Test metabólico

(sin sacarte una sola gota de sangre)

Siempre A veces Nunca El efectivo te quema las bolsas: si sales de casa con la cartera llena, probablemente regreses con la cartera casi vacía. Sudas cada vez que se acerca el fin de mes o de la quincena porque ya no tienes ni un quinto. Eres la mejor clienta de tus amigas (y no tan amigas) que deciden vender joyería, pasteles, suplementos alimenticios… Si ves algo en barata, lo compras “por si” lo llegaras a necesitar. Te da pena decir que no cuando una persona te pide dinero prestado o un donativo (aun cuando no quieres hacerlo). Sabes, desde hace tiempo, que tienes que hacer un cambio en tu vida financiera, pero cada día dices mañana… mañana… mañana. Pones excusas (a ti o a otros) sobre lo que compras, lo que debes, lo que no ahorras… Tropiezas una y otra vez con los mismos errores financieros (deudas de más, cheques devueltos, compras innecesarias), aunque juras y perjuras que vas a cambiar. Cada vez que llega el estado de cuenta de tu tarjeta de crédito, la cantidad te toma por sorpresa. Eres más fácil para los créditos que para los hombres. Cada vez que te ofrecen uno dices que sí. Si vas a alguna institución financiera aceptas automáticamente lo que te ofrecen (después de todo, ellos son los expertos… y tú no sabes nada). Compras cosas que no puedes costear sólo porque está presente alguien más y no quieres quedar mal. No entiendes por qué, en cuestión de dinero, las cosas no funcionan como a ti te gustaría que funcionaran. ¿Cuál es la columna con más respuestas marcadas?

Siempre = Metabolismo dormido. Vives agotada sin obtener nada a cambio. De la misma manera, todo el dinero que ganas o que obtienes desaparece sin que tu situación financiera mejore. Probablemente sientes que todo mundo tiene mayor nivel de energía y mayor riqueza que tú; piensas o percibes que tus amigas o colegas, que están en una situación similar a la tuya, viven mejor y más tranquilas, quizá con la misma cantidad de dinero. Lo que es peor, cuando enfrentas alguna eventualidad que golpea tus finanzas, no sólo te detienes sino que empiezas a ir para atrás. Es inminente que empieces a actuar y a cambiar la forma en que manejas el dinero antes de que te quedes sin aliento (y quebrada).

A veces = Metabolismo en proceso. Como la mayor parte de las mujeres, tu metabolismo tiene sus días (y no, no me refiero a tu ciclo menstrual). En algunos momentos está funcionando perfectamente, tu condición es óptima y manejas tus finanzas de maravilla… pero en otros, te cuesta trabajo tan sólo pensar en abrocharte las agujetas y tu vida financiera entra en un terrible letargo en el que parece que todo te sale mal. A tu metabolismo financiero le cuesta trabajo adaptarse a las situaciones o problemas que se salen de la cotidianidad. Tu énfasis debe estar en aprovechar lo que ya haces bien y aprender a resolver lo que todavía te falla para mantener el buen ritmo y alcanzar tus metas lo más rápido posible.

Nunca = Metabolismo en forma. Tu metabolismo es lo más eficiente que hay, logra transformar la mayor parte de tu dinero en riqueza sin mucho esfuerzo; está en óptima condición, por lo que, al parecer automáticamente, resuelve y acomoda cualquier evento financiero inesperado. Esto no quiere decir que tu metabolismo sea perfecto (hasta el mejor atleta tiene algunas carreras malas), pero es un hecho que sabes tomar buenas decisiones y adaptar tu cartera a las diferentes circunstancias de la vida. Aun así, siempre es bueno mantenerse en “entrenamiento” (¡o sea, que no te salvas de leer este libro!) para corregir los detalles que puedes estar haciendo mal, proponerte metas más ambiciosas y llegar mucho más lejos, mucho más rápido.

A diferencia del cuerpo humano, el metabolismo financiero no es destino. Si hasta hoy tu metabolismo ha sido lento, o más lento de lo que quieres, lo puedes cambiar. No estás condenada a una vida de dieta monetaria sin resultados (“Me privo de todo lo que quiero pero igual no llego a ninguna parte”) o con rebote (“Hoy resuelvo mis problemas pero mañana regreso a las deudas”).

Cada una de nosotras puede acelerar su metabolismo de manera permanente para lograr transformar el dinero en verdadera riqueza. Sin contar calorías (digo, pesos y centavos), sin anfetaminas, sin fajas reductivas ni ejercicios extenuantes…

El metabolismo financiero se acelera, antes que nada, con información.

Cabrona y millonaria
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