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Porter
Día 2 – 17:22
—¿Qué quieres decir con que tienes la ropa de Emory? —preguntó Kloz.
Porter retiró las perchas del gancho y se dirigió de nuevo hacia la puerta.
—¡Oiga! ¡Que tiene que pagarlo! —le gritó el chico desde detrás del mostrador—. ¡Vuelva aquí!
—¿Porter? ¿Estás ahí?
—Estoy en una tintorería en Belmont. El resguardo era de aquí y…
—Un momento. ¿No estás en el hospital? —preguntó Kloz—. Porter, por favor, dime que no te has largado del hospital.
El dependiente de la tintorería salió por la puerta con un cúter en la mano.
—Tiene que volver a entrar y pagarme eso, o vamos a tener un problema muy serio, amigo mío.
Porter se quedó mirando mientras el taxista rodeaba el coche y se acercaba al chico por la espalda. Le arrebató la cuchilla de la mano y le dio una colleja.
—Ese tío es policía, pedazo de idiota. ¿Tantas ganas tienes de acabar hoy en la cárcel?
El chico se frotó la nuca.
—¿Es policía? ¿Y por qué va en pijama?
Porter señaló con la barbilla hacia la tintorería.
—Vuelve dentro, ya.
El chaval giró en redondo y entró por la puerta.
—¿Porter?
Se volvió a llevar el teléfono a la oreja y le habló a Kloz sobre la llamada de Bishop y su corazonada de seguir el reloj. La cabeza le daba vueltas.
—El parquímetro cuesta setenta y cinco centavos la hora, y hay una tintorería en la puerta de al lado. Desde el principio nos estaba diciendo cómo llegar hasta aquí, solo que no lo vimos.
—De acuerdo, pero ¿dónde es «aquí»? ¿Dónde está Emory?
Porter se sacó el reloj del bolsillo, lo sostuvo en alto y lo hizo girar entre los dedos. Presionó el botón de la parte superior, y la tapa se abrió de golpe en un movimiento limitado por la bolsa de plástico. Las manecillas estaban paradas, congeladas en el tiempo.
Las 3:14.
Se dio la vuelta hacia el taxista.
—¿Cuál era la dirección de este sitio?
—El 316 de Belmont Oeste.
Porter se giró a la izquierda. Unas vallas de obra aislaban el edificio de al lado, un rascacielos de cincuenta o sesenta plantas, por lo menos.
—Kloz, ¿quién es el propietario del 314 de Belmont Oeste?
—No cuelgues. —Porter le oyó repiquetear en el teclado—. Es un edificio de oficinas que compró el año pasado la sociedad de responsabilidad limitada Intrinsic Value, que pertenece a la Sociedad CommonCore, una filial que es al cien por cien propiedad de A. T. The Market Corp., una de las empresas de Talbot. Ahora mismo están sometiendo a ese edificio a una reforma integral, y está programado que lo terminen en primavera.
—Mándame para acá ahora mismo al equipo táctico.