91 «...Comenzaba ya a ejercitar su bragueta, y las niñeras solían ornársela de bellos ramilletes, de bellas cintas, de bellos capullos. Pasaban el tiempo frotándosela con las manos, y cuando la veían alzar las orejas se morían de risa, cual si el juego las hubiese complacido. Una la llamaba mi barrenita, otra mi pinito, otra mi ramita de coral, otra mi taponcito, mi agujerito, mi pendeloque, mi baja y sube, mi choricito...», etc.<<