CAPÍTULO 20

 

 

Ya estaba en el vuelo camino de Londres, su corazón estaba un poco roto y dividido. 

La habían acercado Pablo, Zoe y Olivia al aeropuerto y allí estaban sus padres, que habían comido con ella el miércoles, pero querían despedirla.

Aunque la respetaban y se alegraban por sus triunfos no estaban muy contentos de verla partir, les daba miedo que afianzase allí su vida y ya no volviera.

Hubo muchos besos y abrazos, y alguna que otra lagrimita, y a ella eso le hizo tambalear un poco la seguridad que hasta el momento tenía con respecto a su decisión.

 

- ¿Cómo vas?, te veo muy callada, le dijo Sergio mientras la observaba y cogía la mano.

 

- Bien, supongo que bien. Es un poco duro. Aunque sé que se me pasara y creo que no me voy a arrepentir, porque es una gran oportunidad, en un sitio genial, y encima gracias a un amigo, le miro y le sonrió, voy a vivir en una casa preciosa, donde espero ser muy feliz, pero....

 

- Ya verás cómo sí. Yo voy a ser el más beneficiado, cada vez que tenga que venir a Londres, ya no se me va a hacer cuesta arriba, le devolvió la sonrisa.

 

Cuando llegaron, descargaron todos las cosas que llevaba y él le ayudo a colocarlas. Para la hora de la cena ya estaba todo en su sitio.

 

- Vamos, te voy a llevar a un sitio para que lo conozcas y así picamos algo, y ya mañana llenamos en condiciones la nevera y la despensa.

 

- Genial, me apetece salir a tomar un poco el aire.

 

Fueron paseando, mientras él le iba comentando cosas sobre los sitios por los que pasaban, ya fuera para hacer una comida rápida, un restaurante de lujo, una cafetería que servían muy buenos cafés y desayunos, pub para tomarse una copa o una cerveza, así hasta que llegaron donde él le había dicho que iban a cenar.

 

La fachada era la típica de la zona, de estilo victoriano.

En su interior había un gran salón muy bonito con suelos, columnas y techos de madera, pero la zona más agradable y con mas encanto era un jardín que tenía en la parte trasera, donde las mesas se encontraban dispersas entre los árboles, debajo de cenadores o sombrillas, todo con una iluminación indirecta y muchas velas, era el típico sitio que uno elegiría para una cena romántica.

 

- Aprovechando que aún  hace buen  tiempo, he reservado una mesa en el jardín, dentro de poco aunque ponen estufas, braseros y te dan mantas, no es tan agradable.

 

- ¡Este sitio es precioso!, tienes que traer aquí a Carlota, seguro que con este entorno, no se te puede resistir.

 

- Jajaja, el problema es cómo conseguir arrastrarla hasta otro país para estar conmigo, cuando ni siquiera puedo hablar con ella, ni me escucha.

 

- Tranquilo, ya se nos ocurrirá algo, y le guiñó un ojo, no olvides, que excepto con mis amores, con los demás soy especialista, sino sólo hay que ver a mi hermano y Zoe.

 

Cenaron de lujo, todos los platos típicos y postres del sitio, los probaron  y compartieron, era un restaurante caro, pero para ciertas ocasiones especiales, valía la pena pegarse el capricho.

 

- Me gusta mucho esta zona, tiene un encanto especial, creo que no me va a costar acostumbrarme, comentó Claudia mientras iban de regreso.

 

- Pues espera a ver cuando estemos cerca de las navidades y empiecen a decorar las calles, los parques y las tiendas, es alucinante. Te impregnas del ambiente tanto que no quieres que acaben las fiestas. A pesar del frío, te apetece salir a pasear y comprar regalos.

 

Durante esa semana, su última  semana de vacaciones, pusieron la casa acondicionada con todo lo que necesitaba, pasearon, visitaron sitios nuevos, conoció donde podía ir a comer cerca de la universidad en caso de que su horario le obligará a quedarse alguna tarde, visitaron el mercado de Portobello,... disfrutaron a tope de Londres, pero Sergio, tenía que volver a España y ella el martes tenía que incorporarse al trabajo para que le pusieran al corriente de todo antes de que entraran los alumnos al curso.

 

Estaba muy animada y con muchas ganas, además de tener muchos cuadros encargados y por lo tanto mucho trabajo.

 

Hablaba todos los días con su hermano, Zoe o su prima, les mandaba fotos de todo, hasta de ella dentro de la casa, en la luminosa y moderna cocina, en el bonito jardín, en su buhardilla, y de los jardines, cafeterías, y sitios que le llamaban la atención, de esta forma parecía que seguían en contacto, como si lo compartieran.

 

Un fin de semana de octubre, cuando ya estuviera más instalada, iban a ir Pablo y Zoe a pasarlo con ella. No querían pasar demasiado tiempo sin verse y ella intentaría estar para  la inauguración de su prima. De esta forma, estaba a distancia pero cerca al mismo tiempo.

 

Ellos, contaban como les estaba funcionando a todos su vida, a su familia y amigos, Claudia quería seguir formando parte de todo.

 

 

                                                      ❤❤❤

 

Gonzalo sabía que había perdido su oportunidad de retenerla a su lado, pero como seguía con el convencimiento de que así era mejor, decidió intentar pasar lo mejor que pudiese su última semana de vacaciones.

 

Jorge le propuso irse unos días en su yate a navegar, haciendo noche en algunos puertos turísticos en los que había mucho ambiente en verano. Él acepto, que mejor para olvidar a Claudia que irse de marcha por las noches y pasar el día fondeados en alguna calita de la zona donde estuvieran. Si alguien sabía bien disfrutar de la vida ese era su amigo.

 

Por el día todo iba genial, siempre se llevaban a algunas conocidas a bañarse, luego comían en algún restaurante de moda en los puertos o paseos donde estaban, se estaban divirtiendo bastante, pero en ocasiones no podía evitar pensar en cómo le gustaría a Claudia ciertos paisajes que veía, o como con ella lo estaría pasando mejor, luego desechaba la idea y seguía obligándose a disfrutar.

 

Las noches eran otro cantar, Jorge siempre acababa con alguna amiga, pero a él, ninguna le parecía lo suficiente interesante, ninguna le ponía lo suficiente para acostarse con ella, eso ya para Gonzalo que nunca había tenido problemas, le estaba resultando bastante incomodo é incongruente. Tenía que poner solución.

 

- ¿Qué pasa tío, es qué piensas meterte a monje?, le dijo su amigo sabiendo perfectamente que le pasaba.

 

- No es eso, es que, simplemente no son mi tipo.

 

- ¿Desde cuándo tú has tenido tantos perjuicios?, si no lo veo no lo creo, a ti siempre que estuvieran buenas te daba igual el resto, no será qué  estas pillado por alguien y por eso no ves a ninguna de tu agrado.

 

- Solo dices memeces, simplemente me he vuelto más selectivo.

 

Volvió del viaje peor que se había ido, encima no sabía nada de Claudia, y aunque era normal que no lo llamara, lo que no entendía es como Pablo con lo pesado que era normalmente con todo lo referente a su hermana, las veces que lo había visto, ni la había nombrado.

 

Empezar a trabajar en esta ocasión, a diferencia de otros años, hasta le apetecía y le venía bien, era una forma de cansar su cuerpo y ocupar su mente, pero seguía extrañando que después de una semana de trabajo, pasando todos los días juntos él y su socio, todavía siguiera sin haber oído ningún comentario bueno o malo sobre cómo estaba Claudia.

 

Llevaba ya casi un mes desde que ella se había trasladado a Londres, y ya no aguantaba más, pero tampoco quería demostrarle a Pablo lo necesitado de noticias de ella que estaba, no sabía qué hacer, y pensó para auto convencerse, que lo más normal, entre amigos, era preguntar por si sabían cómo le iba.

 

- Por cierto, ¿cómo  le va a Claudia?, con tanto lío, se me había olvidado preguntarte por ella.

 

- Ah, muy bien, esta genial, muy feliz, veremos si no pierdo a mi hermana por aquéllos lares  y me trae sobrinitos ingleses, le sonrió como sin darle importancia, contento de ver que el plan de no contarle nada estaba dando resultado.

 

- Me alegro mucho por ella, pero no creo, le gusta mucho esta zona.

 

- Bueno,  pero yo la veo demasiado bien adaptada, ya esta comentando que casi seguro se queda hasta final de curso. Nosotros nos acercaremos a verla el mes que viene, vamos a ir un fin de semana que no esté Sergio, para quedarnos en su casa y no molestarlos.

 

- Pues.... si piensa quedarse más tiempo, si debe sentirse bastante bien allí, decía intentando aparentar normalidad cuando realmente le había dolido más de lo que quería aparentar. Creía que Sergio no iba tan a menudo a Londres.

 

- Desde que ella está en su casa si, pasan juntos muchos fines de semana e incluso se que ha ido algunos días sueltos, según él, le ha vuelto a tomar cariño a esa casa y a Londres desde que ella vive allí. Yo me alegro, está acompañada y luego él nos cuenta como la ve. Será una tontería, pero se lo agradezco, estoy más tranquilo.

 

- La verdad, es que sí. Zanjó el tema pensando que más le valía no tener tanta información.

 

Su amigo lo miraba, y pensaba como se le veía más triste y apagado desde su marcha, hasta sus grandes ojos claros que siempre se veían burlones, estaban sin su chispa, como podía ser alguien tan tonto.

¿Quién cerró las puertas al amor?
titlepage.xhtml
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_000.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_001.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_002.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_003.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_004.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_005.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_006.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_007.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_008.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_009.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_010.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_011.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_012.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_013.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_014.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_015.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_016.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_017.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_018.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_019.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_020.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_021.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_022.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_023.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_024.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_025.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_026.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_027.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_028.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_029.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_030.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_031.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_032.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_033.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_034.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_035.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_036.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_037.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_038.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_039.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_040.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_041.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_042.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_043.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_044.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_045.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_046.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_047.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_048.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_049.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_050.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_051.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_052.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_053.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_054.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_055.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_056.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_057.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_058.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_059.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_060.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_061.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_062.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_063.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_064.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_065.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_066.html