CAPÍTULO 2
Entraron a la casa, y como ya la conocía muy bien, se dirigió al dormitorio a deshacer su bolsa y ponerse un bañador, iba a bajar un rato a la playa, necesitaba despejarse.
Ellas por su lado, pensaron lo mismo, subieron las dos, hicieron la cama, y se pusieron el biquini y una camisola, para ir a darse un paseo por la orilla, tomar un poco el sol y bañarse.
Él las oía hablar y reírse en el dormitorio contiguo, pero no escuchaba lo que decían.
Pensaba en lo bien que se estaría en un sitio así, con ella, no en la habitación de al lado, sino en la misma. No entendía muy bien porque se le pasaban esas ideas por la cabeza, y porque se había alegrado tanto al ver que Hugo no era su pareja.
Acabó de colocarlo todo y justo salió del dormitorio cuando lo hacían ellas. Se quedo mirando a Claudia, de arriba a bajó fijamente, analizándola, el cuerpo tan bonito que se le veía debajo de esa camisa transparente. Como le gustaría volverla a tener como la tuvo, pero con más calma, saboreándola con tranquilidad, sin prisas, sin saber que están haciendo algo mal y poder gozarlo sin tapujos, sin miedo.
- ¿Que pasa Gonzalo, nunca has visto dos bellezas como nosotras?, dijo riéndose Olivia, viendo como se había quedado mirando a su prima.
Él salió de su ensimismamiento, pero por suerte todavía tenía los reflejos rápidos y todo su cuerpo bajo control.
- Por muchas mujeres bonitas que uno vea o pasen por tu cama, nunca te cansas de admirar la belleza, por eso esta vida es tan buena, siempre hay una que te va a sorprender en cada puerta que se abre.
- Mira, si el chico nos ha salido un romántico, dijo con sarcasmo Claudia, por no dar a entender que la había molestado con su comentario.
- ¡Pues ya tenemos otra pareja perfecta!, se rió al ver las caras de los dos, ¡que dos románticos!
- No sabía que eras una romántica, Olivia, pero perdóname si te digo, que por muy bien que estés, yo nunca me liare con una amiga, contesto con el mismo tono chinchón.
- Creo que nos vamos a la playa, ¡ya!, dijo Claudia, comenzando a bajar las escaleras enfadada.
- No se lo tengas en cuenta a tu prima, no sabe disfrutar de la vida, espera todavía a su caballero andante, a su alma gemela, y algún día se dará cuenta que es una vieja cascarrabias que no ha disfrutado de los placeres de la vida.
Claudia se volvió, lo atravesó con la mirada y cuando iba a soltar por esa boca, más de lo que debía, se mordió la lengua, se giró y siguió bajando, ante la sonrisa de Gonzalo.
Le gustaba hasta cuando echaba chispas por todo su cuerpo.
Olivia alucinaba, que había pasado realmente con estos dos, para que se atacaran tanto y por otro lado se atrajeran sin remedio. Tenía que llamar a las chicas a contárselo en el momento tuviera un rato a solas.
Bajaron los tres totalmente mudos a la playa.
Claudia, conforme llego, tiró la toalla al suelo, se quitó la camisola y las chanclas y sin decir palabra se metió al agua y se fue nadando.
Se quedaron los otros dos recostados en la arena, observándola.
A Gonzalo ya no estaba tan tenso y frío, incluso podía parecer tierno y preocupado por su prima.
- Algún día, me vais a contar de qué va esto, si te preocupa y te gusta, ¿por qué le haces sufrir y enfadar tanto?, ella, aunque no se sí lo sabes, no es así, normalmente es alegre, bromista y muy feliz, pero cuando tu estas cerca, cambia totalmente. Y tú, de lo poco que te conozco, cuando nos vemos, por mucho que sea por trabajo, se nota que también eres de otra forma, nunca te he visto comportarte como un capullo, siempre has sido agradable, divertido y educado. Por eso nunca entendía, porque Claudia no podía oír hablar de ti sin enfadarse, hasta hoy.
Como él no decía palabra, ella seguía. Hasta una vez en plan de coñá, se puso tan mosqueada al nombrarte su hermano, que Pablo comento, para burlarse de ella, que quizás os odiabais, porque erais almas gemelas.
Él seguía mirando, sin decir palabra, como analizando lo que le había dicho Olivia.
- Por cómo nos afectamos en nuestro carácter, y el daño que nos hacemos, intentamos evitarnos. Los problemas surgen, cuando como en esta ocasión no nos ha quedado otro remedio que compartir fin de semana. Pero tranquila, llevas en parte razón, esto no puede seguir así, o vamos a acabar en dos días muy mal, intentare no comportarme como un "capullo", en la medida que pueda, y después del domingo, quizás tengamos suerte y no nos volvamos a ver.
Ella se quedo helada, no era el final que esperaba en esa conversación, sino todo lo contrario, que se dieran cuenta de que se gustaban más de lo que creían. En lugar de arreglarlo, lo había cagado más, por lo menos mientras peleaban, quería decir que estaban juntos y había alguna posibilidad. Ahora sí que tenía que llamar a las chicas sin falta.
- Si no te importa, voy a dar un paseo, y me voy a acercar a ver un rato a Óscar.
- Tranquila, vete, no le voy a hacer nada a tu prima, sonrió ya más normal.
La estaba viendo alejarse, mientras se planteaba que hacer, era absurdo, estar siempre enfadados, habían cometido el grave error de compartir una noche que fue genial, pero eso no podía influirles tanto y durante tanto tiempo, ya habían pasado dos años, no podían seguir así toda la vida, y más teniendo en cuenta que tenían mucha gente en común.
Pensando esto, se levantó y fue hasta el agua, ella estaba de espaldas a la playa, no lo veía, llevaba ya un buen rato y no había salido, suponía que por no estar con él.
Fue acercándose, ella se dio cuenta que lo tenía detrás, cuando él la cogió desprevenida de la cintura, y ante el grito de ella, la lanzo por los aires.
Cuando salió del agua estaba hecha una fiera, los ojos los tenía rojos y no por el chapuzón, se le rompió el alma.
- ¿Qué narices haces?, grito enfadada, me has asustado.
- Venía a pedirte disculpas y a hacer las paces contigo, se alejó un poco de ella, se había quedado demasiado cerca y eso no era bueno si quería actuar con lógica, además, no le gustaba hacerla sufrir, rabiar sí, pero hacerle daño era otra cosa.
- Por lo que parece, tú lo haces todo igual, a lo bestia, hay muchas formas, pero esta.
- Todo, todo..., no lo hago igual, pero reconozco que lo de pedir disculpas y admitir mis errores no se me da muy bien, y le toco suavemente las mejillas.
- ¿Por qué vas a pedir disculpas?, por ser tú, y ya quedo claro hace dos años que habíamos cometido un error, ya no podemos dar marcha atrás, se controlaba para no volver a llorar, y menos delante de él, aunque te aseguro que si pudiera rebobinaría y quitaría ese día de mi vida.
- No me refería a ese día como al error, dijo un poco dolido. Quiero disculparme por comportarme contigo como un capullo, eres una buena chica y te aprecio, pero no sé porque, tu forma de ver la vida y el amor, me desquician y ese día o más bien esa noche, para mí fue especial, pero no fui justo contigo, me comporte como un egoísta, sin pensar en el daño que te podía hacer, yo veo las cosas desde otra perspectiva, y aunque como te he dicho, fue genial, tenía que haber parado a tiempo.
A Claudia, sus palabras, le estaban destrozando del todo, aunque las dijera con buena intención, "una buena chica y te aprecio", era lo mismo que decir me das pena porque me aproveche de tu forma ingenua de ver las relaciones.
- No te preocupes por mí, como te dije ese día, hice lo que me apetecía, y disfrute con ello, lo que me entristece, y por lo que si pudiera rebobinaría, es porque no hemos sido capaces de luego llevarnos bien.
Hay muchos chicos, y supongo que a ti te pasara igual, con algunas chicas, con los que he pasado ratos igual de buenos o más y luego seguimos viéndonos y siendo los mismos de antes, pero contigo la relación cambió, supongo que fue más por el hecho de que eres amigo y socio de mi hermano y lo hemos tenido que ocultar como si hubiéramos hecho mal.
Entonces, si los dos estamos de acuerdo, vamos a tratarnos como dos amigos, que es lo que somos, y olvidarnos de jilipolleces, y disfrutar de estar juntos como con el resto, y ya está, no debe ser tan difícil.
- Por una vez, estoy de acuerdo contigo, podemos intentarlo, de verdad, podemos pasarlo todos bien y disfrutar de estar juntos, que no sea una pesadilla para los dos. ¿Amigos de nuevo?
- Encantada, le puso su mejor sonrisa falsa y le dio un beso.
En el chiringuito Olivia y Óscar alucinaban, esta había llamado a las demás, delante de él, para que este también estuviera al corriente, y justo cuando colgó y se puso a comentar que hacer, miraron y los vieron riéndose y dándose un beso.
- Creo que asunto resuelto, sin la intervención de este grupo de casamenteras, se rió Óscar.
- Me alegro mucho, pero me extraña que tan rápido, hayan limado asperezas y solucionado, lo que tuvieran que solucionar.
- Pues, alégrate, disfruta y díselo al resto antes de que líen algo.
- Llevas razón, las llamo ya, no tramen algo.
Mientras estaban viéndolos salir del agua.
- Estaba pensando, cuando has entrado, que igual el domingo cuando llegue, preparo las maletas, mis trastos de pintura y...
- ¿Te vas?, le había dado un vuelco al estómago, creía que tenías mucho trabajo.
- No me has dejado terminar, tengo mucho trabajo, por eso estaba pensando venirme todo el verano, aquí. Durante el día, puedo trabajar y disfrutar de la playa y los amigos y por la noche lo mismo. Si me encierro allí, no voy a poder ni pegarme un baño, además, esta zona me inspira.
- Me has asustado, creía que te ibas más lejos.
- Jaja, ¡Vamos, lo que a ti te afectaría! Una cosa es que seamos amigos, y otra es que finjas que te importaría mucho mi pérdida, si total casi nunca nos vemos.
- No finjo, me afectaría, porque pensaba que ahora que volvemos a ser amigos, puede que algo más nos viéramos.
- Jajaja, lo dudo mucho, nuestras vidas van por caminos muy distintos, aunque ya sabes que siempre que quieras tienes una cama libre en la casa.
- Ahora, la que tienes que tener cuidado con lo que dices, eres tú, no sea que te tome la palabra, y le guiñó un ojo.
Se secaron y se tumbaron uno al lado del otro en las toallas, así se quedaron un rato en silencio, hasta que apareció Olivia.
- Chicos, me voy para la casa a ducharme y vestirme, y vosotros deberíais hacer lo mismo o llegaréis tarde.
- Vamos también.
Se dirigieron los tres a la casa, Olivia sí no es porque lo estaba viendo, no se lo hubiera creído, hablaban, se reían, se decían pullas que el otro aceptaba y replicaba de buen humor,... Demasiado buen rollito para ser las dos personas que hace menos de dos horas estaban tirándose de los pelos.