CAPÍTULO XI

En el cual se trae auctoridad de Pedro de Aliaco, Cardenal, gran teólogo, filósofo, matemático, astrólogo, cosmógrapho, la cual mucho movió con eficacia a Cristóbal Colon y lo confirmó en todo lo pasado.—Donde incidentemente se toca que España se extendia hasta lo que agora se dice África, y llegaba al monte Atlántico, porque antiguamente era todo tierra continua y no habia estrecho de agua donde ahora es el de Gibraltar.

Traídas auctoridades de los antiguos filósofos y cosmógraphos e historiadores, que por su auctoridad e razones que traían Cristóbal Colon les pudo dar crédito, con justa razón, para ofrecerse a tomar cargo de aquesta su nueva y arduísima empresa, o a proseguir la vieja que otros en querer descubrir antiguamente tuvieron, resta por traer las auctoridades de modernos autores, y que últimamente le pirficionaron su propósito, y se determinó como si ya hobiera venido y visto estas tierras con tal certidumbre a venir a buscarlas.

Lo primero es lo que Pedro de Aliaco, Cardenal, que en los modernos tiempos fue, en filosofía, astrología y cosmographia doctísimo, cancelario de París, maestro de Juan Gerson y hallóse en el Concilio de Constancia por el año de 1 41 6 (según Juan Trithemio en el libro De scriptoribus ecclesiasticis), dice en sus libros de astrología y cosmographia, y este doctor creo cierto que a Cristóbal Colon más entre los pasados movió a su negocio; el libro del cual fue tan famihar a Cristóbal Colon, que todo lo tenia por las márgenes de su mano y en latín notado y rubricado, poniendo allí muchas cosas que de otros leía y cogía. Este libro muy viejo tuve yo muchas veces en mis manos, de donde saqué algunas cosas escritas en latín por el dicho Almirante Cristóbal Colon, que después fue, para averiguar algunos puntos pertenecientes a esta historia, de que yo antes aun estaba dudoso. Dice, pues, Pedro de Aliaco en el tractado De imagine mundi, en el cap. 8.º De quantitate habitabili, y en el cap. 19.º de su Cosmographia, y en otras partes de sus tractados, alegando a Aristóteles, que no es mucha mar del fin de España, por la parte del Occidente, al principio de la India por la parte de Oriente; y llama el fin de España al fin de África, porque lo que agora se llama África se llamaba y era España. La razón de esto da el mismo Aliaco en el capítulo 31.º De imagine mundi, donde describe a España y a sus partes, porque antiguamente no habia estrecho de agua entre lo que agora se llama Gibraltar y lo que África se llamaba, sino todo era tierra continua hasta lo que ahora se dice África, pero el mar Oceano, comiendo y gastando lo profundo e íntimo de la tierra, juntóse con el mar de Levante, Tirreneo, o Mediterráneo, y asi se hizo el estrecho que dicen de Gibraltar; puesto que los poetas fingen que Hércules lo abrió y que este fue uno de sus trabajos, y las columnas de Hércules fueron, desta parte de España la una, y esta era el monte Calpe, donde ahora está Gibraltar, y de la otra de África era la otra columna el monte Abila, altísimo, que está frontero del de Gibraltar, que es en Mauritania o Marruecos. Por manera que aquellas provincias que están de la otra parte del estrecho, que agora son de África, como son Marruecos, y Tánjar, y Arcila, que agora tienen los portogueses, eran provincias de España, las cuales propiamente nombraban los antiguos, España la ulterior; y desta España dice Aliaco, que hablan Plinio y Orosio e Isidoro, y asi a este propósito dice Aliaco más en el cap. 19 de su Cosmographia, que según los filósofos y Plinio, el mar Oceano, el cual se extiende entre el fin de España la ulterior, conviene a saber, de África por la parte del Occidente, y el principio de la India por la parte de Oriente, no es gran latitud, porque experiencia, dice él, hay que aquel mar sea navegable en muy pocos dias si el viento fuese tal cual conviniese. Y por tanto, aquel principio de la India en el Oriente no puede mucho distar o estar lejos del fin de África (que se dijo antiguamente ser España) debajo de la tierra, conviene a saber, debajo de la mitad de la tierra, etc. estas son sus palabras.

Trae también el filósofo en el fin del segundo libro De cælo et mundo, que dice que de las Indias se puede pasar a Cádiz en pocos dias, y lo mismo afirma su comentador allí, Averroes. Alega eso mismo a Séneca en el primero de los Naturales, donde dice que de los fines últimos de España se puede navegar en pocos dias con viento conveniente hasta las Indias; y en el cap. 5.º, refiriendo la grandeza de la India, dice que la India es grande en gran manera, porque, según Plinio en el sexto libro de su Natural historia, ella sola es la tercera parte de la tierra habitable, y tiene ciento y diez y ocho naciones; la frente della meridiana llega al trópico de Capricornio por la región de Pathal y de las tierras vicinas, las cuales cerca el brazo grande de la mar que desciende del mar Oceano que es entre la India y España interior o ulterior o África, como arriba dicho se ha. El lado Meridiano de la India desciende del trópico de Capricornio y corta la equinoccial cerca del Monte Maleo y las regiones comarcanas; y en medio de la equinoccial está la ciudad que se llama Arim, la cual dista igualmente del Oriente y Occidente, Setemptrion y Mediodia, etc. De aquí arguye Aliaco ser falso lo que la vulgar opinión tiene que Hierusalem esté en medio de la tierra, porque hablando simpliciter no está Hierusalem en medio de la tierra habitable, sino que es en cuasi medio de los climas, conviene a saber, en el cuarto, como dice Aliaco en el cap. 9.º, hablando de los climas.

Ansí que tornando al propósito, visto lo que Aliaco decia y las razones y autoridades que trae, llegóse muy propincuo Cristóbal Colon y cuasi ya del todo a determinarse; pero porque aun Nuestro Señor a quien en esto siempre tuvo por favorable, y a que del todo tuviese indubitable noticia de lo que le quena encomendar le ayudaba, quiso depararle otras ocasiones y adminículos para que más se certificase. Diremos en los siguientes capítulos lo que según la ordenación divina para lo dicho le restaba.

Historia de las Indias
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