37

Casi estaban llegando a destino. Aunque el vuelo fue muy tranquilo, Oli no paró de quejarse, porque el efecto de los calmantes comenzaba a disiparse y estaba muy molesta por los dolores que tenía en todo el cuerpo.

—Resiste, querida amiga, en un rato te toca la medicación y sentirás alivio, aguanta un poquito más.

—Es terrible cómo duele, es un dolor insoportable que me quita el aliento.

Alexa acompañaba a su amiga, que iba semitumbada en un amplio sofá. Noah se encontraba en el otro compartimento hablando por teléfono con su hermana; se había levantado como un torbellino para poder comunicarse con ella y que le diera una solución para que Oli dejara de sufrir, no soportaba oírla quejarse.

—¿Qué pasa, Noah?

—No para de quejarse del dolor, esos calmantes que le has recetado no sirven.

—No hay nada más fuerte que eso que le he recetado, adelántale la toma y sube medio miligramo más, pero si con eso no se calma habrá que inyectarle morfina; no creo que su aparato digestivo resista más medicación.

Julián los recogió en el aeropuerto. El asombro en la cara de aquel hombre fue tal por el estado en que vio a Olivia que se puso tenso.

—Señorita... ¿Qué le ha pasado?

—Parece que me ha atropellado un tren, ¿verdad? He sufrido un ataque.

—Lamento mucho el estado en que se encuentra, sólo espero que su estancia en la villa sea propicia para una pronta recuperación.

—Gracias, Julián, seguro que así será —contestó Miller por ella—. Todos la mimaremos para que así sea. —Olivia sonrió al hombre y Noah le besó el cabello mientras la acomodaba en la camioneta—. Lo siento, hermosa, sé que duele que te movilice pero pronto llegaremos y podrás descansar.

—No te preocupes, soy consciente de que me tienes entre algodones, me doy cuenta, pero es que me duele cada centímetro del cuerpo y no puedo evitar quejarme.

—Lo siento mucho... no tienes que afligirte conmigo, quéjate todo lo que desees; ya llegará el momento de que te arranque otros quejidos que me gustarán mucho más. —La besó con ternura nuevamente en el pelo— . Ahora debemos esperar, creo que no estás para esa clase de quejidos.

—Ya sentiré alivio, no te amargues, pero si continúas con esos comentarios seguiré quejándome; no me hagas reír y menos tentarme así, que por supuesto que no estoy en condiciones de esos quejidos que quieres oír.

Mientras tanto Alexa le dio la mano al hombre que los había recogido. Noah estaba tan pendiente de Oli que había olvidado hacerlo, no tenía cabeza para nada.

—Encantada, Julián, soy Alexa, amiga de Olivia.

—El gusto es mío, señorita. —El tipo estaba un poco desorientado con los nombres, no sabía si había entendido bien—. ¿Usted también se llama Alexa? Qué casualidad.

Los tres sonrieron. Mientras Noah lo ayudaba a guardar las maletas le dio una palmada en la espalda y pensó que luego se lo explicaría todo a él y a Josefina.

Al llegar a La Soledad fue el turno de su madrina para quedarse helada, se cubrió la boca con la mano y elevó una plegaria, a la vez que en su rostro se evidenció un gesto de angustia que no pudo retener. Cuando por fin reaccionó, no escatimó en soltar millones de palabrerías evidenciando su pasmo. Sin dejar de parlotear, resuelta y solícita, los ayudó a instalarse. Mientras ella y Noah se encargaban de Olivia, su esposo acompañó a Alexa hasta la habitación que Josefina había preparado para ella.

—Puedes tratarme sin disimulo —le indicó Noah a Josefina—, ya sabe que eres mi madrina.

—Oh, cuánto me alegro de que hayas aclarado las cosas. —Le acarició el carrillo a Miller, luego se acercó a Olivia y le besó la frente—. Descansa, tesoro, y ya sabes, pídeme lo que necesites.

Oli estaba exhausta, le ofreció una deslucida sonrisa porque lo que necesitaba era dormir, los calmantes estaban haciendo efecto, y el dolor había mermado considerablemente.

—Te prepararé una rica y sustanciosa sopa, porque con el labio así no creo que puedas comer otra cosa. Entre todos nos ocuparemos de mimarte —añadió la mujer.

—Gracias, tengo un aspecto espantoso, lo sé, Josefina —contestó con un hilillo de voz.

—Cariño, pronto bajará toda esa hinchazón y los moretones desaparecerán. No te aflijas, tu piel muy pronto estará fresca y hermosa como siempre.

—Ahora vuelvo —indicó Noah a Olivia, haciéndole una seña a Josefina para que lo siguiera. En el pasillo emitió un suspiro muy hondo y audible mientras apoyaba una de las manos en el hombro de su madrina, estaba cansado.

—¿Qué le ha ocurrido, tesoro? Tiene una pinta terrible, casi no la reconozco.

—Por suerte está mejor de lo que parece. Nacary la ha atendido y dice que lo que tiene más grave son las costillas rotas. La han golpeado brutalmente.

—¿Quién ha sido capaz de ensañarse así con esa criaturita?

—Dame un segundo —le indicó mientras se retiraba para contestar una llamada.

—C.C. ¿Todo bien? ¿Habéis llegado bien?

—Acabamos de hacerlo.

—Tengo buenas noticias.

—Cuéntame.

—En cuanto os he dejado en el aeropuerto me he encontrado con el fiscal James Bonham. Le he presentado todos los informes, y está con la boca abierta ante la red de conexiones que al parecer tiene el senador Wheels con Montoya.

—No le habrás mostrado las fotos, ¿no?

—Tranquilo, amigo, te he dicho que no lo haría. Ya se están labrando las órdenes para intervenir todos los teléfonos de las empresas que al parecer están involucradas, también los del senador y los de su despacho. Incluso se nos ha ocurrido poner micrófonos, pero no sabemos si están equipados con contramedidas para detectarlos, así que lo más probable es que infiltremos a gente para saber con qué tecnología cuentan.

—Recuerda lo que te he dicho: está pendiente de instalar un perímetro de seguridad en la constructora de Nueva York, quizá ésa sea una buena forma de meterse. No le habrás hablado de Olivia al fiscal, ¿verdad?

—Qué desconfiado estás. Te he prometido que intentaremos dejarla fuera de esto. Recuerdo lo del perímetro, y lo tendré en cuenta.

—Quiero dejarla al margen, no quiero verla mezclada en esto.

—Lo intentaremos, Noah, lo intentaremos... pero ella es su esposa, quizá en algún momento tenga que declarar.

Noah chasqueó la lengua.

—Bonham cree que tenemos un gran caso y será tratado con absoluta discreción. No desea que nada se filtre, te prometo que atraparemos a ese malnacido.

—¿A qué juez le han pedido la orden? —quiso saber Noah.

—A Daltrey, y si tenemos suerte, jugaremos con un poquito de celeridad por su parte, ya que es de conocimiento público que si de narcoterroristas y blanqueo de dinero se trata es un defensor tenaz de la ley. ¿Cuándo volverás?

—No lo sé, pero no puedo ausentarme demasiado del trabajo, lo he dejado todo alegando que mi madre ha tenido un accidente.

—Mañana voy a Phoenix, al lugar donde Brian se encontró con Montoya; veré qué puedo averiguar.

—Mantenme al tanto, por favor.

—Descuida, cualquier novedad te la haré saber. Quédate tranquilo que ya estamos trabajando, mantente al margen y no estropees la investigación, sabes que si te relaciona nos anularán todas las pruebas.

—Lo sé, lo sé, soy consciente de ello, por eso te lo he dado todo a ti.

Tras hablar con Collin, Noah se dirigió a la cocina, donde se dedicó a explicarles a grandes rasgos a Josefina y a Julián lo que le había ocurrido a Olivia, así como el verdadero nombre con que debían llamarla. La pareja escuchó atenta mientras procesaban la información.

—La cuidaremos, tesoro, aquí estará bien y tranquila y se repondrá de todo.

—Gracias, madrina.

—Si es la mujer que amas, lucha por su amor, y si dices que ella también te ama, nada os impedirá estar juntos. Presiento que no nos lo has contado todo, tus juegos de palabras y tus silencios me lo dicen.

—Hay cosas que no puedo contaros, Julián... No porque no confíe en vosotros, sino porque mi deber es protegeros a todos.

Hizo una pausa.

—¿Eso quiere decir que tú también estás en peligro?

—Mi profesión es arriesgada, así que no sé de qué te asombras, padrino.

—Olivia está en peligro, ¿por eso la has traído aquí?

—Todos corremos peligro en este mundo hostil. Sabéis que esta casa es segura, pero mañana vendrán de Industrias Miller a controlar el sistema de alarmas y a reforzar y a cambiar todo lo que haga falta, así que tendréis a gente trabajando durante toda la semana, podéis quedaros tranquilos.

—Como ha dicho Julián, aquí la cuidaremos bien. Y por favor, deja de dar explicaciones: ésta es tu casa, muchacho, no tienes que pedir permiso a nadie para traer a quien tú quieras.

—En todo caso los que estamos de más somos nosotros.

—Ni en broma digas eso, Julián.

Noah salió dispuesto a darse una ducha, la necesitaba. En la escalera se encontró con Alexa, que bajaba.

—¿Todo está bien, te sientes cómoda?

—¿Cómo no estarlo en este caserón? ¿Todo esto es tuyo, Noah? En mi vida he visto una casa tan lujosa; bueno, la de los padres de Oli es enorme y lujosa también, pero esto, y el entorno... no tienen parangón —exclamó, y Noah sonrió a desgana mientras se metía las manos en los bolsillos del pantalón; sabía que tenía razón, pero él no disfrutaba del lugar—. Está bien, ya sé que recelas de todo esto, no pretendo que me lo cuentes. Pero déjame decirte igualmente que es un lugar hermoso.

—Disfrútalo como si fuera tu casa y haz lo que te apetezca.

—Gracias, sobre todo gracias por haber aparecido en la vida de Olivia, y por quererla.

Alexa se echó a llorar, Noah sacó las manos de los bolsillos y la abrazó.

—Hey, boba, no llores.

—No puedo verla sufrir más, la quiero mucho, ¿sabes?, como si fuera una hermana, y es tan buena que no es justa la vida de mierda que tiene.

—Está en mis planes hacerla muy feliz.

—Lo sé, pero hasta que ese hijo de mala madre desaparezca, le hará siempre la vida imposible, es un enfermo.

—Tranquila, no estoy de brazos cruzados. Si por mí fuera, ¿sabes lo que haría? Me saltaría la ley y le daría lo que merece.

—¡¡Ni se te ocurra!! —lo amonestó y le pegó en el pecho—. ¿No conoces el dicho ese «mala hierba nunca muere»? ¿Para qué arriesgarte cuando puedes destruirlo de otra forma?

—Tranquilízate, no lo haré, sé que Olivia no necesita que las cosas se resuelvan con más violencia a su alrededor.

Siguió cavilando pero ocultó sus pensamientos. «Pero si tuviera la oportunidad... no sé de lo que sería capaz.»

Rompe tu silencio
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