Nada en este mundo permanece oculto para siempre. El oro que yace ignorado durante siglos bajo tierra aparece un día en la superficie. La arena se vuelve traidora y delata la huella que la ha pisado; el agua devuelve a la superficie reveladora el cuerpo que ha sido sumergido. El fuego mismo deja escrita la confesión en las cenizas de la sustancia que consumió. El odio fuerza el secreto de su prisión a través de la puerta de los ojos, y el amor encuentra al Judas que lo traiciona con un beso. Allá donde posemos nuestra mirada, la inevitable ley de la revelación es una de las leyes de la naturaleza: el secreto duradero es un milagro que aún está por ver.

WILKIE COLLINS,

Sin nombre

Existe una tierra de los vivos y una de los muertos, y el puente que las une es el amor, lo único que sobrevive y tiene sentido.

THORNTON WILDER,

El puente de San Luis Rey