10

Como ninguno de los dos sabía cocinar, el servicio de entrega de comida a domicilio fue la mejor opción.

En total complicidad y como si se conociesen de años, almorzaron juntos en la cocina. Noah le habló un poco de su trabajo y de su ciudad natal. Olivia tan sólo se refirió a su pasión por la pintura y a sus estudios en bellas artes. No podía creer lo bien que se sentía en compañía de aquel hombre, estaba tan relajada que le costaba reconocerse.

—¿No deseas acostarte un rato?

—Te lo agradezco, pero estoy bien. A veces hasta yo me asombro del poder de recuperación que tiene mi cuerpo, siempre se cura antes que mi alma.

—De eso me encargaré yo, haré que tu alma se cure tan rápido como tu cuerpo. Ven, vamos a sentarnos un rato en el sofá.

La ayudó a que se acomodara, poniendo algunos almohadones tras su espalda para que estuviera más a gusto. Para crear un clima propicio encendió el equipo de sonido y saltó Happy,* de Leona Lewis.

—¿Te apetece que hablemos? Prometo no entrometerme en lo que no quieras.

Era obvio que tarde o temprano las preguntas llegarían. Aunque durante la comida él se había dedicado a hablar de sí mismo, no resultaba extraño que Miller quisiera saber un poco más de ella.

—¿Qué quieres saber, Noah? A decir verdad, no sé cuánto estoy dispuesta a decir. Sé que es injusto porque tú amablemente me has dado acogida en tu hogar y en tu vida, pero te pido que me entiendas.

Olivia se puso alerta, su cuerpo se tensó de pronto y Noah, comprendiendo al instante cuánto le costaba hablar, le acarició el brazo.

—Si no estás a gusto puedo entenderlo. Quiero que te sientas animada y en confianza, quiero conocerte, que me conozcas; es increíble la atracción que siento por ti, me gustas mucho, eres una mujer hermosa por fuera y estoy seguro de que también lo eres por dentro, por eso espero descubrirlo. También creo que eres una mujer muy inteligente, ésa es otra de las cosas que quiero conocer de ti, saber de tu inteligencia, de tus dotes.

—Espero que comprendas que me siento vulnerable, que no es que no tenga en cuenta lo que haces por mí. Estoy tan necesitada de afecto que no sé si me equivoco, espero que no, pues tus palabras y todos tus gestos me reconfortan, y el hecho de que sin conocerme me estés brindando tu ayuda me hace cosquillas en el alma. Pero a pesar de que me tienes encandilada, soy consciente de que quizá no sea el mejor momento en mi vida para iniciar algo.

—Puede que estemos equivocándonos los dos, pero cómo saberlo si no lo intentamos. Sé que los besos que nos hemos dado pueden confundir las cosas, así que, si lo deseas, por el momento podemos probar a ser amigos.

Se quedaron mirándose unos instantes y Noah, dispuesto a seguir adelante, persiguió sus instintos, los que le decían que esa mujer era muy especial y que no debía dejarla escapar, y le preguntó:

—¿Cuánto hace que estás casada?

Olivia se mostró un poco vacilante ante la pregunta, tomó una bocanada de aire y contestó:

—Seis años.

—¿Puedo preguntar qué sientes por él?

—Es difícil. —Lo pensó unos instantes, tragó saliva y continuó—: Hasta ayer quería seguir intentándolo, o al menos necesitaba creer que había una solución posible, pero ahora se ha acabado, necesito sentir que le importo a alguien. —Probó lo dicho en el fondo de los ojos de Noah, que la miraba con anhelo—. Necesito hacer algo para sentirme bien conmigo misma. Creo que hace tiempo que lo desprecio, pero me negaba a aceptarlo.

Noah le acarició la mejilla.

—¿Por qué piensas que seguías a su lado, entonces? —Le habló en un tono tan dulce que ella se sintió confiada.

—Porque es lo que todo el mundo esperaba que hiciera, que lo acompañase, que lo apoyase. Nadie sabe en realidad cómo es, ante los ojos de la gente es el esposo perfecto, el yerno perfecto. —Su voz era vacilante y hablaba muy bajito, con mucho pesar—. Poco a poco fue alejándome de todo lo que me gustaba, me trajo a Nueva York persiguiendo su sueño, y se suponía que los míos también, pero fui quedando relegada progresivamente. No es que no me diera cuenta en todo este tiempo, pero él es muy hábil para hacerme sentir poca cosa, se encarga a diario de menospreciarme. No quiero que malinterpretes lo que voy a decir, pero tu forma de tratarme me hace ver las cosas de otra manera. Aunque los pocos que sabían mi situación me lo decían, creo que necesitaba que un hombre me tratara bien para poder marcar la diferencia.

—No te trato de ninguna manera especial, sino como debería hacerlo todo el mundo, como debe hacerlo cualquier hombre.

—Si supieras...

—Cuéntame, quiero saberlo todo.

—Dame tiempo, me cuesta mucho y no quiero que me tengas lástima, no es lo que intento conseguir de ti.

El timbre sonó e interrumpió a Noah, que se había aproximado y tenía toda la intención de besar a Olivia.

—Me debes un beso —le dijo mientras se ponía de pie y la señalaba; ella se sintió algo cohibida, por el ímpetu con que Noah se mostró dueño de sus labios, y le sonrió de forma muy sexy intentando dejar a un lado su timidez. Desarmado por esa sonrisa que lo tenía aturdido, decidió hacer esperar a quien llamara, regresó, se estiró por encima del respaldo del sofá y poseyó sus labios.

—Ya no te debo nada.

—Te equivocas, voy a demostrarte que todos tus besos son míos, voy a apropiarme de ellos. Siempre me deberás uno más, porque me he dado cuenta de que me estoy aficionando a tu boca.

El timbre volvió a sonar y el corazón de Olivia se llenó de emoción; él era fresco, atento, y se mostraba tan cariñoso que su actitud le producía una profunda ilusión.

En el salón, acompañada por Miller, irrumpió la verdadera Alexa.

—Ha llegado tu amiga.

—Hola, Oli —dijo la verdadera Olivia rápidamente para que no se olvidara de disimular.

—Alexita, mi vida, estás hecha un desastre. —Su amiga la abrazó—. Tienes una cara horrible, está azul violáceo en su máxima potencia.

—Oli, siempre tan explícita. No es necesario que resaltes tanto lo que quisiera borrar.

—Ay, es que me ha impactado. Gracias a Dios que finalmente te has ido de allí. —Al ver el estado en el que se encontraba su amiga, no había podido reprimirse y sus palabras habían salido disparadas de su boca.

—¿Queréis tomar algo? —preguntó Miller, cambiando de tema al ver lo avergonzada que Olivia se sentía; ambas contestaron que no—. Bueno, en ese caso me voy y os dejo solas para que podáis hablar tranquilas. Volveré dentro de un rato, sentíos como si estuvierais en vuestra casa y disponed de todo libremente.

—No es necesario que te vayas, Noah.

A Olivia se le atravesó un nudo en la garganta, consideraba que no era justo que él se tomara tantas molestias.

—No te preocupes por mí, voy a ver a mi amigo, al que dejé anoche en su casa pasado de copas. Volveré pronto.

—Gracias por todo lo que estás haciendo por mi amiga —dijo la rubia recién llegada.

—Realmente lo hago con muchísimo gusto.

Se fue.

—Virgen santísima, está para comérselo. Ay, cómo le mordería esa boca.

—No tienes remedio ni juicio, Alexita, eres una fresca.

—Oli, pero si no digo más que la verdad, no sé cómo puedes estar tan tranquila. Escúchame bien: si yo lo tuviera sólo para mí como lo tienes tú, ya lo habría devorado, te lo juro.

Olivia se retorció las manos y apartó la mirada de su amiga.

—¿No me digas que te lo has comido, Olivia? Yo esa mirada la conozco...

Olivia sonrió tímidamente y asintió con la cabeza mientras una chispa de picardía asomaba en sus ojos.

—¡Me muero, me muero! —Alexa gritaba exageradamente mientras se sentaba en el sofá—. Quiero que me cuentes cómo besa.

—No sé.

—Ay, Oli, ¿cómo que no sabes? En una escala del uno al diez. ¿Cuánto le das?

—Diez —dijo dejando escapar una risita pueril—. Me ha comido la boca y me ha encantado —terminó confesando mientras se cubría la cara.

—Amiga, ya decía yo que con esos labios ese caramelo no podía ser más que un depredador. Aaah, y te hacías la mosquita muerta.

—No me digas eso, que me arrepiento.

—Ni se te ocurra arrepentirte, Olivia Moore, porque la que te muele a palos soy yo. —Olivia hundió su cabeza en su regazo—. Perdón, perdón, como siempre soy una bruta y una lengua floja, ya sabes que hablo sin pensar, como si tu cuerpo necesitase un solo moretón más, qué bestia soy.

—No te preocupes, sé que sólo ha sido una manera de hablar, tú jamás me harías daño.

—Por supuesto, Oli, si te quiero como a la hermana que nunca tuve. Te he traído ropa, amiguísima, he supuesto que saliste con lo puesto, así que aquí tienes todo lo que compramos el otro día y algunas cosas mías.

—Gracias, has supuesto muy bien. Cuéntame ahora, ¿qué ha dicho Murray?

—Primero vino muy mansito, pero cuando vio que no estabas se enfureció y empezó a romperlo todo. Ed llegó justo entonces y, aunque lo echó, sus matones le dieron un empujón y lo dejaron sentado de culo en el suelo. Ha intentado asustarnos para que le digamos tu paradero, pero tú no te preocupes por nada. Estoy segura de que estarán vigilándome, pero juro por mi vida que no te encontrarán, así que ahora cuando me vaya, le pediré a Noah que se deje ver conmigo para que crean que estoy con él, que a eso he venido. Tú no te preocupes, no permitiremos que te encuentre.

—No puedo vivir toda la vida escondida; además, a cuento de qué estoy complicándole la vida a Noah.

—Ay, Oli, te aseguro que Noah quiere mucho más que complicarse la vida contigo.

—Siento que lo estoy usando, Alexita.

—Pero no seas boba, es obvio que él no está dispuesto a dejarse usar más de lo que desea ser usado.

—Necesito irme de aquí, no es lógico que me instale en la casa de un desconocido; además, no es la forma adecuada de iniciar algo.

—Iniciar algo... ¿He oído bien? ¿Piensas iniciar algo con él?

—No lo sé, es una forma de hablar, pero de la forma en que lo dices... Lo cierto es que nos estamos conociendo, pero ésta no es forma de hacerlo. No puedo mudarme aquí como si tuviésemos una relación de tiempo atrás.

—Pero no estás pensando en volver a tu casa, ¿verdad?

—No, no voy a volver con Murray, pero necesito tiempo para ordenar mis ideas, necesito curar mis heridas físicas para poder enfrentarme a él. Y si en el proceso puedo seguir viendo a Noah, lo haré, aunque un par de besos no garantizan nada, y quizá cuando me vaya se olvide de mí; es lo más probable, soy plenamente consciente de que supongo un verdadero problema para quien sea.

»De todas formas, reconozco que me gusta, ahora que he probado sus besos me he dado cuenta de que estaba anestesiada, de que Murray había adormecido todos mis sentidos y me había quitado hasta la voluntad de sentir. Me estaba secando por dentro.

—No puedo creerlo, Oli, te escucho y me parece un sueño. Dios ha obrado el milagro y por fin te has desengañado. ¿Sabes? Tiaré ha llegado a Nueva York, me llamó anoche y me dijo que se quedará en su casa de Long Island. ¿Qué te parece si la llamamos para ver si puedes ir a pasar unos días con ella? Estoy segura de que ella misma te invitará, cuando hicimos la carrera de bellas artes nos llevábamos muy bien, y ayer me preguntó por ti, me dijo que quiere venir a ver la galería.

—¿Tú crees, Alexa?

—Sí, déjame buscar su teléfono. Aunque insisto en que yo me quedaría con ese caramelito, que está para rechuparse los dedos. Está más buenazo que el pan, Olivia, ¿has visto la espalda que tiene?

Olivia asintió, no podía negar que Noah era muy apetecible, pero aun así le dijo:

—Quiero hacer las cosas como corresponde.

—Está bien, lo entiendo, ya sé que tú no eres yo y que eres muy correcta. Haremos las cosas como te parezca; mientras no vuelvas con el ogro, yo te apoyo en todo.

Rompe tu silencio
titlepage.xhtml
Dedicatoria_0001_0000.htm
Capitulo_1_0002_0000.htm
Capitulo_2_0003_0000.htm
Capitulo_3_0004_0000.htm
Capitulo_4_0005_0000.htm
Capitulo_5_0006_0000.htm
Capitulo_6_0007_0000.htm
Capitulo_7_0008_0000.htm
Capitulo_8_0009_0000.htm
Capitulo_9_0010_0000.htm
Capitulo_10_0011_0000.htm
Capitulo_11_0012_0000.htm
Capitulo_12_0013_0000.htm
Capitulo_13_0014_0000.htm
Capitulo_14_0015_0000.htm
Capitulo_15_0016_0000.htm
Capitulo_16_0017_0000.htm
Capitulo_17_0018_0000.htm
Capitulo_18_0019_0000.htm
Capitulo_19_0020_0000.htm
Capitulo_20_0021_0000.htm
Capitulo_21_0022_0000.htm
Capitulo_22_0023_0000.htm
Capitulo_23_0024_0000.htm
Capitulo_24_0025_0000.htm
Capitulo_25_0026_0000.htm
Capitulo_26_0027_0000.htm
Capitulo_27_0028_0000.htm
Capitulo_28_0029_0000.htm
Capitulo_29_0030_0000.htm
Capitulo_30_0031_0000.htm
Capitulo_31_0032_0000.htm
Capitulo_32_0033_0000.htm
Capitulo_33_0034_0000.htm
Capitulo_34_0035_0000.htm
Capitulo_35_0036_0000.htm
Capitulo_36_0037_0000.htm
Capitulo_37_0038_0000.htm
Capitulo_38_0039_0000.htm
Capitulo_39_0040_0000.htm
Capitulo_40_0041_0000.htm
Capitulo_41_0042_0000.htm
Capitulo_42_0043_0000.htm
Capitulo_43_0044_0000.htm
Capitulo_44_0045_0000.htm
Capitulo_45_0046_0000.htm
Capitulo_46_0047_0000.htm
Capitulo_47_0048_0000.htm
Capitulo_48_0049_0000.htm
Capitulo_49_0050_0000.htm
Capitulo_50_0051_0000.htm
Capitulo_51_0052_0000.htm
Epilogo_0053_0000.htm
0054_0000.htm
Agradecimientos_0055_0000.htm
notas_split_000.htm
notas_split_001.htm
notas_split_002.htm
notas_split_003.htm
notas_split_004.htm
notas_split_005.htm
notas_split_006.htm
notas_split_007.htm
notas_split_008.htm
notas_split_009.htm
notas_split_010.htm
notas_split_011.htm
notas_split_012.htm
notas_split_013.htm
notas_split_014.htm
notas_split_015.htm
notas_split_016.htm
notas_split_017.htm
Creditos_0057_0000.htm