Es momento de que le dedique este libro a mi compañero de la vida, mi esposo, que me aguanta a diario, y por supuesto también a mis hijos, que siempre confían en mí y me acompañan.
También a ti —sí, a ti—, que eres la responsable de que yo esté aquí para que nos podamos encontrar en las letras y para que esta maravillosa experiencia de escribir sea posible.
Se lo dedico a todas mis lectoras, que me envían mensajes a diario con palabras que me reconfortan, me llenan de emoción y me incitan a seguir; las que se emocionan, las que se enojan porque quieren que la historia continúe y no termine, las que confían en mí más que yo misma y las que les quitan horas a sus familias para poder leerme. También a esas devoradoras de libros que esperan meses a que salga mi novela, la consumen en un día y comienzan a pedirme la siguiente. A las que me siguen a dondequiera que vaya y siempre están dispuestas a encontrarse conmigo.
No me quiero olvidar de mis termómetros, esas personas incondicionales que siempre están; no hace falta nombrarlas porque ellas saben quiénes son y me acompañan siempre, desde el principio.
Por último, se lo dedico a mi madre, que desde el cielo me da la fuerza suficiente para sortear cada desafío.
Gracias, Dios, por concederme el privilegio de hacer lo que me gusta.
FABIANA PERALTA