CAPÍTULO 13
Salió de casa de sus amigos algo más que enfadado, más que con ellos, con él mismo.
Parecía un complot en los que todos se habían aliado para darle consejos, que aunque el sabia que eran buenos, no quería recibir, no podía permitirse esa debilidad, ella valía demasiado para un tipo como él. Ella creía en todo lo que a él le gustaría creer, pero, que sabía que no existía, lo había visto demasiadas veces.
No le quedaba nada que recoger en la casa, pero necesitaba buscar una excusa para volver a ver a Claudia antes de que se marchara.
Cuando subió vio que su puerta estaba abierta y ella dentro preparando la maleta.
Se quedo apoyado en el marco de la puerta, ella se volvió, lo miro y siguió con lo que estaba haciendo en silencio.
Tenía los ojos rojos de haber llorado y a pesar de eso, estaba tan guapa como siempre.
Le hubiera gustado acercarse a ella para abrazarla, consolarla, protegerla y hacerle el amor hasta que se olvidara de la estúpida idea de irse, pero allí seguía, plantado como un pasmarote sin saber cómo actuar.
- ¿Vas a quedarte ahí mucho rato mirando?, o ¿has venido tú también a darme la murga?, ¿te ha mandado mi hermano?, dijo en un tono seco y cortante.
- Primero, me gusta mirarte, segundo, no te voy a dar una monserga, últimamente, ya me la dan a mi demasiada gente, y se lo mal que sienta y tercero, tu hermano no sabe que estoy aquí.
- Pues, después de aclarar todos los puntos, me puedes decir que haces aquí.
- He venido a ver como estabas, ella se volvió, y lo miro con expresión de no creerlo. Eres mi amiga y me preocupo por ti y quería despedirte antes de que te fueras.
Se dio una vuelta sobre sí misma, demostrándole lo bien que estaba. Lo que ella no sabía, que la camiseta que llevaba con tan solo un tanga debajo, al girarse delante de la ventana, había mostrado un espectáculo sensacional y muy perturbador para los sentidos de Gonzalo, que la miraba fijamente.
- ¿Contento?, pues dame dos besos y márchate que quiero acabar pronto.
Claudia, se acercó, y cuando le abrazo para darle los dos besos, Gonzalo, noto como sus cuerpos se adaptaban, le corrió un escalofrío por su piel, y todos los circuitos en su cerebro comenzaron a echar chispas, provocándole un intenso calor, entonces, sus alarmas de peligro sonaron demasiado fuerte.
Se separó de golpe, como impulsado, y ella le miro a los ojos con extrañeza, y comenzó a reírse.
- No le des más importancia, tranquilízate, que te ha cambiado hasta la cara, te has puesto tenso de golpe.
-¿A qué te refieres?
- Me refiero, que lo que has notado, la energía que te ha recorrido, a mí también me ha pasado, y tiene una explicación más que lógica, ante la cara, ahora de guasa de él, ella siguió, estoy tan nerviosa y enfadada, que echo chispas, y punto, me he cargado de más.
"Siento decirte, cariño, dijo ella, poniendo un tono teatrero y gesticulando exageradamente, que nosotros no somos almas gemelas, nuestra vida y destino, no están unidos para siempre, pero tranquilo, encontraremos a aquel con el que nos complementemos, aquel con el que formemos un solo ser".
Claudia, se volvió a reír después de la representación que había hecho, y más sabiendo que efectivamente había sido una mera representación, porque ella sabía perfectamente lo que había pasado, pero si él prefería no verlo, haya él.
- ¡Serás payasa!, veo que por lo menos estas de mejor humor, y eso me alegra.
- A mí las depres, los enfados y los malos rollos, me duran poco tiempo, dentro de nada esto será una historia del pasado divertida para contar, soy muy positiva, algo bueno tenía que tener.
- Ya sabes que tienes muchas cosas buenas, demasiadas, dijo sonriendo, pero muy serio.
- Llevas razón, se me había olvidado, también soy buenísima en el sexo, y se echo a reír.
- Y estas como una cabra, bueno, me voy, espero que te lo pases muy bien.
- Solo son unos días, y seguro que sí, con Sergio, es imposible no hacerlo.
Aunque ese comentario, ya no lo vio tan gracioso, se mordió la lengua, estaba en su derecho de hacer lo que quisiera, y él quería que fuese feliz.
Se dio la vuelta y ya de espaldas, mientras bajaba la escalera, se despidió y se fue.
Claudia se había quedado mirándolo, y sorprendentemente, se encontraba de mejor humor.
De golpe le apeteció mucho la idea de pasar unos días en Londres, y luego ya se vería.
Si lo suyo era estar juntos, el destino los uniría, sino, que mejor que cada uno seguir su camino.
Aunque siéndose sincera, momentos antes estuvo tentada de pedirle que le besara y le hiciera el amor hasta la hora de irse, que necesitaba notarlo por última vez dentro de ella, pero mejor había sido así, mañana estaría más descansada para disfrutar del día, pensó.
❤❤❤
Gonzalo cogió el coche y sin despedirse de sus amigos volvió de camino a su casa.
Durante el corto trayecto, se convenció de que había hecho lo correcto y que de esa forma los dos podrían seguir su camino, y aunque no le hacía demasiada ilusión, quizás algún día ella encontrara un hombre que la llenara y cumpliera sus expectativas.
Llamo a su amigo en cuanto llevo, para disculparse por haberse ido de esa forma y comentarle que había estado con Claudia, y que estuviera tranquilo por ella, que sabía lo que se hacía. Quedaron en verse al día siguiente en la oficina.
Después de una noche no demasiado buena en la que le habían sucedido sueños en los que estaba haciendo el amor con Claudia y pesadillas en las que la veía en brazos de otro, se levanto dispuesto a retomar su rutina.
Tomo su bolsa de deporte y se fue camino del gimnasio, allí se desfogaría un rato y recargaría fuerzas antes de ir al trabajo.
Antes de entrar al estudio, como era costumbre, desayunaban en la cafetería que tenían al lado, pidió y se puso a repasar su agenda hasta que llego Pablo.
- Buenos días, hoy pareces de mejor humor, dijo mientras se sentaba.
- No hay nada como un par de horas de gimnasio, le sonrió.
- Antes de empezar con el trabajo, y los pasos que tenemos que dar con la reforma de Silvia, quería pedirte perdón, quizás ayer me pase, no soy quien, para meterme en tus asuntos amorosos, y menos si esta por medio mi hermana, lo siento de verdad, no se volverá a repetir.
- Tranquilo, entiendo perfectamente tu situación, igual que entendí que estabas así, porque ella se fuese. Para eso estamos los amigos, para decirnos lo que pensemos sin que las cosas transciendan a más.
- De todos modos, si lo prefieres, no vuelvo a nombrarte más a Claudia, no quiero que pienses que por alguna razón me interesa que estéis juntos, como tú comprenderás, a mi me gustaría alguien distinto para mi hermana, dijo sabiendo que le iba a picar.
- ¡Vaya!, pues menos mal que somos amigos y creía que nos apreciábamos y esas cosas, sonrió de mala manera.
- Entiéndeme, no es eso, es que me gustaría que el hombre que este con ella la quiera de verdad, y tenga claro, que solo quiere estar con ella. Claudia, es tierna y buena, y no quiero que le hagan daño.
- Tendrás claro que yo no soy el idóneo, algo que no te discuto, pero ¿crees que Sergio es mejor?
- No lo sé, pero por lo menos está luchando por ella, quizás le pase como a mí me paso con Zoe, el tiempo lo dirá.
- Zanjando ya ese tema, no me importa que me hables de ella, es tu hermana y mi amiga, y me interesa como le va la vida.
- Pues, si esta todo aclarado, vamos a trabajar, que tenemos una semanita para no aburrirnos.
❤❤❤
- El viaje ha sido alucinante, nada que ver con los que había hecho hasta ahora, es un placer volar en tu propio avión, no esperas para embarcar, ni haces colas y luego tienes todas las comodidades, le sonrió.
- Pues ya sabes, cuando quieras ir o volver esta a tu disposición. Espera a ver el hotel que he escogido, compartimos suite, porque es la mejor, cada uno con su habitación, por supuesto, aclaró ante la cara que puso Claudia, y no solo es precioso y con las mejores instalaciones, además, las suites, tienen terrazas con vistas al Támesis o a la ciudad, te va a encantar.
- Muchas gracias, no tenias que haber hecho todo esto por mí.
- Eres una de mis mejores amigas, yo diría, que del sexo femenino la mejor, y ya que vas a hacer esto, por lo menos que lo hagas bien y lo disfrutes.
Como se que ya has estado por aquí, cuando acabes con los asuntos de la universidad, quiero enseñarte una parte no tan turística como la que tú ya conocerás, pero que a mí me gusta más, y de paso te enseño una casita que tengo en el barrio de Notting Hill, para que, si decides venirte, sea tu hogar durante ese tiempo.
- Estas loco, no puedo aceptar, sería un abuso.
- Ya te he dicho que lo hago porque eres mi amiga, y además por egoísmo, necesito que alguien le dé un poco de vida, yo hace años que no la uso, cada vez que vengo voy al hotel, por comodidad, y no la he vendido por cierta nostalgia de una época muy buena que pase aquí. Por lo tanto, en ese caso, no habría más que hablar, te quedarías ahí. El entorno te pega mucho, va muy bien con tu carácter y profesión, ya verás cómo te sientes muy a gusto en ella.
Claudia estaba alucinada, parecía que la vida se le iba encaminando, aunque no fuese en el terreno amoroso, por lo menos en el profesional.