La biología de tu dinero
¿De qué depende que tengas el metabolismo financiero que tienes?
Tu DNA financiero. Hay una parte innata en la manera en que manejas el dinero. Hay personas que son naturalmente ahorradoras, hay quienes son más arriesgadas y hay otras que nacen con una mayor facilidad e interés hacia todo lo que tiene que ver con la plata.
La situación financiera en la que creciste. Lo que viste y viviste en torno al dinero y a su efecto: carestía o abundancia en casa, variaciones en la situación financiera del hogar (a veces tener mucho y a veces tener poco), pleitos de dinero entre los padres, tener más o menos dinero que tu círculo social, los límites monetarios que te imponían.
Los ejemplos no verbales con los que creciste. Una acción vale más que mil palabras. Aprendemos por lo que vemos, sobre todo si es incongruente con lo que nos dicen: angustia de los padres por problemas de dinero; mentirillas, blancas o dolosas, en torno al dinero (“No le digas a tu papá que lo compré”); amenazas de condicionar el dinero ante cierta conducta.
Como sucede con todos los metabolismos, hay algunos que funcionan mejor que otros (no, aquí nadie se va a pesar en una báscula pública). Hay unos más lentos, a los que les cuesta más trabajo transformar el dinero en riqueza, ya sea porque están atrofiados por falta de uso, porque reciben los estímulos incorrectos o porque están acostumbrados a actuar de una manera que puede haber sido correcta en el pasado, pero que ya no corresponde a tu vida actual (por ejemplo, antes tenías más dinero y hoy, en medio de una crisis, sigues tomando las mismas decisiones).
Hay otros metabolismos financieros que funcionan con mayor rapidez, ya sea porque se ejercitan más, porque reciben las instrucciones correctas o porque se adaptan mejor a los cambios que se presentan a lo largo de la vida.
Tener un metabolismo financiero lento, no sólo te hace menos rica en pesos, centavos y bienes materiales, también es frustrante y cansado. Es luchar contra la corriente porque, mientras por un lado, estás dispuesta y preparada para ser rica, por el otro, la manera en que actúas te sabotea y te mete el pie para que tropieces.
Si no aprendes a acelerar tu metabolismo financiero, ni el mejor plan, ni el mejor libro, ni el mejor asesor, ni las mejores veladoras y oraciones van a hacer que las cosas funcionen como tú deseas.