Agradecimientos

Este libro no existiría sin la ayuda y el esfuerzo de tres mujeres increíbles. Mi agente, la divina y benefactora Joanna Pulcini, es un apoyo incondicional y una brillante lectora. La pasión y el compromiso de Liza Nelligan (junto con sus propios relatos de Sister Zone) me han ayudado más de lo que puedo expresar. Greer Kessel Hendricks no sólo me protegió bajo sus alas y accedió a publicarme, sino que además se convirtió en la reina no oficial de mi club de fans y en mi relaciones públicas de facto. Ningún escritor podría desear lectores más meticulosos ni defensores más enérgicos; me considero afortunada y feliz por tenerlas como compañeras y amigas.

Teresa Cavanaugh y Linda Michaels contribuyeron a la creación de Rose y Maggie. La ayudante de Joanna, Anna deVries, así como la de Greer, Suzanne O'Neill, fueron muy eficaces con mis llamadas por teléfono. Laura Mullen de Atria es una maravillosa además de formidable trabajadora. Gracias a todas ellas.

Para dar las gracias a todos los escritores que me han servido de inspiración, que me han animado y que se han mostrado increíblemente generosos conmigo tendría que escribir un libro entero, así que me conformaré con mencionar a Susan Isaacs, Anna Maxted, Jennifer Cruise, John Searles, Suzanne Finnamore y J. D. McClatchy.

Gracias a todos los miembros de mi familia por su amor, su apoyo y por proporcionarme material. En especial a mi hermana, Molly Weiner, el veloz zorro marrón, por su simpatía y su buen humor.

Gracias a mis amigas por su cariño y su aliento, por reírse cuando oyeron fragmentos de este libro, por haber tenido el tacto de evitar mencionar el deplorable estado de mi casa y de mi higiene personal cuando me enfrasqué en las revisiones, y por dejarme robarles partes de sus vidas, sobre todo a Susan Abrams, Lisa Maslankowski, Ginny Durham y Sharon Fenick.

Quiero que el mundo entero sepa que Wendell, el rey de los perros, sigue siendo mi musa; y que mi marido, Adam, sigue siendo mi compañero de viaje, mi principal lector y un tipo fabuloso allá donde los haya.

Finalmente, y lo más importante, no tengo palabras para darle las gracias a todos los lectores que han asistido a mis conferencias o me han escrito para decirme que les gustó Bueno en la cama y que me diera prisa en terminar el presente libro. Gracias por su simpatía y su incondicional apoyo, y por tomarse el tiempo para decirme que lo que había escrito les había llegado al corazón; espero contarles más historias en el futuro. Mi página Web es www.jenniferweiner.com, ¡y estáis todos invitados a visitarla y decir hola!