CAPÍTULO 4

Me estiré en la cama, veía desde los grandes ventanales de mi habitación el horizonte lleno de pequeños barquitos, el faro y el pueblecito, esto sí que es vida, pensé, no se puede pedir más, bueno sí, un desayuno en condiciones y ya tendré mis pilas totalmente cargadas y renovadas.

Me metí en la ducha, disfrutando del placer de estar de nuevo en mi casa. No dejaba de pensar en los ojos de Pablo posándose en mí, analizándome, en como me afectó su contacto. No me entiendo, supongo que porque me pilló desprevenida, o porque estaba demasiado tiempo sin que ningún hombre se acercase a mí de esa forma, o...

Fuese lo que fuese, en el momento que tuviera un rato tenía que quedar con Silvia para aclararlo todo y olvidarme de este asunto. Había pensado que mejor hablarlo cara a cara, para que no hubiesen malos entendidos y aprovechar para verla, que llevábamos demasiado tiempo solo hablando por teléfono, tenía ganas de achucharla y al pequeñajo también.

Bajé vestida con unos pantaloncitos  cortos, una  camiseta de tirantes y unas sandalias, dispuesta a dar un paseo por la playa después de desayunar.

Allí en la cocina estaba preparando la comida Elisa. El día anterior cuando llegué, el matrimonio ya se había marchado, habiéndome dejado la cena preparada y una nota de bienvenida.

- ¡Hola mi niña! Que bien te veo, te he echado de menos, ven que te mire, has adelgazado más de la cuenta. ¿No has comido bien por esos sitios?

- Jajaja ¡qué ganas tenía de estar de nuevo en casa! Aunque como sigas achuchándome tan fuerte creo que voy a adelgazar aún más, me reí.

Después de un desayuno más abundante del que tenía costumbre y de charlar sobre como habían ido mis viajes, salí a la terraza y me dispuse a bajar las escaleras hacia la playa, no sin antes pararme a respirar y saborear aquel momento, aquellas vistas que tanto me gustaban y tanta paz me daban.

Cada vez que volvía de estar un tiempo fuera, valoraba todavía más, lo que tenía aquí, quería empaparme con todos mis sentidos de mi hogar.

Descendí hasta la arena, me quité las sandalias y fui arrastrando los pies, hundiéndolos en la arena que aún estaba fresquita tras la noche.

- ¡Qué placer!

Llevaba un rato andando cuando me di cuenta de que estaba casi en el paseo del pueblo, había estado tan relajada que no me había percatado de la hora que era.

Como estaba tan cerca, aprovecharía para pasearme por las callejuelas y disfrutar viendo las tiendecitas de artesanía que siempre tenían cosas bonitas expuestas.

En unos talleres trabajaban el cuero, había verdaderas monadas, pulseras, sortijas, collares, bolsos, sandalias,...

Habían tiendas de ropa cómoda y muy coloridas, otras con productos ecológicos, otras con mueblecitos de madera y decoración,...

Me encantaba andorrear por allí, al tiempo que saludaba a la gente, que siempre tenían una gran sonrisa preparada. Aquí parecía que estabas en otro tiempo, todo emanaba tranquilidad y sosiego, la vida llevaba un ritmo que te dejaba saborear las cosas que realmente eran importantes.

Era ya casi la hora de comer, así que, de la misma forma relajada tome el camino de vuelta a mi casa, no sin antes comprar una bandejita de los dulces típicos del pueblo, estaban buenísimos y un ramo de flores silvestres muy colorido que al pasar por un puesto me había llamado la atención.


Me pegué un buen baño en la piscina. Durante una hora mi mente y mi cuerpo estaban descargando todas las tensiones que habían tenido los meses anteriores.

Aunque no me gustaba mucho el deporte, andar por la playa o monte y nadar me encantaban, era más un placer, una forma de bajar mis ciclos cerebrales y quitar la presión y entumeciendo de mi cuerpo.


En los periodos que estaba escribiendo, me ayudaba mucho para el aletargamiento físico y psíquico,  que llegaban después de horas y horas pegada a mi portátil. Desconectaba de todo.

Había decidido que merecía una etapa de descanso. Hasta ahora se habían vendido muy bien los libros, pero el éxito cada vez exigía más y yo quería frenar un poco, poner distancia. Cuando de nuevo me encontrara preparada seguiría adelante, dando  todo lo que esa vida exigía, pero ahora necesitaba frenar.
 

 

                   ***************************

La fiesta estaba en pleno auge, pero me encontraba cansado, llevaba toda la semana con mucho trabajo, reuniones con contratistas, encargados de obra, revisando los trabajos, solucionando problemas que iban surgiendo,...

Me había tenido que encargar de mis proyectos y los que llevaba mi socio que por problemas familiares se había tenido que tomar esta semana libre.

Creía  que de un momento a otro caería cao. Sólo esperaba que no fuese mientras hablaba con alguna de las amigas petardas de mi hermana, parecían empeñadas en que no me sintiese apartado y no paraban de hacerme insinuaciones y venderse, como si de productos se tratasen.

No podía más, en el momento soplara las dichosas velas me largaba a mi casa, y mañana me levantaría temprano, para irme a la casita que nos habían dejado mis padres, en un pueblecito costero cercano, a descansar, a mi refugio, aunque solo pudiera estar fuera el fin de semana.

 
¿Quién cerró las puertas al amor?
titlepage.xhtml
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_000.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_001.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_002.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_003.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_004.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_005.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_006.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_007.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_008.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_009.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_010.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_011.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_012.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_013.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_014.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_015.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_016.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_017.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_018.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_019.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_020.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_021.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_022.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_023.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_024.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_025.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_026.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_027.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_028.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_029.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_030.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_031.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_032.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_033.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_034.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_035.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_036.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_037.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_038.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_039.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_040.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_041.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_042.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_043.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_044.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_045.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_046.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_047.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_048.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_049.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_050.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_051.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_052.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_053.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_054.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_055.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_056.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_057.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_058.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_059.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_060.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_061.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_062.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_063.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_064.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_065.html
CR!JSM502WFSH0QFEVD9GXRJY2T1RF6_split_066.html