Cabrona on top
Si quieres ser tú la que mandas sobre tus deudas y no ellas las que manejen tu vida, tu tranquilidad y tu estado de ánimo, sigue estos consejos:
Querer no es poder. ¿Quieres un crédito? La respuesta siempre va a ser que sí. Después de todo, hay tantas cosas que podemos comprar… La pregunta que tienes que hacerte es si puedes cumplir con lo que ese crédito implica. ¿Podrás cumplir con el pago mensual no uno ni dos meses, sino todo el plazo que dure el préstamo?
Limita las tentaciones. Tener crédito en la mano y no utilizarlo es como tener a Russell Crowe en bikini enfrente de ti y jurar castidad… Tarde o temprano vas a caer en el pecado. Ni una santa puede abstenerse de abusar del crédito si tiene los instrumentos en la cartera:
Nadie necesita tener más de una (máximo dos) tarjeta de crédito. Cancela todas tus tarjetas salvo la bancaria que mejor servicio ofrezca o menores intereses cobre; si dejas otra, que sea sólo para emergencias. No necesitas tarjetas de cada una de las tiendas departamentales que visitas (por mejores promociones que prometan). Si te ofrecen otra tarjeta, hazte ciega, sorda y muda.
Antes de solicitar cualquier otro crédito (automotriz, de nómina…) piensa muy bien en qué lo quieres utilizar. Jamás pidas o aceptes un crédito “por si acaso” o “para ver en qué se ofrece”. Ten en mente qué es lo que quieres comprar y evalúa que sea algo que valga la pena antes de buscar un crédito.
Si te ofrecen un crédito que crees necesitar, no lo aceptes antes de pensarlo muy bien por lo menos una semana.
Si te llega a casa una tarjeta o cualquier otro crédito “preaprobado”, habla inmediatamente al banco (o a quien sea que te lo haya mandado) para cancelarlo (apunta el número de cancelación que te den). Ni abras el sobre, no averigües los detalles y no te dejes presionar por los vendedores. Asume que es un virus contagioso y deshazte de él.
Recuerda que si solicitas algún crédito, aun cuando sea para tu esposo o tu hermana, es tuyo. Si el crédito se incumple por cualquier razón, la responsable de pagarlo eres tú (para más sobre el amor y el dinero revisa la regla 9).
Úsalos para lo que son. No todos los créditos son iguales. Por regla general, entre más fácil sean de obtener y utilizar más caros serán (por eso las tarjetas de crédito son las reinas de lo costoso). Si puedes obtener un crédito más barato aunque sea un poco más complicado el trámite, hazlo. Por ejemplo, si quieres comprar una computadora evita usar la tarjeta de crédito y haz el trámite para obtener un préstamo de nómina. Vas a poder obtener lo mismo a un precio más bajo.
Compara. No todos los créditos, aun los que son del mismo tipo, son iguales, incluso puede haber muchas diferencias. Antes de aceptar una tarjeta de crédito, una hipoteca, un crédito automotriz o cualquier otro préstamo, busca por lo menos tres opciones diferentes y compara sus costos y condiciones.
Haz números. La mejor manera de analizar un crédito es poniendo en contexto lo que te va a costar. Ver tasas de interés y promesas publicitarias muchas veces confunde lo que vas a pagar en pesos y centavos. Pide a la persona que te ofrece el crédito un cálculo de lo que vas a tener que pagar cada mes y la cantidad total de intereses que vas a pagar.
Crédito o servicio. Elige la tarjeta de crédito que más se adecue a tu situación.
Si vas a poder pagar el saldo total cada mes, es decir, si sólo vas a usar la tarjeta por el servicio y comodidad que te brinda, escoge una tarjeta que te dé beneficios adicionales (puntos, millas, promociones, seguros…).
Si vas a financiarte con la tarjeta, esto es, si vas a hacer pagos parciales, quédate con la que te cobre menos intereses. Olvídate de los beneficios adicionales.
Como mujer suiza. Siempre paga todos tus créditos a tiempo. Las penalizaciones por retraso, incluso si es un solo día, son muy altas. Verifica de antemano qué debes hacer si el día de pago cae en fin de semana.
Más allá del mínimo. Hay ciertos créditos, como una hipoteca o un crédito de auto, en los que la cantidad que tienes que pagar está determinada, pero en otros (tarjeta de crédito y otros créditos bancarios) tú puedes decidir cuánto pagar:
Nunca, pero nunca, pagues menos del mínimo. Los castigos son enormes y la deuda puede convertirse en una bola de nieve que nunca acabarás de pagar. Si no puedes cumplir con esa cantidad, analiza muy bien la situación de tus deudas y toma soluciones drásticas (revisa el próximo recuadro).
Paga lo máximo posible más allá del mínimo. Entre menos tiempo te tardes en pagar el crédito, menos intereses pagarás y más rápido saldarás la cuenta.
Por una deuda de $5 000 en tu tarjeta de crédito:
En total vas a pagar Intereses pagados Tiempo que te tomará acabar con la deuda Si pagas sólo el mínimo ($250 al mes) $13 862 $8 862 55 meses Si pagas el doble del mínimo $6 840 $1 840 14 meses Si pagas cuatro veces el mínimo $5 808 $808 6 meses Asume tus responsabilidades. Cuando pides un crédito estás firmando un contrato que implica responsabilidades que debes cumplir. Si hay algún problema no puedes excusarte con un “Es que yo no sabía”. Revisa la regla 7 para saber cuáles son y cómo debes manejarlas.
Haz fama… Aun cuando el crédito te espante, no lo elimines de tu vida. Es importante que tengas y utilices bien por lo menos un crédito que esté a tu nombre para que empieces a formar tu historial crediticio (un expediente en el que se evalúa qué tan buena deudora eres y por tanto qué tan fácil es para los bancos y otras instituciones prestarte dinero); así, si en el futuro necesitas un crédito podrás obtenerlo más fácilmente. Lo mejor que puedes hacer es tener una tarjeta barata que uses poco y que pagues puntualmente para que tu historial esté en orden.