Para de sufrir
Cada vez que te llegan los estados de cuenta de la tarjeta de crédito o los avisos de pago de tus créditos ¿te dan ganas de llorar o definitivamente ya ni los abres? ¿Sueñas que los banqueros te persiguen y por más que quieres no hay manera de que pagues cada mes ni siquiera el mínimo de lo que debes?
¿Estás psicótica? No, estás sobreendeudada. ¿Qué hacer?
1° Separa tus deudas en tres:
Las deudas tipo A. Son créditos que están garantizados por alguno de tus bienes o una cuenta de ahorros, de modo que si no pagas la deuda te los pueden quitar (embargar tu casa o coche si no pagas la hipoteca o el crédito automotriz, o congelar tu cuenta bancaria si no pagas un crédito de nómina).
Las deudas tipo B. Las que no están respaldadas por ninguno de tus bienes (como la tarjeta de crédito, pero revisa el contrato para asegurarte de ello).
Las deudas tipo C. Lo que le debes a familiares y amigos.
2° Organiza tu presupuesto y reduce al máximo los excedentes y gastos innecesarios. Usa la cabeza y recorta con dureza. Más vale apretarte el cinturón fuertemente unos meses y no arrastrar tus deudas y angustia durante años.
Habla con tus amigos y familiares y pídeles un periodo de gracia (con esto puedes olvidarte de las deudas tipo C por un tiempo).
3° Usa todo el dinero extra que puedas exprimir de tus ingresos para repagar tus deudas A y B. Sigue estas reglas de prioridades:
Si no te alcanza para llegar al mínimo de todas, paga primero el de las deudas tipo A.
Si puedes cumplir con el pago de todas y todavía te sobra algo de dinero, abona una mayor cantidad a las deudas que te cobren una mayor tasa de interés.
Una vez que acabes de pagar tus deudas o reduzcas el saldo, retoma tu compromiso de pago con familiares y amigos.
Evita a toda costa obtener nuevos créditos o aumentar tus deudas mientras no acabes de pagar las que ya tienes.
4° Además de organizar tus deudas, puedes seguir estos pasos de manera simultánea:
Consolida tus deudas. Muchas instituciones financieras ofrecen un gran préstamo con el que puedes repagar todas tus deudas (o una gran parte). Esto te ayuda porque ahora sólo tienes que hacer un pago muchas veces a una mejor tasa de interés y un menor pago mensual.
Negocia. A tus deudores tampoco les conviene que dejes de pagar. Si caes en un hoyo financiero acércate a las empresas a las que les debes (bancos y similares), explícales la situación y busca llegar a un acuerdo de reestructuración con ellas que sea conveniente para ambas partes.
