Nota del editor inglés
La edición original de Titus solo, de 1959, partió de un mecanoscrito basado en los cuadernos de notas en los que Mervyn Peake escribía siempre. Exámenes recientes de los manuscritos han revelado que esa edición no era completa, de modo que la presente se ha revisado para solventar varias omisiones. Los cambios afectan principalmente a los capítulos 24 (episodio enteramente nuevo), 77, 89, y todos los que van del 99 al final, donde el texto de la primera edición se ha incrementado considerablemente. Con la publicación del nuevo texto, los editores se complacen en cumplir las intenciones del autor y desean unirse a la señora Naeve Peake en el agradecimiento a Langdon Jones por las largas horas y el meticuloso cuidado que puso en comparar las diversas versiones y descubrir los verdaderos propósitos del autor. El señor Langdon Jones escribe:
Cuando me puse a trabajar en la reconstrucción de Titus solo, me basé en tres versiones diferentes. La principal era el primer mecanoscrito. Ésta era la versión que se había dado primeramente para publicación y sobre la cual se habían hecho la mayoría de los cambios. El primer tercio consistía en una copia a carbón sin ninguna indicación. El segundo mecanoscrito era la versión preparada según criterio del revisor editorial en un intento de dar coherencia al libro, ya que por la época en que Mervyn Peake lo entregó estaba ya en la fase final de su enfermedad. De esta versión, el primer tercio consistía en las correspondientes páginas originales del primer manuscrito, corregidas por Peake y el revisor, y los dos últimos tercios (en los cuales se había hecho el grueso de las modificaciones) eran un nuevo mecanoscrito con las especificaciones del revisor, aunque también había esporádicas correcciones de Peake. La tercera versión, a la cual se recurrió para aclarar palabras ilegibles o buscar secciones que habían desaparecido de las otras, era el primer borrador, y estaba escrito a mano en varios cuadernos.
Así, fui reconstruyendo el libro a partir sobre todo del primer mecanoscrito, y recurriendo constantemente al segundo para asegurarme de incorporar a las partes no modificadas por el editor los cambios que Peake había hecho posteriormente.
Mi propósito ha sido incluir todas las correcciones de Peake desestimando las demás. También he intentado hacer el libro lo más consistente posible pero con un mínimo de cambios por mi parte.
Me he visto obligado a aplicar mi propio juicio en muy pocas ocasiones, aquellas en las que lo normal habría sido consultar al autor. He intervenido en unas pocas inconsistencias, siendo el único cambio importante la reticente eliminación de veinticinco palabras del delirio de Tito, en el cual recordaba personajes que él conocía pero el lector no.
De haber podido hacerlo, no cabe duda de que Peake hubiera pulido la historia todavía más. Creo no obstante que en esta versión se ha conseguido expresar ese mal que alcanzó para Peake sus manifestaciones supremas cuando, sirviendo como artista de guerra, hacia el final del conflicto, entró en Belsen. Da la impresión de que Peake veía el mal y la tragedia como fuerzas tangibles, y el libro refleja una lucha que tuvo realmente, cuando él mismo se enfrentó a un horror más espantoso y prolongado que el sufrido por Titus, y al cual el propio autor sucumbiría diez años después.