37 Roma, como Grecia, tolera oficialmente la prostitución. Había dos clases de cortesanas: unas vivían encerradas en burdeles. Las otras, las «bonae meretrices», ejercían libremente su profesión; no tenían derecho a llevar la ropa de las matronas; ejercían cierta influencia en materia de modas, vestidos y arte; pero jamás ocuparon una posición tan elevada como la de las hetairas de Atenas.<<