(32) Diciéndole uno muy supersticioso: «De un golpe te romperé la cabeza», le respondió: «Si yo estornudo por tu lado izquierdo te haré temblar».
No sé qué ominosa consecuencia tendría estornudar por el lado izquierdo para nuestro temible supersticioso, pero debió ser cosa muy seria, como para salir arrancando. Este es un texto en que intervienen el poder y la superstición. El fuerte destruye al débil (quizás qué especie de parresia profirió Diógenes, pero debió ser intolerable para este hombre firme en sus supersticiones). El fuerte destruye al débil quebrándole la cabeza de un mazazo; el débil paraliza al fuerte estornudándole por el lado izquierdo. La tribu de Judá y la tribu de Levi. O, si se prefiere, la tribu de los leones y la de los ratones. La Iglesia y el Estado Militar. Una confrontación así hemos observado por años en Polonia entre la Iglesia Católica y el Estado Militar. El Estado Militar tiene miedo de la Iglesia más que de un bombardero; el clérigo tiene miedo de un bombardero más que de una ideología. Yo veo en esta anécdota una confrontación y un empate de la fuerza encarnada en dos formas de poder. Lo que sigue al encuentro y confrontación de estas dos formas de poder es un:
¿Qué haremos, pues? ¿No se sigue como solución del conflicto la unión como sea de la Iglesia y el Ejército? El sacerdote bendice los tanques; no va a estornudar nunca más por la izquierda. El militar se cuadra. ¡Ay del que le toque a un cura! La cabeza le rompe.