier oportunidad que le facilitará su plan.

 

- Ahh, yo creía, que entre tú y Gonzalo había algo, dijo con cara de desilusión.

 

- No hay nada, y si alguna vez hubiera algo, sería un revolcón, nada más, entre él y yo nunca podrá haber nada más, dijo con total convicción, aunque ella esperaba conseguir otra cosa.

 

Esa tarde vino Dani, estaba como siempre, quizás hasta un poco más guapo, si cabía. El paso de los años, le otorgaban a sus rasgos cierta madurez que le sentaba muy bien, aunque sus ojos seguían mostrando esa chispa picara que siempre habían tenido.

 

Durante los días que estuvieron juntos, pasearon por la playa, por el pueblo, hablaron de lo bien que les estaban yendo las cosas, de sus vidas amorosas, él le contó sus fracasos amorosos, ella se sinceró con él y le contó que estaba enamorada de Gonzalo, él ya lo conocía por referencias, omitió contarle los planes que tenía, pero sí que sí después del verano no salían con nada, se iba a seguir con su vida por otros caminos, .... Seguían llevándose y entendiéndose tan bien como siempre, como si no hubieran estado tiempo sin verse.

 

Un día fueron a cenar al chiringuito, se lo presento a Óscar, a este le cayó genial, era muy parecido a él, bromista, divertido, sociable,.., pero no entendía que había entre esos dos, que parecían tan unidos, y sabía que era su ex, después de que ella, le contara que le gustaba mucho Gonzalo.

 

A Zoe, se lo presento, cuando coincidieron paseando por las callejuelas del pueblo, viendo las tiendecitas de artesanía, le pareció un muchacho estupendo, le gusto mucho, pero eso no le hizo mucha gracia, ella ya se había hecho la idea de ver a Claudia con Gonzalo.

Esta, llamo a sus amigas, y se lo contó, todas sufrieron la misma desilusión, aunque estaba claro que era la vida de ella, y no podían meterse, y más teniendo en cuenta que Dani parecía un chico estupendo, y con un carácter que le iba como un guante a Claudia.

 

A Pablo, una noche que vino antes, le explico, que había visto a su hermana con Dani, él ya lo conocía de cuando habían estado juntos y le caía muy bien, algo que todavía hizo que Zoe, perdiera todas sus esperanzas.

 

Ya era viernes, y había pasado el tiempo súper rápido, de todos modos, ella no podía apartar de su cabeza esos ojazos azules y esa sonrisa que le quitaban el aire, y que sabía, pronto volvería a ver.

 

                                                ❤❤❤

 

Durante toda la semana él y su socio no pararon de trabajar, no tenía tiempo ni para pensar.

Los pocos momentos que tenía antes de dormirse, la mente le jugaba la mala pasada de centrarse en el cuerpo de Claudia, en como la había visto hace dos años antes de acabar como lo hicieron, en cómo había vuelto a ser con él la chica risueña, bromista, cariñosa,..., eso no le ayudaba demasiado, le hacía tener la necesidad de volverla a ver, de tenerla de nuevo, de acariciarla, de explorar todo su cuerpo, de estar dentro de ella,..., menos mal, que el cansancio podía con todo y el sueño cedía pronto, sino, se hubiera vuelto loco, su cuerpo pedía a gritos una cosa, a ella, y su lógica, le decía que corriera en dirección contraria.

 

Salió con Pablo, de camino a la playa, el viernes antes de comer, iba a dejar las cosas en la casita que tenían los hermanos y luego comería con ellos, esperaba que también fuera Claudia.

 

- ¿Vamos a comer los tres solos o viene alguien más?

 

Pablo se movió un poco incómodo, había evitado ese tema, porque aunque su amigo lo negaba, él sabía  que estaba más interesado por su hermana de lo que quería admitir. Pero era mejor prepararlo, para lo que se pudiera encontrar.

 

- No tengo ni idea, si te  refieres a Claudia, ha estado un amigo suyo, un ex, esta semana allí con ella y por lo que se, lleva el trabajo bastante retrasado.

 

A Gonzalo le cambió la cara, su amigo lo observaba por el rabillo del ojo, le estaba afectando más de la cuenta, por lo que parecía estaba bastante pillado por ella.

 

- No me refería a ella en concreto, dijo un poco molesto, pero ya que lo dices, si esta allí con un tío, es un poco fuerte que yo me quede este fin de semana en la misma casa, les cortaría el rollo.

 

- Yo pensé lo mismo, y le pregunte a Zoe,  me ha dicho que esta mañana se iba. Cuando tú llegues, probablemente, ya no este, y si ella se pone a pintar, te aseguro, que ni te enterarás de su presencia, por eso puedes estar tranquilo, no os vais a molestar.

 

Gonzalo el resto del trayecto, no abrió la boca, iba inmerso en sus pensamientos, de vez en cuando, contestaba con monosílabos a cosas que le preguntaba Pablo, pero era lo máximo.

Quizás era mejor así, pensó, así queda la cosa clara, no hay dudas ni decisiones que tomar, no me puedo equivocar, ni caer en tentaciones.

Pero le dolía demasiado, pensar que Claudia,  toda esta semana la había estado compartiendo con otro, que había estado haciendo  todo lo que a él le gustaría hacer con ella, con otro, era insoportable.

Lo más gracioso, es que hasta ese momento, él había estado convencido de que ella sentía algo por él, que iluso, quizás todo lo que siempre le había dicho era verdad, no sólo frutó de su enfado, quizás sólo había sido para ella, lo que él  creía que ella era para él, una necesidad, un desfogo, una diversión, ahora quizás era un poco tarde para hacer las cosas de otra forma, con ella siempre lo hacía mal.

 

                                          ❤❤❤

 

Cuando llegaron, era todavía temprano, Pablo paró el coche en la puerta de su casita, Gonzalo salió y cogió la bolsa que llevaba.

 

- ¿Quieres que te espere para llevarte?

 

- Tranquilo, no hace falta, seguro que Zoe te agradecerá que llegues pronto, le guiñó un ojo, además, así aprovecho y deshago la bolsa y preparo la cama.

 

- De acuerdo, como quieras, ahora, cuando acabes ven a comer.

 

- Allí estaré.

 

Realmente quería llegar por si estaba Claudia, tenía la necesidad de verla, aunque no sabía porque, y más sabiendo que las posibilidades que tenía con ella, ahora, eran nulas.

 

Cuando entro, no se oía nada, subió las escaleras, y una vez arriba de repente comenzó a oírla reír.

 

- ¡No, por favor, no me hagas cosquillas, por favor para, para, para!

 

- Pues dilo, dilo ya, o sigo, una voz de hombre dijo también riendo.

 

- ¡De acuerdo, te voy a echar mucho de menos, sin ti, esto no va a ser lo mismo!, decía Claudia mientras seguía riendo.

 

- ¡Eso está mejor, esta es mi chica, ahora en el momento me des un beso, ya puedo irme tranquilo!

 

Se oyó un ruido, risas de nuevo.

 

- Siempre tan apasionada, me encantas, un día me tendrás que volver a recordar porque lo dejamos.

 

De golpe se abrió la puerta, y allí estaba, al final de la escalera, blanco y paralizado, Gonzalo. Saberlo, había sido duro, pero oírlo, desgarrador.

 

- Hola, no sabía que ibas a llegar tan pronto, pues perfecto, así conoces a un viejo amigo.

 

- Lo de viejo, me ha sonado fatal, cualquiera de las otras referencias hacia mi persona, que encajan con lo que somos, hubiera quedado mejor.

 

- No tienes arreglo. Pues esté lo que sea, se llama Dani, Dani, este es también un  "viejo amigo" o lo que sea, por si a ti también te sienta mal lo de viejo, Gonzalo, y se rió.

 

- Hola, encantado, dijeron los dos, al tiempo que se daban la mano.

 

Gonzalo lo miraba, era incluso más alto que él, con un estilo distinto, más desenfadado, el pelo un poco más largo, recogido en una coleta, la barba sin afeitar de unos días,....

 

Dani, comenzó a bajar las escaleras y se volvió, el otro seguía parado donde lo dejo.

 

- Gonzalo.

 

- ¿Si?, lo saco de su ensimismamiento.

 

- Cuida de mi chica, como ella no hay otra, te lo aseguro, y se dé que hablo.

 

- Pero bueno, tendrás morro, ¿tan mal me he cuidado yo solita todo este tiempo que hemos estado separados?, que cara más dura, y dijo bromeando mientras bajaba enganchada de él de la cintura.

 

- Tú ya me entiendes, no quiero que hagas tonterías, piénsate bien lo de irte. ¿OK?

 

- Si papá, lo que tu digas papá, se burló de él.

 

Gonzalo no entendía nada, es como si Dani diera por hecho que él sabía algo.

 

Cuando se fue, Claudia subió, y toco a la puerta de Gonzalo.

 

- ¿Puedo pasar?, te debo una cosa.

 

- Si pasa.

 

Ella entro y se dirigió hacia él, y le dio un abrazo y dos besos de los suyos, ante la expresión perpleja de Gonzalo.

 

- Perdona, con las presentaciones y la despedida, ni te había saludado adecuadamente, soy una antipática, me alegra mucho que estés aquí de nuevo, y se dio la vuelta para irse.

 

- ¡Espera!, ¿a qué se refería cuando ha dicho que te cuide?, parece que él te está cuidando muy bien.

 

- No hagas caso, no para, siempre está igual. ¿Vas a comer con mi hermano y Zoe?

 

- Si, les estoy dando un tiempo para que estén solos y ahora voy.

 

- Chico listo. Me ducho, me cambió, y me voy contigo, luego ya empezare a trabajar, después de comer, ahora tengo el cuerpo en fiesta.

 

- Muy bien, aunque yo me iba a pasear un rato por la playa, antes de llegar.

 

- Perfecto, enseguida estoy.

¿Quién cerró las puertas al amor?
titlepage.xhtml
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_000.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_001.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_002.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_003.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_004.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_005.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_006.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_007.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_008.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_009.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_010.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_011.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_012.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_013.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_014.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_015.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_016.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_017.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_018.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_019.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_020.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_021.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_022.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_023.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_024.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_025.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_026.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_027.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_028.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_029.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_030.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_031.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_032.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_033.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_034.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_035.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_036.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_037.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_038.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_039.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_040.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_041.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_042.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_043.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_044.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_045.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_046.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_047.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_048.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_049.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_050.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_051.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_052.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_053.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_054.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_055.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_056.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_057.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_058.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_059.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_060.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_061.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_062.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_063.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_064.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_065.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_066.html