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A media mañana, el capitán Donovan Martens llamó a Noah y a Eva para hablar del topo que había entre ellos. Los de Asuntos Internos estaban poniéndose nerviosos y el tiempo se acababa. El capitán los tenía resoplando en su nuca y muy pronto toda su unidad se vería afectada por una investigación si ellos no lograban apartarlo.
—¿Qué novedades tenéis?
—Está difícil, capitán. Todo lo que habíamos conseguido se esfumó con la muerte de Simon Shawn y Leonard LeBron —dijo Eva.
—Ahora resta esperar a ver a quién ponen a distribuir en la zona —acotó Noah—. Enterarnos llevará algún tiempo pero nos conducirá al traidor, tengo a todos mis informantes alerta.
—Y de la investigación de esas muertes ¿qué se ha obtenido?
—Ninguna pista. Todo parece indicar que es obra de alguien que sabe muy bien lo que está haciendo. En el último crimen se usaron subcalibradas sabot y eso nos ha dejado sin muchas opciones —añadió Noah.
—Como dice Miller —acotó la detective—, parecen ir un paso por delante de nosotros.
—Sabéis muy bien que el crimen perfecto no existe, así que seguid buscando pruebas, alguien más tiene que saber algo. Indagad en el entorno de esos dos, que de ahí tiene que salir algún dato. El último crimen es demasiado limpio, pero en el de Shawn y la anciana estoy seguro de que alguien del vecindario tuvo que haber visto algo, volved allí. —Ambos asintieron con la cabeza—. Se nos agota el tiempo, muy pronto tendremos a todos los de Asuntos Internos pegados al culo.
—Noah, yo me encargo de regresar a Morrisania. Volveré a interrogar al vecindario para ver si doy con alguien que haya visto u oído algo, también revisaré las cámaras de nuevo. Tú busca en el Yonkers, a ver si logras determinar desde dónde se efectuaron los disparos a LeBron y así poder levantar alguna huella. A ti te gusta desguazar los informes de balística, así que ocúpate de atañerte a la trayectoria y a la inclinación del disparo, para ver si logras desentrañarlo.
—Perfecto, me iré con alguien del equipo forense a ver si puedo reconstruir eso para determinar el lugar, aunque con las balas sabot será bastante impreciso todo.
Noah llegó a las ruinas de la estación hidroeléctrica, donde ya estaba esperándolo un equipo de criminalística. Cuando bajó del coche, uno de los indigentes que habían encontrado el cuerpo de LeBron andaba por las inmediaciones.
—¿Cómo le va, detective? —Noah se quitó las gafas y saludó al hombre con un asentimiento de cabeza. Sacó unos dólares y se los dio para que se comprara algo de comer—. Muchas gracias, espero que usted tenga mejor suerte que su compañera.
Noah se extrañó ante el comentario, pero escondió su sorpresa disimulando tras la expresión de su rostro lo que sentía.
—Eso espero.
—La detective Gonzales no me vio. Parecía apurada, pero creo que se fue de mal humor, o eso parecía.
Noah le tocó el hombro.
—Si ella viene, no le comente nada, porque se supone que lo que hacemos es una investigación encubierta y nadie debería haberla visto. ¿Contamos con su discreción, amigo? Para nosotros es muy feo saber que hemos fallado en nuestro trabajo. No la desilusione, ¿de acuerdo?
«¿Para qué me ha hecho venir si ella ya había vuelto?»
—Por supuesto, no se preocupe, seré una tumba.
Después de algunas horas de mediciones, los expertos determinaron el posible punto de origen de la parábola, pero debido a las balas que se habían utilizado el resultado era bastante equívoco, por lo que tuvieron que ampliar el perímetro en esa dirección. Barrieron el lugar pero no encontraron nada. La distancia establecida era extensa, así que todo indicaba que era muy probable que hubieran utilizado un fusil.
Frustrado, Noah no volvió a la comisaría. Su turno había terminado, así que se dirigió a su casa, pero en el camino conectó el manos libres y llamó a Alexa.
—Hola.
—Detective, ¿sucede algo?
—Necesito ver a Olivia —le soltó sin pensar.
—¿Qué quieres que haga?
—No sé, inventa algo para sacarla de esa casa y que vaya a la galería.
—No es tan fácil. El muy desgraciado la tiene vigilada con sus lacayos.
—¿Cómo? ¿No la deja salir?
—En teoría Olivia había llegado a un acuerdo con él de que la dejaría ir a la galería, y él accedió. Pero la realidad es otra. Él dice a qué lugares puede ir, y como sabrás yo no soy santo de su devoción.
—¿Cómo lo hizo para salir el otro día? Le dije que no se arriesgara.
—No subestimes a Olivia, ella es muy inteligente y te aseguro que ya no es la Oli sumisa y calladita de antes.
—No quiero que se enfrente a él.
—Confiemos en que sabrá cuidarse.
—Ese tipo no razona. Sé el patrón de esos enfermos: se sienten poderosos golpeando a mujeres indefensas, todo les va bien como excusa para desatar su violencia. Quiero sacarla de allí y me siento impotente por no poder hacerlo. No sabes cuánto necesito verla, es necesario que hablemos.
—Déjame advertirte que no creo que quiera verte; la liaste bien liada.
—Supongo que te refieres a lo que pasó en mi casa.
—Sí, me lo ha contado. Los hombres encontráis rápidamente sustitución. Tiene a tu pelirroja entre ceja y ceja, y a ti ni te cuento.
—Ella me echó de su vida, tú la escuchaste esa noche.
—Lo sé, pero no perdiste el tiempo. Mierda, Noah, saliste de la fiesta y te fuiste a follar; no entiendo esa bendita forma que tenéis los hombres para olvidar.
—Lo hecho, hecho está, llorar sobre un muerto son lágrimas perdidas.
—¿Eso quiere decir que te arrepientes?
—Mi arrepentimiento no cambiaría las cosas. Ella me mintió.
—¡Sí que eres orgulloso! No te imaginaba así.
—Soy muy orgulloso, y por ella me comí el orgullo lo que no te imaginas.
Un silencio se instauró en la línea.
—¿Vas a ayudarme o no?
—Ay, Dios, si no fuera porque sé que os morís el uno por el otro... Ve a la galería y espera en la entrada de atrás. Yo iré a buscarla a su casa y la llevaré allá, pero no te dejes ver, seguro que nos sigue su guardaespaldas.
—¿Harás eso por mí?
—Sí, detective, aunque mi amiga se cabree conmigo y aunque no te lo merezcas.
—Gracias.
—Lleva comida para dos y una buena botella de vino o champán. La verdad es que no sé por qué lo hago, porque creo que la otra noche tu cerebro se trasladó a tu entrepierna. Mejor corta antes de que me arrepienta.
Noah sonrió ilusionado y asintió a todo.