(38) Notándole una vez que comía en el foro, dijo: «En el foro me cogió el hambre».

Se puede generalizar en doble entrada así: En el foro me cogió el hambre; en el foro me cogió la sed: en el foro me cogió el sueño, las ganas de rascarme, etc. Y también: En el foro me cogió el hambre; en el teatro me cogió el hambre, en la asamblea me cogió el hambre, etc. O sea, dondequiera que el deseo que sea me sorprenda, allí lo satisfago, si es que tengo con qué. ¿Se dirá que esto es subvertir el orden de la polis, o más bien abolirlo?

Diógenes rompe el hábito del lugar. En la medida en que aparece como la ruptura sistemática y ambulante del hábito del lugar, lo trae a evidencia. En cuanto a nosotros, los criados en el hábito, no tenemos conciencia de nuestro ser habitual. O a ratos la tenemos para olvidarla en seguida.

Mirando a Diógenes vagar por Atenas percibimos la ciudad habitual en un contraluz; percibimos Atenas como un tramado de hábitos. Así, es dada también en perspectiva la vocación de Diógenes. ¿Qué se masturba en público? ¿Por qué el ruido, porque se masturba o porque lo hace en público? Que lo haga, pero que lo haga en su tonel como cualquier «Diógenes sensato». ¡Ahí si que estaría listo Diógenes, encerrado en su tonel!

Vale también la pena atender a la oposición de los dicta: dictum et contradictum. Por ejemplo, en oposición al que comentamos aquí, se lee:

Motejado de que bebía en la taberna respondió: «Y en la peluquería me corto el pelo».